21 de junio 2025 - 9:08hs

Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Son las cinco etapas del duelo según el modelo de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross. Medio siglo después, una tocaya suya, Cristina Elizabet Fernández de Kirchner, transita los primeros de esos pasos que la llevarán a un largo proceso hasta aceptar la dura realidad que le toca vivir: estar en prisión domiciliaria por los próximos 6 años.

La negación, en este duelo político que afronta Cristina, va de la mano con la determinación que tiene de intentar mantener un liderazgo sin matices en el peronismo. Solo de esa manera se entiende su constante provocación a los jueces del tribunal que la juzgó en el caso Vialidad, condenó y ahora debe ejecutar la pena.

Empezó con un tuit dedicado a los jueces, pidiéndole autorización para salir al balcón, donde los increpaba con un irónico “parece joda, pero no…”. Después siguió con la provocación de recibir a Mayra Mendoza por más que todavía no está la lista de los que la pueden visitar. Ahí hay un gris judicial, porque hasta el lunes tiene tiempo de presentar la lista de ingresos, pero ella decidió llevarlo blanco. Y fue la propia Mayra quien al salir anticipó a la militancia que la esperen porque iba a salir al balcón a saludar a pesar de que el tribunal le había aclarado que debía tener criterio a la hora de saber cuándo salir al balcón para no entorpecer la vida del barrio.

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En esta lógica de negación mezclada con ira finalmente salió al balcón, saludó y minutos después fue la propia Mayra Mendoza, nuevamente, la encargada de convocar a un banderazo en San José once once. Nada parecía estar escuchando Cristina a los jueces. Negación total o provocación total.

El despliegue policial del viernes a la madrugada, dispuesto por Patricia Bullrich, hizo cambiar los planes y ahí se dio lugar para que Cristina empiece a pasar a la tercera fase del duelo, mezclando ahora ira con negociación. Terminando el discurso grabado en Parque Lezama, Cristina finalmente hizo lo que se esperaba de ella desde el primer día: que pidiera a los militantes no ir a la puerta de su casa en el barrio Constitución para así darle tranquilidad a los vecinos del barrio.

Ahora se abre una nueva etapa donde, sin militancia en la calle y con el barrio viviendo con mayor calma, Cristina probablemente quiera dar buena letra y empezar a conseguir algún beneficio extra, como por ejemplo no tener que pedir autorización a cada uno de las personas que la visiten ahí.

Números que no le cierran a Cristina Kirchner

El problema para la expresidenta es que está presa también de números que no le cierran. Por más que ella quiera mantener el liderazgo del peronismo, hoy ya no tiene el apoyo social necesario. Por eso el ‘Cristinazo’ que esperaban algunos no llegó a ser tal. Nadie pone en duda la masividad de la marcha a Plaza de Mayo del miércoles 18, pero quedó claro que en su mayoría fue una convocatoria de estructura, muy similar a la que puede ser cualquier movilización convocada por el cristinismo y aliados, como por ejemplo, las de los 24 de marzo. Lejos estuvo de parecerse a la de la marcha en defensa de la universidad pública, en las que hubo mucho más que solo aparato.

Una reciente encuesta de Pulso Research, por ejemplo, marca que solo el 27% de los encuestados considera que es inocente, un número que está ligado a ese 30% de imagen positiva que sigue manteniendo de manera inalterable Cristina Kirchner en los últimos tiempos.

Trespuntozero, por su parte, la tiene un poco mejor posicionada, pero sin despegar. El 38% considera que no es culpable.

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Esa realidad, no obstante, no es solo para Cristina sino para todo el peronismo. Cuando preguntan sobre escenarios electorales, la encuesta de Pulso Research da cuenta de un triunfo amplio de La Libertad Avanza. A nivel nacional, el partido de Javier Milei saca una ventaja de 39% versus 27% del kirchnerismo.

