En el ventoso oeste de Irlanda, una innovadora tecnología está desafiando los métodos tradicionales de generación eléctrica. Se trata del uso de cometas gigantes para producir energía renovable, un desarrollo liderado por la empresa neerlandesa Kitepower que promete revolucionar el sector eólico.
En el pequeño pueblo costero de Bangor Erris, investigadores han instalado un sistema capaz de aprovechar el viento mediante una cometa de 60 metros cuadrados, conectada por un cable a una base generadora. Según explicó Padraic Doherty, piloto del proyecto, "la cometa sube y baja como un yo-yo, generando electricidad con cada ciclo de movimiento".
La energía generada se almacena en baterías, de forma similar a los paneles solares. Actualmente, el sistema puede cargar una batería de 336 kilovatios hora, lo cual sería suficiente para abastecer zonas remotas, islas pequeñas, estaciones polares o sitios de construcción, según el jefe de operaciones de Kitepower, Andrei Luca.
Irlanda busca acelerar su transición energética
Esta tecnología representa una alternativa prometedora en un país que busca acelerar su transición hacia fuentes limpias. Irlanda, que en 2024 generó un tercio de su electricidad mediante parques eólicos, se ha fijado como meta alcanzar 20 gigavatios de energía eólica para 2040, y al menos 37 para 2050.
La gran ventaja del sistema con cometas, según sus desarrolladores, es su movilidad y rapidez de instalación: puede montarse en apenas 24 horas, no requiere cimentaciones costosas ni cadenas de suministro extensas, y es menos invasivo en el paisaje en comparación con las turbinas tradicionales.
El sistema también ha demostrado su fiabilidad en condiciones extremas. Durante la tormenta Eowyn, que provocó apagones en gran parte del país a principios de este año, la instalación de Kitepower en Bangor Erris siguió funcionando sin interrupciones gracias a su batería integrada.
La cometa puede alcanzar hasta 400 metros de altura antes de descender a 190, lo que genera un movimiento cíclico que produce cerca de 30 kilovatios de potencia. La fuerza del viento hace girar la turbina, similar a un dínamo de bicicleta, generando hasta 2,5 toneladas de energía por ciclo, según Doherty.
Aunque aún en fase piloto, el proyecto ha despertado el interés de instituciones como la University College Cork, donde el investigador Mahdi Salari destaca su potencial para ser utilizado en ambientes remotos o marinos. No obstante, advierte que Kitepower deberá superar desafíos relacionados con la regulación, la seguridad y la fiabilidad del sistema.
Esta iniciativa muestra cómo el ingenio y la tecnología pueden ofrecer nuevas soluciones frente al cambio climático y la crisis energética, y cómo un pequeño pueblo irlandés podría estar liderando una transformación silenciosa pero poderosa en la forma en que el mundo genera electricidad.
FUENTE: El Observador