En medio del proceso electoral y ante los imprecisos anuncios del envío al Congreso de una reforma laboral, la CGT comienza a marcar los límites para la discusión. En ese marco, y ante la posibilidad concreta de la modificación de la jornada laboral, la central obrera plantea la necesidad de una reducción en la carga horaria.
La campaña es intensa. Los anuncios del Gobierno pasan de largo en medio de los escándalos y las declaraciones polémicas de algunos candidatos, sin embargo la CGT está enfocada en dos cuestiones centrales de cara a lo que viene: la reforma laboral y la reforma tributaria.
Desde la central obrera aseguran que no hay conversaciones formales, pero que como siempre están dispuestos al diálogo y no ven margen para que el Gobierno pueda avanzar en cuestiones estructurales sin lograr primero un consenso con los representantes de los trabajadores y los bloques opositores.
En ese contexto y ante la posible discusión de una reforma laboral, desde la CGT sostienen que en caso de que se abra el debate el primer punto tiene que ser "la reducción de la jornada laboral".
La respuesta de Daer a Caputo
El que planteó la postura fue Héctor Daer, actual cosecretario general de la CGT, que aprovechó el canal de streaming que tiene la central obrera para contestarle a Luis "Toto" Caputo. El ministro de Economía había dicho en el Coloquio de IDEA, en un mensaje grabado, que "la reforma laboral es fundamental. Venimos de un régimen laboral arcaico, rígido e imprevisible. Necesitamos un régimen laboral más ágil, dinámico y que termine con la industria del juicio que solo favorece a un puñado en contra de todos los argentinos".
Daer relativizó los dichos y aseguró que para poder plantear la reforma el oficialismo tendrá primero que ganar con claridad los comicios del próximo 26 de octubre.
En ese marco, y en torno a la reforma laboral, en la CGT no parece haber grietas. Más allá del diálogo permanente que mantienen algunos sectores con el Gobierno, ninguna de las facciones de la central obrera está dispuesta a dar la discusión para avanzar con una reforma que restrinja o elimine derechos adquiridos por los trabajadores.
El tema, por ahora, no cae en la grieta interna con la que convive la CGT desde hace por lo menos una década. La debilidad política del Gobierno y la lectura de lo que pueda pasar en las elecciones son parte del análisis que hace la central obrera para definir la estrategia de cara a los próximos dos años.
Ante la casi certeza de que la popularidad del Gobierno entró en una espiral descendente, y a la espera de que eso sea confirmado por las urnas, los principales dirigentes gremiales comienzan a tallar los lineamientos de un frente sindical combativo que tendrá como primer objetivo concreto recuperar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores formales.
El libreto ya está escrito, para ver su ejecución habrá que esperar hasta el 27 de octubre.