El dilema para Cristina y para el peronismo general es quien va a ser candidato en la Tercera Sección Electoral. Ya se empieza a dar por descontado que va a haber unidad, algo que se va a terminar de confirmar el 9 de julio, cuando vence el plazo para anotar alianzas. Diez días después, se presentan las listas.

En las mesas peronistas empieza a sonar con más fuerza la posibilidad de que Máximo Kirchner sea el primer candidato. En diciembre vence su mandato como diputado nacional, por lo que es de esperar que vaya por una nueva banca. Las malas lenguas dan por descontado que estará en alguna lista por la necesidad de tener fueros. Es uno de los procesados junto a su madre en el juicio Hotesur/Los Sauces.

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Hay una realidad: si Máximo no encabeza algunas de las listas (nacional o provincial) es porque Cristina lo está cuidando ante la inminencia de una derrota que podría exponerlo y dejarlo como el mariscal de la derrota. En ese razonamiento o será cabeza de lista en la Tercera (donde tiene más chances de triunfo) o integrará la lista en la nacional, donde el triunfo libertario hoy parece más posible.

Argumentos que pierden fuerza

En paralelo a las dificultades con los números, al kirchnerismo también parecería que le está costando encontrar argumentos para defender a Cristina Kirchner y ganar el debate en la opinión pública.

Uno de los principales voceros se volvió Máximo Kirchner, quien en diálogo con Radio Con Vos dejó un curioso argumento para criticar el arresto de su madre: "(Carlos) Menem pudo seguir compitiendo hasta el último día. (Fernando) De la Rúa podría haberlo hecho pero no lo hubieran votado porque fue un desastre, por eso está supresión no está bien".

Cuesta creer que la defensa sea la decir que los presidentes no pueden ir presos. Porque además Menem no terminó preso porque tenía fueros como senador, a pesar de que decía presente en pocas sesiones.

El argumento es similar a uno de los más repetidos por los kirchneristas y nuevos defensores: que a CFK la juzgan pero a otros no. Es cierto que la justicia argentina arrastra una enciclopedia de inconsistencias, dudas, polémicas. Y que la propia Cristina se benefició del sistema y ahora sufre a su Frankestein.

Pero no es argumento suficiente. Primero hay una cuestión de tiempos. El expediente de Vialidad tiene origen en una denuncia que hizo Elisa Carrió en 2008 y recién se reactivó con la presentación que hizo el macrismo en 2016. Nueve años después llega la condena firme.

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Miles de personas se juntaron en Parque Lezama para celebrar el Día de la Bandera apoyando a Cristina Kirchner.

Miles de personas se juntaron en Parque Lezama para celebrar el Día de la Bandera apoyando a Cristina Kirchner.

Y segundo, de la contundencia de las pruebas. Ningún kirchnerista puede explicar como fue que Lázaro Báez, amigo de Néstor Kirchner, pasó de ser empleado de un banco a crear una empresa constructora (Austral Construcciones) seis días antes de que asumiera la Presidencia y que en poco tiempo pasara a ser las más beneficiada por los cuantiosos fondos que llegaban a Santa Cruz (la segunda más beneficiada después de Buenos Aires). Y que, como si fuera poco, el círculo se cerraba con los contratos de alquiler de hoteles que Lázaro firmaba con las empresas de los Kirchner. No siempre hace falta ver bolsos volando en un convento para confirmar que hay corrupción.

Después de la negación, la ira y la negociación, la fase del duelo siguiente es la depresión. En el encierro de San José once once, a medida que pasen las semanas Cristina va a entender lo difícil que es no poder salir ni al Instituto Patria. En ese punto es donde probablemente pueda entrar en la fase de aceptación.

Por ahora parece lejana. “Vamos a volver con más sabiduría”, dijo el miércoles en su nota de voz transmitida por altoparlantes en Plaza de Mayo. Hace varios años el lema era “volver mejores” y fue un fiasco. Habrá que ver si el duelo de la prisión le permite construir desde la sabiduría.

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