7 de noviembre 2025 - 12:46hs

“Ya no tenemos ganado”, lamenta el pastor Chapan Lolpusike, que vive y trabaja en el norte de Kenia. Allí, las sequías prolongadas han forzado a los miembros de la comunidad seminómada Samburu a cambiar sus vacas por camellos, una especie más resistente a las condiciones extremas del clima. Los camellos, que pueden sobrevivir una semana sin agua y consumir pasto seco, se han convertido en la alternativa más viable frente a la escasez de lluvias.

Lolpusike, quien perdió sus vacas y bueyes durante la peor sequía en cuatro décadas, explica que desde que la sequía azota la región, “solo criamos camellos”.

Por otro lado, esta especie, que es capaz de producir más leche y resistir las duras condiciones del ambiente, se ha integrado rápidamente en la rutina diaria de las comunidades locales, cada vez más afectadas por el cambio climático.

El programa de distribución de camellos

Desde 2015, el condado de Samburu lanzó un programa de distribución de camélidos tras la pérdida masiva de ganado vacuno debido a varias sequías consecutivas. La iniciativa, que ha distribuido más de 5.000 camellos somalíes, ha tenido un impacto positivo al ofrecer una alternativa más resistente a la escasez de lluvias, fundamental para la supervivencia de los pastores y sus familias.

Estos camellos somalíes, más grandes y productivos que los rebaños locales, han mostrado ser una herramienta clave para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición en la región. “Si la sequía persiste, no habrá ganado vacuno en ningún lugar”, advierte James Lolpusike, administrador de la aldea.

Mejoras en la salud comunitaria

A pesar de los desafíos, los camellos representan una diferencia significativa. Los cambios más notables incluyen una mejora en la salud de los niños, que ahora cuentan con una fuente constante de leche nutritiva, incluso en la temporada seca. Naimalu Lentaka, una habitante local, destaca que las camellas pueden ser ordeñadas hasta cinco veces al día, a diferencia de las vacas, que solo lo permiten cuando el pasto está verde. “Las camellas aún pueden ser ordeñadas en la temporada seca, y eso marca una gran diferencia”, asegura Lentaka.

Leche nutritiva y carreras de camellos

Además de ser una fuente crucial de alimento, la leche de camella se ha destacado por sus propiedades nutritivas y terapéuticas. Un estudio de la Universidad Meru, en Kenia, ha demostrado que la leche de camella puede proporcionar hasta la mitad de los nutrientes esenciales durante las sequías, siendo vital para las comunidades pastoriles.

El camello también se ha ganado su lugar como una estrella cultural en la región, con eventos como el Derby Internacional de Camellos de Maralal, donde los animales compiten en carreras de resistencia. Este evento, aunque centrado en la competencia, también busca promover “interacciones culturales positivas” y resaltar el valor del camello como símbolo de paz.

El programa de distribución de camellos

Desde 2015, el condado de Samburu lanzó un programa de distribución de camélidos tras la pérdida masiva de ganado vacuno debido a varias sequías consecutivas. La iniciativa, que ha distribuido más de 5.000 camellos somalíes, ha tenido un impacto positivo al ofrecer una alternativa más resistente a la escasez de lluvias, fundamental para la supervivencia de los pastores y sus familias.

Estos camellos somalíes, más grandes y productivos que los rebaños locales, han mostrado ser una herramienta clave para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición en la región. “Si la sequía persiste, no habrá ganado vacuno en ningún lugar”, advierte James Lolpusike, administrador de la aldea.

A pesar de los desafíos, los camellos están marcando una diferencia significativa. Los cambios más notables incluyen una mejora en la salud de los niños, que ahora cuentan con una fuente constante de leche nutritiva, incluso en la temporada seca. Naimalu Lentaka, una habitante local, destaca que las camellas pueden ser ordeñadas hasta cinco veces al día, a diferencia de las vacas, que solo lo permiten cuando el pasto está verde. “Las camellas aún pueden ser ordeñadas en la temporada seca, y eso marca una gran diferencia”, asegura Lentaka.

Un futuro incierto

Aunque los camellos son más resistentes, también dependen del agua, lo que significa que las comunidades siguen dependiendo de las lluvias. “Rezamos para que la situación no empeore”, comentan los habitantes de la desértica región. Con las sequías continuas, la lucha por la supervivencia sigue siendo una constante, pero el cambio hacia los camellos es una estrategia que les ha dado esperanza en tiempos de crisis.

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