Dicen que Javier Milei terminó aceptando la renuncia de José Luis Espert cuando alguien le recordó que presentar su último libro, La construcción del milagro, era inviable con el derrumbe de LLA en las encuestas de la provincia de Buenos Aires. El viernes hablaban de una diferencia de 18 a 20 por ciento. Detrás de bambalinas confesaban 22 por ciento.
El presidente no es totalmente ajeno del desánimo. Una semana atrás se tomó el trabajo de hablar con algunos jefes de Las Fuerzas del Cielo, ligada a Santiago Caputo, para pedirles que lo acompañen en el acto. Sabe que una campaña sin redes sociales, basado en lo territorial, tiene poco valor en estos tiempos, donde la militancia se expresa en el mundo digital para, luego, derramar entre quienes son ajenos a X, Instagram o Tik Tok.
Ayer lo dijo Macarena Alifraco en un posteo más que significativo en X: sin redes no hay campaña, escribió, palabras más, palabras menos. Luego la ex PRO y exsecretaria privada de quien fuera intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, lo borró, seguramente aconsejada por su jefe, el asesor Caputo. El horno no está para bollos y ya todos tienen en claro que a los puros violetas o territoriales, de Karina Milei; y a los bordó o digitales; no los une el amor, sino el terror a que la experiencia mileísta termine después de un resultado electoral adverso.
Un rockstar ahi
Por eso el acto de anoche. Era necesario levantar el ánimo, pegar unos saltos eufóricos, cantar contra zurdos HDP, bailar bajo consignas libertarias. El Observador pudo verlos emocionados, recordando la euforia de 2023 que los depositó en la Casa Rosada con una ingenuidad y una soberbia a prueba de toda realidad. Pero, se sabe, la realidad siempre irrumpe. Y los sueños se hacen añicos.
Para colmo, el optimismo fue generado por un dirigente del PRO. Es verdad que Diego Santilli estuvo a días de afiliarse a LLA, pero lo agarró el gong, con su innegable experiencia política olfateó cala. Solo tuvo que esperar que le cayera una candidatura a liderar el espacio bonaerense. Los libertarios se tragarán ese sapo sin protestar. Necesitaban alguien acostumbrado a ganar.
El objetivo que tiene el Gobierno es módico. Fuentes de la campaña aseguran que perdiendo "por solo" diez puntos en provincia de Buenos Aires y con una elección razonable en Córdoba y Santa Fe podrán ganar o perder por muy poco. Lo que se llama "empate técnico".
Hay quienes piensan que es una hipótesis excesivamente optimista. Otros piensan lo contrario, que pueden ganar por más de 5 puntos. Como sea, lo importante en estas elecciones en que Milei sabe qué le espera en un rango de solidez técnico. No fue lo que sucedió en las elecciones locales de la provincia, cuando los responsables de la campaña (básicamente Karina y Sebastián Pareja) le ocultaron la información hasta el último momento. No por mentirosos, sino porque ellos mismos no podían creer los estudios que les acercaban.
Poco profesionalismo
El poco profesionalismo del gobierno libertario, no solo en materia electoral, sino de gestión, y hasta se podría decir en capacidad emocional para manejar las crisis, expuso una debilidad que está a la vista de toda la casta política y empresaria de la Argentina, y también de Washington DC. Recuperar esa confianza será todavía más difícil.
Para la militancia libertaria el sapo es mayúsculo. Votar a un candidato del PRO como "salvador" del gobierno mileísta es un escenario que no imaginaban, aunque nadie abrió la boca para quejarse.
Por si le faltaran problemas al Gobierno, anoche se pronunció la Junta Electoral Nacional de la provincia de Buenos Aires. Dictaminó que el pedido de LLA para reimprimir todas las boletas únicas papel por cambios en su lista de diputados será decidido luego de una audiencia a realizar el miércoles 8 de octubre de todas las fuerzas políticas para que den opinión en base a informes técnicos y presupuesto que brindarán el Ministerio del Interior y el Correo Argentino.
Lo que hoy por la mañana en el PRO y en LLA daban por seguro se someterá en forma urgente a una evaluación de los competidores de los libertarios.
El descomunal escenario montado en el Movistar Arena, con pantallas superled, que permitió un gran despliegue visual del histrionismo del presidente a una escala nunca vista, difícilmente alcance para cambiar el voto de un electorado agobiado por la crisis económica y las denuncias de corrupción. Pero, eso sí, cantaron unas fenomenales canciones.