El domingo 29 de septiembre, Susana Giménez, con su mejor voz aniñada y un obvio guiño de la Casa Rosada, le pregunta al presidente Javier Milei: ”Y con China… ¿qué vamos a hacer?
Muchos esperaron una categórica condena al Comunismo, como ya habia ocurrido en otras oportunidades. Pero no fue asi.
El presidente califico como “muy interesante” en vinculo con China, destacó que era un “buen socio”, porque “no pedía nada a cambio” ,y anunció un viaje a Beijing para el mes de enero del 2025.
Era previsible. China es nuestro segundo socio comercial y el primero agroindustrial.
China es el primer socio comercial de Brasil -exporta al gigante asiatico por 122.000 millones de dólares el ultimo año y tiene un superavit de 60.000 millones de dólares-. Nosostros estamos muy lejos de esos numeros: exportamos solo 5.000 millones de dólares y tenemos un deficit de 9.800 millones de dólares.
Por supuesto que la solución a ese déficit no es limitar las exportaciones chinas, sino multiplicar las nuestras. Pero ¿es eso posible?
Si Argentina produjera cinco veces más alimentos, minerales y energía, podría tener toda esa producción vendida en China. Tenemos todos los protocolos de exportacion aprobados, y existe la demanda; lo que no tenemos es producto disponible. Ese es nuestro gran desafio. Si reconstruimos las capacidades productivas -que tenemos, por disponer de los recursos humanos y naturales- el mercado chino seria nuesstro primer y mejor destino.
Tambien deberiamos tener una politica comercial conjunta con Brasil, Paraguay y Uruguay. Negociando un tratado de libre comercio, que China nos ofrece desde el 2014, y que nos permitiria multiplicar nuestra exportaciones rapidamente.
China es tambien un gran socio a la hora de las inversiones y el turismo.
Lo que no debemos tener es miedo o prejuicios...
Somos diferentes, y mucho, pero la diversidad es la regla de juego del siglo XXI. Nosotros somos occidentales y tenemos nuestra propia vision ideologica. No necesitamos cambiar eso. Solo tenemos que entender que el mundo es “ancho y ajeno” pero puede ser propio, si nos abrimos para entenderlo y participamos con decisión de las grandes corrientes productivas y tecnologicas actuales.
El mundo espera eso de nosotros.