Lospennato camina barrios, posa para las redes, se reúne con vecinos y mide cada palabra. Pero no se escapa de lo obvio: es la única figura que logró que Macri vuelva a salir a la cancha. El expresidente, que desde la asunción de Javier Milei había optado por un bajo perfil, rompió su propio silencio para poner el cuerpo en la campaña porteña. No lo hace por nostalgia. Lo hace por poder.
Mauricio Macri, vía Silvia Lospennato, se mide con Javier Milei
En las oficinas del PRO lo admiten sin vueltas: es una elección que los puede dejar sin aire. Después de casi dos décadas de dominio amarillo en la Ciudad, el macrismo enfrenta la posibilidad de sufrir su primera gran derrota desde 2007. Y lo que antes parecía improbable, ahora es tema de discusión en cada reunión de estrategia.
¿Por qué Macri se expone? Porque entiende que esta elección es más que una disputa legislativa: es una pulseada política con Milei. El presidente, que en su alianza con Patricia Bullrich y el operativo pinzas sobre Jorge Macri juega al desgaste, desafía al exmandatario incluso en el terreno que supo ser su fortaleza. La Ciudad ya no es un territorio seguro. Es un campo de batalla.
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Silvia Lospennato, la última apuesta de Mauricio Macri para salvar al PRO de ser absorbido por Javier Milei.
El desafío del PRO por sobrevivir a la ola libertaria
Silvia Lospennato no es una outsider. Su nombre suena en los pasillos del Congreso hace años. Fue jefa de campaña de Marcos Peña, protagonista en los debates por la Ley de Aborto Legal, y siempre cultivó un perfil técnico, racional, de gestión. En estos días, sin embargo, debe jugar un papel distinto: el de encarnar una bandera. Ser “la de Macri”.
En las recorridas lo repite con tono amable pero firme: “No todo es destruir. También hay que construir algo mejor”. Es su forma de marcar diferencias con el discurso libertario sin romper del todo los puentes. Porque si algo aprendió el PRO en estos meses es que pelearse con Milei sale caro. Pero callarse también.
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Silvia Lospennato, la última apuesta de Mauricio Macri para salvar al PRO de ser absorbido por Javier Milei.
Las esquilas de la interna presidencial del PRO todavía dañan
A Lospennato le toca una campaña incómoda. No solo enfrenta a los libertarios que le disputan el voto joven y desencantado. También camina sobre los restos de un partido en crisis. Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, dos de los líderes históricos del espacio, decidieron mirar para otro lado.
El respaldo de Jorge Macri —que sí la banca desde el gobierno porteño— no alcanza para compensar esa orfandad. Porque el PRO ya no es lo que era. La disciplina partidaria se rompió, los liderazgos están dispersos y la marca se desgastó. En ese contexto, Lospennato parece ser más una apuesta personal de Macri que una síntesis del espacio.
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En términos de campaña, su equipo intenta mostrarla como una figura fresca, técnica, capaz de reconciliar gestión con sensibilidad. En los hechos, esa ecuación está por verse. Lo cierto es que, sin Macri en escena, su candidatura no tendría el peso que hoy tiene. Y esa es su mayor fortaleza, pero también su límite.
Para el expresidente, esta elección es un termómetro. Si Lospennato gana, podrá decir que su palabra todavía ordena. Si pierde, será la confirmación de que su tiempo pasó. Por eso eligió un perfil bajo en el resto del país, pero puso toda la energía en esta campaña porteña. No hay segundas intenciones: hay cálculo puro.
La pelea entre Mauricio Macri y Javier Milei
En privado, Macri no oculta su fastidio con Milei. Lo acusa de no tener responsabilidad institucional. Pero públicamente mide cada intervención. Elige a Lospennato como vocera indirecta. Y a través de ella intenta marcar una agenda que combine gestión eficiente, crítica al caos libertario y defensa de ciertos valores republicanos.
Pero el PRO ya no controla el tablero. La Ciudad, su gran vidriera política, ahora es territorio en disputa. El electorado cambió, las lealtades se debilitaron y el mileísmo avanza con un lenguaje simple y brutal que conecta con la bronca. En ese clima, el desafío de Lospennato es doble: resistir el avance libertario y sobrevivir al derrumbe del propio partido.