China anunció una serie de aranceles a productos estadounidenses en respuesta a la decisión de Donald Trump de imponer un impuesto del 10% a las importaciones de ese país. Pero el gobierno de Xi Jinping, además, adoptó otras medidas contra empresas de EEUU, como Google o la compañía detrás de marcas como Calvin Klein o Tommy Hilfiger.
Las autoridades chinas iniciaron una investigación contra Google por presunta violación de la ley antimonopolio del país. La Administración Estatal de Regulación del Mercado no brindó detalles específicos sobre las acusaciones ni sobre posibles sanciones.
Google tiene presencia limitada en China, ya que sus productos principales, como su motor de búsqueda, están bloqueados en el país. Sin embargo, la compañía mantiene relaciones comerciales con socios chinos, principalmente en publicidad.
En 2017, la empresa había intentado expandirse en China con un centro de inteligencia artificial (IA), pero el proyecto fue cancelado dos años después. Actualmente, Google no realiza investigaciones de IA en el país, consignó la agencia Reuters.
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La inclusión de compañías de EEUU en la "lista de entidades no confiables"
Por otra parte, el Ministerio de Comercio también incluyó a dos empresas estadounidenses en una "lista de entidades no confiables": PVH Group, propietaria de Calvin Klein y Tommy Hilfiger; e Illumina, una empresa de biotecnología con oficinas en China.
Según el gobierno, estas empresas tomaron medidas discriminatorias contra compañías chinas y afectaron sus derechos comerciales legítimos.
Su entrada en esta lista les prohíbe participar en actividades de importación o exportación relacionadas con China, así como realizar nuevas inversiones en el país e implica además revocación de permisos de trabajo para empleados extranjeros. PVH ya estaba bajo el escrutinio de Beijing por supuestas irregularidades vinculadas a la región de Xinjiang, después de que la compañía supuestamente boicoteó el uso de algodón procedente de esa región china.
Escalada en la guerra comercial entre China y EEUU
Las medidas de China llegaron después de que EEUU impusiera nuevos aranceles a productos chinos, aumentando las tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo.
Esta no es la primera ronda de represalias arancelarias. Beijing y Washington ya se midieron en una guerra comercial en 2018, cuando Trump aumentó los aranceles a los productos chinos y China respondió haciendo lo mismo.
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Donald Trump y Xi Jinping en 2019
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Los aranceles chinos, que entrarán en vigor el lunes próximo, incluyen un impuesto del 15% al carbón y al gas natural licuado, además del 10% al petróleo, maquinaria agrícola, camionetas y algunos autos de lujo provenientes de Estados Unidos.
La medida podría afectar a empresas como Caterpillar, Deere & Co. y AGCO, fabricantes de equipos pesados para el sector agrícola o a ciertos modelos de camiones y sedanes de gran cilindrada fabricados en EEUU. Entre ellos podría incluirse el Cybertruck de Tesla, un modelo que la compañía de Elon Musk ha estado promoviendo en China mientras espera autorización regulatoria para su venta.
En diciembre, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información chino clasificó inicialmente al Cybertruck como "vehículo de pasajeros", pero la designación fue retirada poco después. Si el vehículo es considerado un camión eléctrico, enfrentará un 10% de aranceles en futuras importaciones desde Texas.
Washington ha intensificado sus restricciones a China en sectores tecnológicos estratégicos. En diciembre, Beijing respondió con una investigación antimonopolio contra Nvidia, en lo que se consideró una represalia por las sanciones de EEUU al sector de semiconductores chino.
Intel también ha sido objeto de revisiones de seguridad en China, lo que refleja el creciente nivel de fricciones comerciales entre ambos países. La incertidumbre sobre las restricciones mutuas genera presión sobre empresas tecnológicas y manufactureras con presencia en ambos mercados.