Sin chances para conseguir suspender al senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con US$ 200.000 en efectivo, el Gobierno giró 180° y apoyó la expulsión. Ese mensaje llegó rápidamente al bloque de La Libertad Avanza (LLA) en la Cámara Alta que cambió su postura. La Casa Rosada, consumada la votación, abrió un nuevo frente de batalla con el PRO.
Javier Milei, con la expulsión de Kueider, dio por terminado un tema problemático para los intereses del oficialismo que, a primera hora de la mañana, podría haber tenido otro desenlace. Las frases del Presidente en "La Misa", el streaming ultraliberal, en donde tildó de "ratas" a los senadores y vaticinó que el entrerriano tenía que "ser echado a patadas" generó un fuerte impacto en los bloques de la UCR y del PRO que, sumados al pedido de desafuero de la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, no estaban dispuestos a hacer "el trabajo sucio" de la Casa Rosada.
Javier Milei y las negociaciones con el PRO por Kueider
Esas horas fueron cruciales para el oficialismo. En el Senado no podían creen que como consecuencia de las frases de Milei se estuviera por perder un senador aliado y que en su lugar asuma uno de La Cámpora. "Se pasó de rosca con sus declaraciones. Había que silbar bajito para mantener un voto clave", se quejó un funcionario que miraba atónito el recorte con las frases del jefe de Estado. Incluso cuando se inició la sesión los jefes de bloque de la UCR y el PRO habían garantizado que no acompañarían al kirchnerismo.
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El Gobierno aprovechó la sesión por la expulsión de Edgardo Kueider para tensionar aún más con el PRO.
Pero con el correr de las horas, y ante la viralización de los discursos de Guadalupe Tagliaferri y Carolina Losada, las posturas de los macristas y los radicales fue mutando. "Con un pedido de desafuero de una jueza como Arroyo Salgado no podemos hacernos los desentendidos", manifestó un senador de la UCR. Con el resultado puesto, la vicepresidente Victoria Villarruel convocó a un cuarto intermedio.
Victoria Villarruel y los diálogos por el caso de Edgardo Kueider
La compañera de fórmula de Milei había seguido las negociaciones en contacto directo con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el asesor presidencial Santiago Caputo. Todos tenían en claro que después de la frase del Presidente el panorama era otro. "Si nosotros pedimos una cosa y después decimos otra no nos podemos quejar", analizó ante El Observador un funcionario nacional al tanto de las negociaciones.
Con el partido resuelto, el Gobierno se puso en marcha para morigerar el impacto del golpe. En ese sentido, exploró un acuerdo con el PRO. La UCR estaba decidida a votar casi en su totalidad la expulsión de Kueider. El ex presidente Mauricio Macri junto a María Eugenia Vidal comenzaron a llamar a los senadores para explicarles la postura del partido de rechazar la expulsión y pedir la suspensión. Todo estaba listo para mostrarse nuevamente en sintonía con LLA. Pero pasaron cosas.
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El Gobierno aprovechó la sesión por la expulsión de Edgardo Kueider para tensionar aún más con el PRO.
Mauricio Macri nuevamente engañado por Javier Milei
El titular del bloque del oficialismo en el Senado, Ezequiel Atauche, anunció la postura de su espacio de votar a favor de la expulsión. El PRO no tuvo respuesta. Cuatro de los seis senadores de la bancada buscaban respuestas entre ellos. Solo Tagliaferri y Luis Juez no acompañaron. La bronca de Macri era mayúscula. "Nos volvieron a cagar y nos dejaron defendiendo al kirchnerismo", se quejó un dirigente del macrismo.
La situación escaló cuando "Las Fuerzas del Cielo" denunciaron en redes que el macrismo fue el único espacio que procuró mantener a Kueider en el cargo. Esa fue la gota que rebalsó el vaso y generó la bronca de Macri. En el Gobierno nadie se hizo el desentendido con la jugada.
"Los dejamos sin la agenda del republicanismo y la lucha contra la corrupción", festejó un alfil del Gobierno en el Congreso. Cerca de Milei hubo otras voces que criticaban la efusividad con la que algunos sectores del oficialismo festejaron la situación en la que quedó el PRO. "No podemos festejar que Cristina Fernández de Kirchner tenga un senador más", repetían como mantra en algunos pasillos de la Casa Rosada. La pelea ahora se trasladará al ámbito jurídico para ver la legalidad de la sesión.
