El Gobierno anunció el cierre de la empresa estatal Trenes Argentinos Capital Humano (Decahf) y despidió a 1388 empleados, mientras que 423 trabajadores serán relocalizados en la compañía Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado (FASE). La medida, que forma parte de un plan de ajuste, fue oficializada mediante la Resolución N° 35/2024 publicada en el Boletín Oficial la semana pasada.
De acuerdo con la Secretaría de Transporte, esta decisión permitirá un ahorro anual de $42.000 millones, cifra que incluye tanto la reducción de personal como la eliminación de 23 cargos jerárquicos cuyos sueldos oscilaban entre los 2 y 4 millones de pesos mensuales. El vocero del Gobierno, Manuel Adorni, y el secretario de Transporte, Franco Mogetta, detallaron la medida en una conferencia de prensa. Mogetta explicó que la iniciativa responde a la promesa del presidente Javier Milei de reducir el déficit fiscal.
“Cumpliendo con el mandato que la gente le dio a Milei de reducir el déficit, tomamos la determinación de cerrar el Decahf, que durante la gestión de Alberto Fernández gastó US$180 millones en obras de arte para estaciones de trenes de intendentes afines, mientras el sistema ferroviario no recibía el mantenimiento adecuado. Además, la empresa contrató artistas durante la pandemia en el marco de un programa llamado EnTRENtenerte y malgastó recursos en autos, celulares y combustibles”, sostuvo Mogetta.
Críticas a la gestión del Decahf y el destino de los empleados
El Decahf, originalmente diseñado para gestionar el personal ferroviario, fue objeto de críticas por haber asumido funciones que no le correspondían, como la ejecución de obras públicas y la organización de eventos artísticos. Según fuentes de la Secretaría de Transporte, entre 2019 y 2023 la empresa estatal destinó US$10 millones a la realización de obras “innecesarias” para el sector ferroviario y gastó $80 millones en espectáculos que no se alineaban con sus objetivos.
“El Decahf se transformó en una estructura dedicada a satisfacer demandas políticas, sin un beneficio real para el sistema ferroviario”, afirmaron fuentes cercanas a la Secretaría. Entre las críticas más duras se encuentra la denuncia de que las cinco empresas ferroviarias que coexistían contaban con áreas de género sobredimensionadas, cuyos empleados en muchos casos no asistían a sus puestos de trabajo, y con funciones que se superponían.
A pesar del cierre de la empresa, los 423 empleados que serán relocalizados en FASE tendrán funciones clave en diferentes áreas. Según el Gobierno, estos trabajadores participarán en la gestión y administración del Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (Cenacaf), el Centro Nacional de Desarrollo e Innovación Ferroviaria (Cenadif) y el Archivo General Ferroviario, encargado de conservar documentación técnica y patrimonial. Estas tareas incluyen el resguardo de legajos del personal, la conservación del patrimonio histórico y la reparación del material rodante, así como la planificación ferroviaria y la educación de los empleados del sector.
Eliminación del Instituto Argentino del Transporte
Además del cierre de Trenes Argentinos Capital Humano, el Gobierno decidió eliminar el Instituto Argentino del Transporte (IAT), un ente creado en 2014. Según declaraciones oficiales, el IAT "nunca funcionó ni emitió una decisión o acción desde su creación", por lo que su disolución forma parte de la misma reestructuración que busca optimizar el uso de los recursos del Estado.
El decreto 870/2024, publicado también en el Boletín Oficial, establece que todos los recursos materiales y financieros del IAT serán transferidos a la Secretaría de Transporte, la cual se encargará de redirigirlos a otras áreas operativas.
Por su parte, Rafael Skiadaressis, investigador en transporte del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-UBA), opinó que si bien el Decahf se había encargado de proyectos de restauración en estaciones históricas y la conservación de material rodante de valor turístico, la decisión de cerrarlo responde a un esquema de reestructuración más amplio que prioriza la reducción de costos en un sector que, según el Gobierno, estaba sobrecargado de funciones superfluas.
“Era una empresa que no solo se dedicaba a obras públicas, sino que también gestionaba el Museo Ferroviario Scalabrini Ortiz y el taller ferroviario Mario Meoni, donde se realizaban reparaciones. Por ejemplo, restauraron la estación Tomás Jofre del tren turístico Mercedes-Tomás Jofre, una tarea valorada por muchos, pero que no justifica la estructura inflada que tenía la empresa”, explicó Skiadaressis.