La medida de fuera afectará todos los medios de transporte, menos los colectivos. El dirigente camionero suma respaldo de universitarios, las dos CTA y los movimientos sociales.
Sin trenes el miércoles por el paro de transporte.
Pablo Moyano tendrá su demostración de fuerza. El poder del dirigente camioneros y cosecretario General de la CGT se pondrá de manifiesto durante el paro de transporte de 24 horas que se realizará este miércoles.
A la parálisis de aviones, trenes, barcos y subtes se le sumarán las universidades nacionales, trabajadores del Estado y los gremios nucleados en la dos CTA. También habrá actividades de los movimientos sociales que llevarán adelante una jornada de ollas populares.
Las centrales sindicales, en proceso de unificación, emitieron un comunicado en el que detallaron las razones de su acompañamiento a la medida dispuesta por la Mesa Nacional de Sindicatos del Transporte.
“Los trabajadores y las trabajadoras nos manifestamos en unidad para rechazar el ajuste del Gobierno Javier Milei”, dice el texto que también detalla las centrales realizarán ollas populares en distintos puntos del país y llevarán a cabo una actividad central en Constitución.
Los gremios universitarios también se sumarán a la jornada de protesta. Los sindicatos docentes y no docentes, que además contaron con el apoyo de la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, decidieron para por 24 horas este miércoles en consonancia con el paro de transporte. La jornada unirá a las dos principales federaciones docentes, Conadu y Conadu Histórica.
Más allá de la adhesión al paro del miércoles, con la mirada puesta en el debate del presupuesto, los estudiantes y los gremios docentes marcharán el viernes a plaza de mayo y, al mismo tiempo, comienzan a organizar una nueva marcha federal que podría llevarse a cabo el 12 de noviembre.
La medida de fuerza también contará con el acompañamiento de ATE. En este caso, los empleados estatales llevarán adelante un paro de 36 horas, que comenzará el mediodía del martes y se extenderá durante toda la jornada del paro nacional de transporte.
El gremio encabezado por Rodolfo Aguiar comenzará el plan de lucha con una movilización al Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado que conduce Federico Sturzenegger.
La concentración será en el Obelisco, y desde allí los trabajadores marcharán hacia la sede de esa cartera en la Avenida Roque Sáenz Peña 788, en una medida de fuerza que se extenderá durante todo el miércoles, para confluir con el paro de transportes.
"En el Estado hay sindicalistas que militan la resignación y el miedo en los sectores de trabajo. Destruyen nuestros salarios, nos echan como perros, quieren vender todos los inmuebles del Estado, ¿Cuándo van a parar si no paran ahora? ¿Cuándo van a marchar si no marchan ahora?", apuntó Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE.
Además, indicó que "la única manera de evitar que el Estado termine de ser usurpado por los grandes grupos empresarios es estando en la calle. La gente empieza a tomar conciencia de la estafa. Le mintieron, no había ´ñoquis´ ni un Estado sobredimensionado. Este Gobierno protege y se abraza a la casta".
En ese marco, está claro que el paro será visible, pero no contundente. La ausencia de la UTA en la medida de fuerza, dejará rengo el paro. La decisión del gremio de choferes de colectivos de anunciar su propia medida de fuerza para el jueves dejó a Pablo Moyano sin la posibilidad de paralizar todas las actividades sin la anuencia del ala más diplomática de la CGT encabezada por Héctor Daer.
Los diferentes dirigentes que se sumarán a la protesta asumen que la jornada de protesta no cambiará nada. Incluso aseguran que el Gobierno no tomará nota. Sin embargo, entienden, que se trata de volcar a la calle el clima que se vive dentro de los lugares de trabajo.
Más allá de las dudas sobre la contundencia del paro, puertas adentro de la CGT la movida encabezada por Pablo Moyano surtió efecto. Por lo menos eso aseguran los dirigentes del ala combativa. Estiman que la decisión de llevar adelante la medida de fuerza del jueves le puso un freno al impulso del Gobierno de acodar con los gremios dialoguista el trazo fino de la reglamentación de la reforma laboral.