El caso del salvadoreño Kilmar Ábrego García, deportado por error a su país en marzo pese a que tenía un estatus protegido, se volvió un emblema de la dura política migratoria de Donald Trump. El migrante volvió a Estados Unidos, donde fue nuevamente detenido y ahora podría ser deportado a Liberia, después de que el gobierno intentara infructuosamente expulsarlo a otros países africanos.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) presentó el viernes documentos ante un tribunal federal de Maryland en el que identificó a Liberia como un lugar para su "remoción", ya que no estaba en una lista de países que sus defensores rechazaron de plano. "Liberia es una democracia próspera y uno de los socios más cercanos de Estados Unidos en el continente africano", indicó.
Kilmar Ábrego García - AP
El texto destacó a su vez que el idioma del país es el inglés, su Constitución "ofrece una sólida protección de los derechos humanos" y que Liberia está "comprometida con el trato humano de los refugiados". Concluyó que Abrego García podría ser deportado para el 31 de octubre.
El gobierno lo acusa de ser un violento pandillero de la Mara Salvatrucha (MS-13) involucrado en tráfico de personas, aunque el salvadoreño niega haber cometido cualquier delito.
La travesía de Ábrego García
Ábrego García había sido deportado en marzo al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la cárcel de máxima seguridad del presidente Nayib Bukele, junto a más de 200 venezolanos y salvadoreños acusados por el gobierno de EEUU de ser miembros de las bandas criminales Tren de Aragua y Mara Salvatrucha (MS-13), sin que se aportaran pruebas al respecto.
El Salvador - migrantes deportados por EEUU en el Cecot - AP.jpg
Migrantes deportados por EEUU en el Cecot de El Salvador
AP
El inmigrante, de 30 años, vivía en Maryland junto a su esposa estadounidense y sus hijos antes de ser detenido. El salvadoreño, que trabajaba en la industria metalúrgica, estaba en el país desde 2011 y contaba con un permiso de trabajo y un estatus protegido a partir de una orden judicial de 2019 que impedía que lo enviaran de vuelta a su país, donde se temía que fuera perseguido por pandillas.
Días después de su expulsión, un alto funcionario estadounidense reconoció que la deportación del salvadoreño fue "un error administrativo", aunque la Casa Blanca asegura que no fue así.
Su caso despertó gran polémica y fue seguido de cerca en todo el país, en el marco del debate sobre las redadas migratorias de la administración Trump y las faltas al debido proceso en algunos casos de detención y deportación de indocumentados. En junio pasado, luego de una batalla política y legal, que involucró hasta a la Corte Suprema, fue devuelto a EEUU, pero al llegar a territorio estadounidense fue acusado de transportar migrantes indocumentados en el país.
Manifestantes sostienen pancartas mientras marchan hacia la Casa Blanca durante una protesta por la liberación de Kilmar Abrego. AFP.webp
Manifestantes piden por la liberación de Ábrego García
AFP
Ábrego García se encuentra detenido y bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). EL DHS quiso deportarlo a Ghana, Eswatini y Uganda, pero no fue aceptado por estos países africanos.
La reacción de su defensa
El abogado de Ábrego García, Simón Sandoval-Moshenberg, criticó el hecho de que Estados Unidos quiera deportar a su cliente "a Liberia, un país con el que no tiene ninguna conexión, a miles de kilómetros de su familia y su hogar en Maryland".
El salvadoreño, en tanto, dijo que preferiría ser deportado a Costa Rica y ese país aceptó recibirlo.
Kilmar Ábrego García - abogado - AFP
Simón Sandoval-Moshenberg, abogado del salvadoreño
AFP
"Costa Rica está dispuesta a aceptarlo como refugiado, una opción viable y legal. Sin embargo, el gobierno ha elegido un camino calculado para infligirle el máximo sufrimiento. Estas acciones son punitivas, crueles e inconstitucionales", escribió Sandoval-Moshenberg en un comunicado publicado en el sitio web de su bufete de abogados, según consignó la agencia AFP.
En una audiencia celebrada hace un par de semanas, la jueza federal de distrito Paula Xinis no se pronunció sobre la solicitud de Ábrego García de ser liberado del centro de detención donde se encuentra recluido en Pensilvania. Sin embargo, en ocasiones pareció no estar convencida de que el gobierno hubiera demostrado una razón convincente para mantenerlo detenido.