Al sol de la una y media de la tarde del lunes, a un costado del asfalto caliente de Montevideo Shopping, no había nadie que pudiera ayudar a Laura Castillo. "¿Cómo que está cerrado, si el casino no cierra nunca?", se preguntaba decepcionada.
El casino
Maroñas Entertainment, en un hecho como no se recuerda en la empresa, había sido asaltado cinco horas antes por ocho delincuentes disfrazados de mujer que, según fuentes del caso, lograron llevarse casi $ 6 millones.
La incredulidad de los clientes, que se daban de bruces contra la puerta de vidrio cerrada y con un guardia de seguridad del otro lado negando el ingreso con la cabeza, se expresaba siguiendo un ciclo que parecía ensayado. Primero preguntaban, "¿cerrado, cómo?", luego golpeaban las palmas contra las piernas indicando frustración, y al final remataban con un chiste alusivo a la lógica comercial del establecimiento: "¡Mejor, nos ahorramos plata!", "¡vaya una por tantas!", o, como dijo sin escrúpulos Alberto, un veterano vestido con boina y pantalón de pana pese a los 30 grados a la sombra: "Está bien, ¡por todas las que nos afanaron a nosotros!".
Pero el humor no atrapaba a Laura, que seguía lamentándose: "¿Ahora cómo me distraigo de la vida?". Laura es clienta del casino desde hace 14 años, y la frecuencia con que apuesta se incrementó cuando su esposo no salió bien de una operación y quedó paralítico hace ya nueve años. Desde entonces pasa hasta cinco horas diarias entre las máquinas de luces brillantes y música artificial. "Pero mirá que no soy timbera. Solo vengo a distraerme, y como yo hay miles", advirtió. El casino también es una actividad familiar que comparte con su hija y su nieta, a quien llevó por primera vez cuando cumplió 18. Y contó que con su hija suelen ir a "comer una pizza" luego de apostar. "Y siempre está abierto; las raras veces que cierra ponen un cartel avisando".
Esta no fue ni siquiera una de esas raras veces. El episodio sorprendió al casino, que nunca había sufrido un atraco en este local en los 15 años que lleva funcionando. El único antecedente de robo a casinos ocurrió hace tres años, en el local ubicado en el
hotel Carrasco.
El operativo de los asaltantes de este caso fue más certero: los delincuentes tardaron menos de dos minutos y se escaparon en dos autos, uno de los cuales fue incendiado a pocas cuadras del lugar. Hasta ahora, la Policía no logró detener a ningún sospechoso.
Lea también Delincuentes vestidos de mujer robaron casino de Montevideo Shopping; se llevaron casi $ 6 millones
Jorge Rodríguez, uno de los guardias de seguridad que ingresaron a media mañana y se salvaron por pocas horas de enfrentar a los ladrones, dijo a
El Observador que no cree que haya forma de detener un
asalto de estas características. "Si entran apuntándonos con sus armas, no tenemos otra opción, chico", aseguró.
Llegado de Cuba hace 10 meses, todavía le sorprende el contraste entre un Estado y otro en materia de políticas de seguridad. "Allá en la isla no tenemos estos problemas. Si te agarran con un arma, vas tres años preso, y si asaltas un banco, te atrapan de seguro y te dan 30 años", dijo.
Finalmente, a Laura la venció el calor y dijo que prefería "hacer tiempo en otro lado". En su bolso había $ 400 gastados en pañales para su marido y guantes de látex para ella. "Es mucha plata, y ya no se ganan $ 4.000 en las máquinas como antes; ahora las ajustaron", volvió a lamentarse mientras se retiraba.