El presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, no oculta sus cartas y en las últimas semanas se encuentra muy activo. No lo hizo durante la campaña y tampoco ahora.
En el discurso que pronunció en la tradicional cena de Poder Ciudadano no dejó dudas. Allí, Rosatti apuntó contra su par Ricardo Lorenzetti, a quien le adjudicó un modelo de conducción "unipersonal y superconcentrada" al principal interlocutor del máximo tribunal con el Gobierno de Javier Milei.
Los enojos libertarios hacia el reelecto presidente de la Corte están relacionados, sobre todo, con el fallo que frenó los decretos del Gobierno para declarar a la aeronavegación como un servicio esencial, dado a conocer en medio de la pelea con los gremios que dejó a decenas de miles de personas varadas por varias semanas.
Para el juez que firmó el fallo, Ricardo Hierrezuelo -un hombre cercano a Rosatti-, los decretos del Gobierno vulneraban el derecho a huelga garantizado por la Constitución.
Desde la Casa Rosada lo leyeron como un fallo a medida de los gremios. Y en ese marco, desde el Ejecutivo, se hicieron eco de los rumores que retumbaban en los pasillos de Tribunales respecto de la mano de Rosatti detrás de resolución judicial.
Algunos jueces alertaron al Ejecutivo sobre la injerencia del presidente del máximo tribunal de Justicia en el caso y aseguraron que hubo llamados desde las oficinas de la Corte Suprema ejerciendo presión para que el dictado de la medida cautelar.
Otros de los puntos de la tensión es la designación de los candidatos a miembros de la Corte Suprema.
En el Ejecutivo ya habían tomado nota del trabajo de Rosatti para impedir que Ariel Lijo y Manuel García Mansilla accedan a los sillones de la Corte Suprema. En este caso las alertas se encendieron luego de que algunos legisladores pusieran en autos a la Casa Rosada de que los teléfonos de los despachos estaban sonando con insistencia para obstruir el ascenso de los jueces elegidos por el Gobierno.
Las fuentes hablan de una reunión entre Rosatti y el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona con el objetivo de proponer a Agustina Díaz Cordero, vicepresidenta del Consejo de la Magistratura, como candidata a ocupar el lugar vacante en la Corte Suprema.
Cúneo Libarona trasladó la inquietud. La candidata del Rosatti fue descartada desde el Ejecutivo. La noticia no fue bien recibida en la oficina del presidente de la Corte, que emprendió una cruzada personal con presiones y llamados para conseguir su objetivo.
Cortocircuitos entre Rosatti y Milei
Los cortocircuitos entre el presidente Javier Milei y Horacio Rosatti no son nuevos: comenzaron en la misma campaña electoral que llevó al libertario a la Casa Rosada.
El actual presidente de la Corte nunca tuvo reparos en cuestionar públicamente las ideas centrales de La Libertad Avanza como al propio Javier Milei. Los discursos públicos de Rosatti son pocos, pero tienen una precisión quirúrgica y no dejan mucho margen a la interpretación.
Así fue como en plena campaña, el presidente del máximo tribunal no dudó en señalar la inconstitucionalidad de la dolarización, que por aquel entonces era un activo clave en la campaña presidencial del ahora presidente.
Desde la Casa Rosada también recuerdan que Rosatti no dudó, días antes de la contienda electoral y en el marco de un acto por el aniversario de la sanción de la Constitución que se llevó a cabo en la Universidad de Lomas de Zamora, en sostener que “ojalá que la etapa que se inaugura ahora marque un camino de unión y unidad nacional tan importante para poner al país en marcha”.
Con el correr del tiempo la cosa no mejoró. Meses más tarde, ya con Milei presidente, en su exposición ante la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham), Rosatti decidió fustigar el presidente y luego de mencionar a Juan Bautista Alberdi en su discurso disparó: “Tan citado y tan poco leído”. La referencia hacia el primer mandatario fue evidente. No necesitó explicación.