La gobernadora de Alaska Sarah Palin se opuso a la educación sexual explícita en las escuelas cuando fue consultada sobre si apoyaba los programas de abstinencia exclusiva, en 2006.
Los legisladores estadounidenses han votado cientos de millones de dólares en la última década para los estados que querían promover la educación de la abstinencia en las escuelas, pese al extendido escepticismo sobre su efectividad.
La cifra representa casi el doble que la de Gran Bretaña -que tiene la tasa más alta en Europa- de 27 nacimientos de cada 1.000.
Según la asociación "National Campaign to Prevent Teen and Unplanned Pregnancy", tres de cada 10 adolescentes estadounidenses se embarazan antes de los 20 años, lo que representa más de 729.000 embarazos adolescentes cada año. Ocho de cada 10 embarazos adolescentes no son planeados, indicó la campaña.
Pero John Santelli, profesor de la Mailman School of Public Health de la Universidad de Columbia, estimó que este enfoque está cada vez más desacreditado.
"Hay una oposición tan fuerte (a estos programas) en la comunidad de la salud pública que muchos Estados rechazan los fondos federales para su aplicación, lo que no es común", aseguró.
"El mayor determinante de si un adolescente tiene o no sexo no es la educación sexual, son los padres. Pero los padres tampoco son 100% efectivos", admitió.