28 de septiembre 2024
13 de septiembre 2024 - 15:03hs

Argentina vive un momento clave, y quiero compartir mi visión de algunos aspectos que considero fundamentales para entender dónde estamos y hacia dónde podemos ir. Hay cosas que se están haciendo bien, otras no tanto, pero lo cierto es que el camino está marcado, y hay que avanzar.

Para mí, recuperar el control del orden público es una cuestión esencial. No estamos hablando de represión ni de medidas autoritarias, sino de algo tan básico como que la gente pueda circular por las calles con previsibilidad y tranquilidad. Hay que poner el foco en que todo país que pretenda ser viable necesita orden, porque sin él, todo lo demás se desmorona.

Ahora bien, esto no significa que todo se esté haciendo perfecto. Por ejemplo, lo ocurrido con la niña que fue gaseada por la policía es un error que debe ser investigado y sancionado. No me tiembla la mano al decir que se debe sumar a quien corresponda y llegar hasta el fondo del asunto. Pero a pesar de estos errores puntuales, insisto: recuperar la calle es indispensable. Vivir en un país donde se respete el orden público es clave para la previsibilidad y el bienestar social.

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Inflación y relaciones internacionales

Otro aspecto donde noto cierta mejoría es en la inflación. No estoy diciendo que el problema esté resuelto, pero los números muestran una desaceleración. ¿Estamos mejor? Creo que sí, pero esto no significa que podamos relajarnos, porque el desafío sigue siendo inmenso. Al menos hay una tendencia más positiva, lo cual ya es algo.

En el plano internacional, prefiero que Argentina esté alineada con Estados Unidos e Israel, en lugar de con dictaduras como las de Venezuela, Cuba o Irán. Es una cuestión de sentido común. A mí no me gustan las dictaduras, y estoy seguro de que a la mayoría de los argentinos tampoco. Fíjense que quienes marchan y celebran esos regímenes no se mudan a vivir allá. ¿Quién de los que defiende a Venezuela va a pasar sus vacaciones allá? Nadie. Y los que van a Cuba, lo hacen por turismo, no para quedarse a vivir.

Es curioso cómo hay quienes idealizan esos lugares, pero luego eligen viajar a países con más libertad y oportunidades. Este es un punto que no deja de sorprenderme y que deja claro que, al final del día, la libertad y el bienestar económico son valores que trascienden cualquier ideología.

Desregulación, Estado y corrupción

Soy un convencido de que el Estado no tiene que estar en todos lados ni complicarle la vida a los ciudadanos. Me gustan las desregulaciones que se han impulsado, porque me parece que alivian un poco la carga de los que estamos trabajando todos los días para salir adelante. No quiero un Estado que me ayude, quiero un Estado que no me ponga trabas, que me deje laburar en paz.

Hoy, siento que por primera vez hay un rumbo claro en algunas áreas. No todos estarán de acuerdo, lo respeto, pero al menos hay una dirección hacia la que se está avanzando. Esto es algo positivo, aunque siempre haya cosas por mejorar.

No podemos dejar de hablar de la corrupción. El reciente escándalo vinculado a los seguros fue un golpe duro para el kirchnerismo y su relato. Todo explotó con la denuncia del gobierno, que terminó destapando lo que muchos ya intuían. Esto le quitó la máscara a un sector que pretendía seguir con el mismo discurso de siempre, pero ya no cuela. La gente no es tonta, nadie se cree más esos relatos.

Esto me lleva a otro punto importante: la gente ya no sigue ciegamente a los comunicadores. Hoy, los ciudadanos son mucho más críticos, ya no votan ni forman su opinión solo por lo que escuchan en la tele o en la radio. Las redes sociales han generado un cambio cultural en la forma en que nos informamos. Esto me parece interesantísimo, porque ya no importa tanto lo que diga uno u otro formador de opinión, sino que cada persona va armando su propio criterio.

Las redes sociales también son un lugar donde muchos periodistas se sienten atacados o limitados. A mí, la verdad, me importa poco lo que se diga de mí en redes, siempre y cuando sea con respeto. Yo estoy convencido de lo que digo y de lo que pienso, y no me voy a dejar influenciar por las críticas virtuales. Lo que realmente importa es lo que pasa en la calle, lo que la gente vive todos los días.

En conclusión, creo que estamos en un momento donde hay señales positivas en ciertos aspectos, pero no podemos perder de vista que todavía queda mucho por hacer. Recuperar el orden, mantener bajo control la inflación, alinearnos con las democracias que respetan las libertades y seguir destapando la corrupción son temas clave para el futuro de nuestro país.

Esto no es una cuestión de ideologías, sino de sentido común. Hay que avanzar en la dirección correcta, con un Estado que nos deje trabajar y vivir en paz, y con una ciudadanía cada vez más crítica y despierta.

Temas:

Argentina inflación orden público Corrupción

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