17 de julio 2024 - 16:19hs

Investigadores encontraron la primera evidencia de presencia humana en el sur de América, adelantando su llegada en unos 5000 años respecto a lo previamente conocido. Este hallazgo se realizó en la región del Río Reconquista, en la provincia de Buenos Aires.

El descubrimiento se centra en un gliptodonte, técnicamente denominado Neoesclerocalyptus, de unos 300 kilos y dos metros de largo, junto con restos humanos. Los huesos del mamífero acorazado, que es similar a una enorme mulita, fueron encontrados a orillas del río.

Este hallazgo sugiere que los humanos estaban presentes en Sudamérica mucho antes de lo que generalmente aceptan los antropólogos. Los investigadores de la UNLP enviaron las muestras óseas al Instituto Pasteur de la Universidad de París, en Francia, para su datación.

Las características encontradas en la investigación

Las características únicas, como la cantidad, ubicación, ángulos y profundidad de los cortes en los huesos del Neosclerocalyptus, junto con la posición lateral del caparazón y los fragmentos óseos, indican el uso de técnicas específicas para separar la carne del esqueleto. Mariano Del Papa, líder del equipo de la División Antropología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), explicó esto en una entrevista con La Nación.

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Los resultados, publicados recientemente en la revista PlosOne, cuestionan el conocimiento existente sobre la colonización del sur de América. El editor de la revista destacó en un comunicado la relevancia del descubrimiento, que contó con el apoyo de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara. "El momento de la ocupación temprana de América del Sur es un tema de debate intenso, muy relevante para el estudio sobre la dispersión de la población en el continente americano y el papel que habrían tenido los humanos en la extinción de los grandes mamíferos al final del Pleistoceno," se mencionó. La escasez de evidencia arqueológica directa sobre la presencia humana temprana y las relaciones entre humanos y animales complican este debate.

El animal, según los investigadores, fue encontrado sobre su caparazón, con las patas hacia arriba y ligeramente inclinado hacia el lado izquierdo. Los Neosclerocalyptus, los gliptodontes más pequeños, pesaban alrededor de 300 kilos, medían unos dos metros de largo y se extinguieron hace aproximadamente 8000 años.

El análisis de radiocarbono realizado por Rascovan en el laboratorio Ciram en París determinó que los restos fósiles tienen unos 21.000 años de antigüedad. Esta datación supera en casi 6000 años a otros hallazgos arqueológicos de la región austral, que sustentan la teoría de la migración humana hacia el sur a través del estrecho de Bering.

Utilizando imágenes en 3D y un análisis cualitativo de las marcas, los investigadores notaron diferencias entre las marcas en la zona de la pelvis del animal y las vértebras, asociadas con la presión ejercida para cortar tejido de distinta densidad. Para confirmar sus observaciones, compararon las marcas con modelos digitalizados de cortes óseos hechos a 45° y 90° en un laboratorio.

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Las marcas fueron encontradas en las zonas resaltadas en celeste. Imagen: Museo de Ciencias Naturales de La Plata

Las marcas fueron encontradas en las zonas resaltadas en celeste. Imagen: Museo de Ciencias Naturales de La Plata

La palabra de un investigador: Mariano Del Papa, licenciado en Antropología

Mariano Del Papa, licenciado en Antropología especializado en Arqueología y doctor en Ciencias Naturales por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), destacó la importancia de este reciente descubrimiento. "Este registro pone en discusión cuándo fue exactamente el arribo al continente americano", explicó. El hallazgo sugiere que los humanos llegaron al continente americano hace 21.000 años, mucho antes de lo que se pensaba.

Del Papa explicó a Clarín: “Desde inicios del siglo XXI se comenzó a sistematizar un 'paradigma temprano', que plantea que la llegada de humanos fue por lo menos hace 20.000. Hubo hallazgos en Canadá, Estados Unidos y México que lo demuestran”.

El descubrimiento en Merlo no solo respalda este "paradigma temprano", sino que también representa uno de los registros más antiguos encontrados hasta ahora en América del Sur. Aunque Del Papa considera que este es “el más” antiguo, reconoce que hay otros hallazgos en Brasil que podrían tener 25.000 años. Sin embargo, añadió: “Esos investigadores encontraron hueso de animal del que, desde mi punto de vista, no termina de quedar claro si tiene modificaciones generadas por la propia actividad humana o si es resultado de la actividad de insectos”.

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El registro en Merlo, entonces, podría ser la evidencia más antigua de la presencia humana en la región sudamericana. Del Papa aclaró que “el hallazgo propiamente dicho fue del paleontólogo Guillermo Jofré, a orillas del río Reconquista”.

Aunque la fecha exacta de la llegada humana al continente sigue siendo debatida, Del Papa señaló que la ruta migratoria no es objeto de controversia: “Sabemos que fueron de Siberia a Alaska, pasaron por América del Norte y de ahí fueron bajando hasta poblar Tierra del Fuego”.

Este hallazgo es una pieza clave en la discusión sobre la colonización temprana de América del Sur y desafía las teorías previas sobre la migración humana en el continente.

El arqueólogo Miguel Delgado brindó más información

“La evidencia a partir de nuestro estudio cuestiona el marco temporal de la primera población humana de América que la ubica hace 16.000 años”, afirmó Miguel Delgado, miembro de la División Antropología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP.

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De izquierda a derecha: los investigadores Mariano Del Papa, Miguel Delgado y Martín de los Reyes

De izquierda a derecha: los investigadores Mariano Del Papa, Miguel Delgado y Martín de los Reyes

En su investigación, Delgado y su equipo utilizaron imágenes en 3D y análisis cualitativos para examinar las marcas encontradas en los huesos de un animal. Descubrieron diferencias significativas entre las marcas en la pelvis y las vértebras del animal, relacionadas con la presión aplicada al cortar tejidos de distintas densidades. Delgado explicó: “Empezamos a tratar de contextualizar esas marcas en el paleoambiente para ir descartando otras variables que podrían haber intervenido en el patrón de corte”.

Para verificar sus observaciones, utilizaron una base de datos comparativos y cotejaron las marcas con modelos digitalizados de cortes óseos realizados a 45° y 90° en un laboratorio. Delgado continuó: “Las marcas que encontramos se agrupan de manera muy similar con las experimentales, hechas por humanos, con lo que fuimos reforzando nuestras observaciones”. Este hallazgo respalda la interacción entre los primeros pobladores y la megafauna hace 21.000 años.

Para finalizar, el investigador enfatizó la importancia del estudio: “Este es un debate candente en la actualidad y, con estos datos bien comprobados con las mejores técnicas disponibles, aportamos nuestro granito de arena a un cambio de paradigma sobre el poblamiento de América”.

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