En una entrevista con Horacio Cabak en el programa Cabak 107.9, Esteban Tries, veterano de la guerra de Malvinas y miembro de la Asociación Civil Malvinas Educación y Valores, compartió sus recuerdos sobre la guerra, la experiencia del conflicto armado, la dura vuelta a la vida civil y el trabajo que realiza actualmente para preservar la memoria de aquellos que lucharon por la soberanía de las Islas Malvinas. A lo largo de la conversación, Tries no solo relató los momentos más difíciles de su participación en el conflicto, sino también reflexionó sobre el significado de la guerra, la dignidad de los excombatientes y la necesidad de transmitir los valores de la patria a las nuevas generaciones.
Para Esteban Tries, el 2 de abril no solo es un día de conmemoración, sino también un día de celebración. A pesar de las dificultades y el dolor de la guerra, Tries destacó que la recuperación de las Islas Malvinas fue un momento fundamental para la historia de Argentina. “Después de 149 años de reclamación pacífica, el 2 de abril logramos recuperar las Islas Malvinas. Ese día nuestra bandera volvió a flamear allí, y eso fue un logro de todos los argentinos. Es un día para celebrar la soberanía, no solo recordar la guerra”, señaló.
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En este sentido, explicó que la operación para recuperar las Islas Malvinas no fue un acto improvisado, como a menudo se presenta, sino un plan meticulosamente diseñado que comenzó años antes del conflicto. “No fue una decisión tomada de un día para otro. Había un plan preestablecido, el Plan Rosario, que se había estado preparando durante años. Si no se hacía en ese momento, el derecho de reclamo de soberanía podría caducar tras los 150 años de ocupación británica”, aclaró. Tries subrayó que, si bien la guerra tuvo un desenlace trágico, “recuperar las Malvinas era necesario para no perder el derecho sobre el territorio”.
La crudeza del combate y la incertidumbre en el campo de batalla
El veterano relató las duras condiciones que enfrentó en las Islas Malvinas. En su testimonio, recordó cómo, al llegar a la isla el 11 de abril de 1982, se enfrentó a un clima gélido y a un equipo de protección deficiente. “Nos dieron ropa básica, nada que nos protegiera adecuadamente del frío extremo. Recuerdo que los guantes que nos dieron se rompían al primer contacto con las piedras. Solo un dubet israelí fue lo único que nos dio algo de alivio”, explicó.
La guerra comenzó para Tries el 1 de mayo, cuando las primeras bombas británicas cayeron cerca de su posición. “Fue aterrador. El pozo donde estábamos se desmoronaba con cada explosión. No sabíamos si íbamos a sobrevivir. Lo único que nos dijeron fue que rezáramos para que las bombas no cayeran en nuestro pozo”, relató. La falta de visibilidad, la incertidumbre y el miedo dominaron esos días de lucha. “Los ingleses bombardeaban constantemente. Nos decían que no disparáramos, que no hiciéramos nada. Solo quedaba esperar el impacto”, recordó Tries, quien destacó lo desproporcionado de la lucha, con una artillería argentina que no podía alcanzar a las fuerzas británicas.
A pesar de las adversidades, la solidaridad entre compañeros fue clave. Tries subrayó que “no había diferencia de clase, credo o provincia entre los soldados argentinos. Todos nos unimos por una misma causa. El amor por la patria y la camaradería fueron lo que nos mantuvo vivos”. En este sentido, el veterano resaltó el sacrificio y la valentía de sus compañeros, especialmente durante el último combate, el 13 de junio de 1982, cuando fueron enviados a reforzar el regimiento de la Plata. “La última resistencia fue brutal, nos metimos en ríos congelados y luchamos hasta el agotamiento. A pesar de todo, nunca dejamos a nadie atrás. Esos momentos de sacrificio compartido marcaron mi vida”, recordó.
La humillación de la derrota y el regreso al continente
Tras la derrota argentina en las Islas, Tries y sus compañeros fueron hechos prisioneros. Durante tres días, los soldados argentinos fueron mantenidos en un campo de prisioneros sin alimentos ni asistencia. “Nos trataron con mucha dureza. Después de esa estancia, nos embarcaron en el Camberra, un barco británico que nos trajo de regreso. Fueron días de mucha angustia, no sabíamos si íbamos a volver a ver a nuestras familias”, recordó.
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El regreso a Puerto Madryn fue un momento de alivio, pero también marcó el comienzo de la difícil reinserción en la sociedad argentina. “Cuando llegamos, nos recibieron con los brazos abiertos. Nos dieron pan, nos abrazaban. Pero al regresar a la vida civil, la realidad fue diferente. No solo habíamos perdido una guerra, sino que también nos enfrentamos a una sociedad que no entendía lo que habíamos vivido”, expresó Tries.
En ese sentido, habló del "doble karma" que vivieron los excombatientes, siendo militares en una democracia que estaba en pleno proceso de reconciliación con los años de dictadura. “No solo éramos excombatientes, sino que también éramos soldados de una dictadura que la sociedad no quería recordar. Fue muy difícil, muchos excombatientes se sintieron abandonados e invisibilizados”, explicó.
El trabajo por la memoria y la dignidad de los veteranos
A lo largo de los años, Esteban Tries y otros veteranos han luchado por el reconocimiento de su rol en la historia de Argentina. Durante la década de los 90, comenzaron a organizarse en centros de veteranos para reclamar sus derechos. “Lo único que pedíamos era dignidad: trabajo, salud y vivienda. No queríamos dinero, solo ser reconocidos como los patriotas que éramos”, indicó.
Además, destacó que durante el proceso de “desmalvinización” que sufrió el país, muchos de los veteranos no pudieron acceder a trabajos ni fueron aceptados por la sociedad. “En los años posteriores a la guerra, fui rechazado por empresas que no querían saber nada con alguien que había sido parte de ese conflicto. Fue como si nos hubieran borrado de la historia”, lamentó.
Sin embargo, Tries expresó que, a pesar de todos los obstáculos, su lucha no fue en vano. En los últimos años, ha logrado que se les reconozca de manera formal a los excombatientes, con pensiones dignas y el acceso al sistema de salud. A través de la Asociación Civil Malvinas Educación y Valores, Tries y sus compañeros llevan adelante un trabajo de educación y memoria histórica, viajando por el país y visitando escuelas para hablar sobre la importancia de la guerra de Malvinas, su rol en la construcción de la nación y los valores de unidad y sacrificio.
“Queremos sembrar en los jóvenes la idea de que el amor a la patria no es solo una palabra vacía, sino un sentimiento profundo. Hoy, más que nunca, necesitamos recordar lo que hicimos, lo que luchamos y lo que representa nuestra soberanía”, concluyó Tries.