Los demócratas entraron en un terreno desconocido. Así lo metaforizó Barack Obama. La salida de Joe Biden a poco menos de un mes para la Convención Demócrata no tiene antecedentes en la historia moderna. Desde que el presidente se bajó, Kamala Harris trabaja a contrarreloj para conseguir un respaldo robusto que le permita ser la elegida de un partido en crisis.
La vicepresidenta ya se anotó el respaldo de Biden, de Bill y Hillary Clinton, de una mayoría de los congresistas, del gobernador de California Gavin Newsom y de al menos una cuarta parte de los 3900 delegados que se reunirán en la Convención de Chicago. No es poco. Pero le falta un sello clave en el pasaporte de su postulación: el de Barack Obama. El de otra prócer demócrata, la histórica congresista Nancy Pelosi, llegó este lunes.
“Tengo plena confianza en que ella nos llevará a la victoria en noviembre”, dijo Pelosi en un comunicado sobre Harris. Tanto Pelosi como Obama coquetearon con la idea de promover debate abierto respecto a quién será el aspirante demócrata. El ex estratega estrella de Obama, David Axelrod, lo propuso explícitamente.
Esa estrategia, sin embargo, podría resultar suicida ante un Donald Trump firme en las encuestas y que está respaldado por un Partido Republicano que el líder MAGA fue moldeando a piaccere.
Cómo vivió Kamala Harris las horas posteriores a la salida de Biden
El domingo por la mañana, Harris tuvo varias conversaciones telefónicas con Biden. Ocurrieron antes del anuncio presidencial que Biden hizo a la 1.46 del mediodía por la red X (la carraspera del Covid lo decidió a usar esa vía). El demócrata de 81 años acompañó el mensaje por un segundo tuit en el que anunciaba su apoyo a Harris.
Según le comentaron a El Observador USA, la VP estuvo rodeada de familiares y personal en la residencia de la Vicepresidenta. Su esposo, el abogado Douglas Emhoff la acompañó en ese trance.
La californiana de 59 años pasó más de 10 horas del domingo haciendo llamadas a más de 100 líderes del partido. Su celular estaba al rojo vivo. Habló con miembros del Congreso, gobernadores, líderes sindicales y de organizaciones de defensa y derechos civiles.
En cada una de esas llamadas, la vicepresidenta dejó en claro que estaba extremadamente agradecida por el respaldo del presidente, pero que planea trabajar duro para ganarse la nominación demócrata por derecho propio. Eso mismo repitió en su mensaje público de X. La elección de las palabras revela que Harris no da por descontado una nominación blindada en su favor.
Una de las llamadas fue con su pastor, Amos Brown III, quien, junto con su esposa, oró por ella, según le contaron a este medio.
A lo largo del día, el vicepresidente usó un buzo con capucha de la Universidad de Howard, remeras y zapatillas deportivas. En medio de muchas llamadas, su equipo organizó el almuerzo y la cena para los asistentes reunidos. El menú consistía en ensalada y sándwiches para el almuerzo y pizza y ensalada para la cena. La ya precandidata a la presidencia eligió su versión favorita: pizza con anchoas.
Los demócratas deberán ahora confirmar a un nuevo candidato en la convención partidaria que se celebrará en Chicago a partir del 19 de agosto. Pero Harris no quiere esperar a esa fecha.
No solo recibió el "total apoyo y respaldo" de Biden, sino también el del expresidente Bill Clinton y su esposa Hillary, ex secretaria de Estado. Y sobre todo el respaldo de dos posibles rivales de peso: los gobernadores Gavin Newsom y Gretchen Whitmer.
¿Quién puede ser el vicepresidente de Kamala?
Hay una danza de posibles compañeros de fórmula para la actual VP. La lista incluye a los gobernadores Andy Beshear de Kentucky; Roy Cooper de North Carolina; Josh Shapiro de Pennsylvania; y Gretchen Whitmer, de Michigan. Si bien Michigan es un swing state clave, una boleta con dos mujeres suena demasiado rupturista.
Lo ideal para Harris sería compensar la fórmula con una figura que le tracciones votos de Michigan, Wisconsin o Pennsylvania, donde los trabajadores blancos de clase media podrían mirar con escepticismo a una mujer negra, sin hijos, liberal y que reivindica el derecho al aborto.