¿Milei atraviesa su peor o su mejor momento? Por ejemplo: cualquier otro presidente debería estar afectado por la investigación judicial y la repercusión política alrededor del escándalo del criptogate.
Sin embargo, tanto él como la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, dicen estar “tranquilos, porque no hicieron nada malo”. Aunque la duda, en una buena parte de la sociedad, todavía persista.
¿Fue candidez? ¿Se trató de un penal mal pateado, a la tribuna? ¿Un problema entre terceros? ¿O, en efecto, alguien cercano al gobierno, se quedó con plata que no era suya?
Por lo pronto, esta semana “cayó” el primer funcionario público involucrado en la presunta estafa. Se llama Sergio Morales.
Morales era asesor en criptoactivos de la Comisión Nacional de Valores. Se lo vincula con Mauricio Novelli, uno de los principales involucrados en el lanzamiento de la cripto moneda $LIBRA. De hecho, entraron juntos a la Casa Rosada el 11 de junio del año pasado.
¿Empezarán a caer de a uno, otros funcionarios y allegados al escándalo? Los analistas clásicos se preguntan, un tanto ilusionados:
¿Se terminó la luna de miel de Milei con el 57 por ciento de los argentinos, los mismos que le dieron el triunfo en la segunda vuelta?
Cualquier miembro de las Fuerzas del Cielo, a la última encuesta de Opina Argentina, publicada ayer, la debería estar interpretando como una señal de alerta. Porque la imagen positiva de Milei, en marzo, aparece bajando 6 puntos con respecto a la de febrero, y la negativa subiendo 7 puntos.
Pero Milei y su mesa chica prefieran dar más crédito a los últimos resultados de las consultoras Aresco o Isasi-Burdman. Ambos estudios concluyen que ni el criptogate, ni las designaciones para la Corte, ni el discurso de Milei en la apertura de las sesiones ordinarias y ni siquiera la pelea entre Facundo Manes y Santiago Caputo habrían afectado en lo más mínimo a la imagen positiva del presidente.
De hecho, último trabajo, de Isasi-Burdman, la da un 55 por ciento de imagen positiva para enero y un 54 para febrero, manteniendo un 36 por ciento de negativa y subiendo un punto la regular.
El otro frente de tormenta le apareció a Milei con el rechazo de la Corte Suprema al pedido de licencia de Ariel Lijo. Tormenta a la que hay que sumar todas las posibilidades abiertas que se presentan de ahora en más. Por ejemplo:
¿Intentarán los senadores kirchneristas junto con algunos radicales como Martín Lousteau alcanzar el número mágico para voltear las designaciones por decreto de García Mansilla y Lijo?
¿Y en ese caso, los fallos de García Mansilla, ya designado, no perderían validez?
Otra pregunta: ¿Lograrán los senadores kirchneristas junto a otros como la larretista Guadalupe Tagliaferri llegar a la instancia de discutir ambos pliegos para después rechazarlos?
Y la pregunta de fondo:
¿Valía la pena que Milei se desgastara tanto, comprando la "solución Lijo" de Ricardo Lorenzetti?
La lectura del presidente es positiva. La expresó Guillermo Francos, en la última entrevista que concedió, en respuesta a la decisión de Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y García Mansilla de rechazar el pedido de licencia de Lijo.
De nuevo: Milei no parece preocupado
¿Y por qué a Milei, en el medio de tantos errores propios se lo percibe tan tranquilo? Porque, en el fondo, sabe que será juzgado por su éxito o fracaso en bajar la inflación, mantener el dólar quieto y hacer crecer la economía. Algo que la Argentina no puede lograr desde la convertibilidad de Domingo Cavallo y Carlos Menem.
Ahora, por ejemplo, está concentrado en el próximo acuerdo con el Fondo. Por eso escribió ayer, en el diario La Nación una columna titulada Acuerdo con el FMI: sanear el Banco Central para terminar con la inflación.
El presidente tiene la pretensión de hacer docencia. De hacer entender a los argentinos que este convenio será distinto a todos. Que no se usará para cubrir la emisión monetaria espuria. Que no se tomarán los dólares para timbear en el mercado financiero y manipular el tipo de cambio.
A esa columna la complementó el viernes el ministro de Economía, Luis Caputo, con una entrevista, mano a mano, en el piso, con Horacio Cabak. Caputo negó que el Fondo le haya pedido, a cambio del préstamo, una devaluación. Caputo explicó por qué, en vez de mandar el acuerdo primero al Congreso, el Poder Ejecutivo envió un DNU con el proyecto del convenio.
La mayoría de la oposición y los analistas clásicos, como es de esperar, pusieron el grito en el cielo.
"¿Otra vez quieren pasar por encima de las leyes y la Constitución?", levantaron el dedo. Pero la narrativa del gobierno, en este asunto, parece muy sólida. ¿Qué dice?
- Primero: la presentación de un DNU es compatible con la ley y con la Constitución.
- Segundo: sería ideal que lo aprobara el Parlamento, pero la actual composición podría demorar su ok hasta el infinito.
- Tercero: para voltear el DNU se necesita el rechazo de las dos cámaras. Y es bastante difícil que la oposición pueda lograrlo antes de que el convenio entre en vigencia.
- Y cuarto: los fondos frescos del FMI permitirán a la Argentina salir del cepo cuanto antes.
El presidente Milei calcula que, para salir del cepo, al Tesoro le alcanza con paquete de 9 mil millones de dólares. Los expertos hacen sus apuestas y dicen que el préstamo, al final, podría llegar a 12 mil millones de dólares.
Por lo demás, el presidente no le pierde el foco a su otra obsesión: martillar el último clavo al ataúd del kirchnerismo, con Cristina Kirchner adentro, y con Axel Kicillof adentro también.
Por eso no le importa tomar ningún riesgo político. Por eso sigue acelerando en las curvas. Por eso sigue apostando a todo, o nada, sin importan lo que le digan los demás.