Los autores relatan que una fiesta navideña en la Casa Blanca en 2023 fue un momento decisivo para varios legisladores demócratas. El representante demócrata de Washington, Adam Smith, quedó “aturdido” al ver a Biden “completamente desconectado” mientras saludaba a los invitados en la fila para fotos. Al salir de la fiesta, el representante Seth Moulton y su esposa Liz “comentaron lo frágil que lucía el presidente y lo letárgico que parecía en comparación con diciembre anterior".
Para el demócrata de Illinois Mike Quigley la revelación fue aún antes. Durante un viaje a Irlanda en abril de 2023, Quigley vio cómo Biden pasaba rápidamente de estar enérgico a estar agotado.
El exrepresentante de Minnesota Dean Phillips, que compitió contra Biden en las primarias del partido, intentó que otros demócratas hablaran sobre el deterioro del presidente, pero “nadie quiso decir nada públicamente”, dice el libro.
Para muchos fue la autopreservación lo que llevó a varios demócratas a instar a Biden a abandonar la contienda, especialmente después de su desastroso debate presidencial contra Trump en junio. Smith, Moulton y Quigley fueron algunos de los primeros congresistas en pedir a Biden que retirara su candidatura tras el debate, pero hasta entonces, ellos y otros colegas guardaron silencio.
Sin embargo, los autores también señalaron unos primeros indicios durante la campaña presidencial de 2020, describiendo una escena en la que Biden olvidó el nombre de un asesor principal durante una gira en autobús por Iowa en diciembre de 2019. Además advirtieron que varios comenzaron a notar el lento deterioro después de la muerte de su hijo mayor, Beau, en 2015, momento en el que también se profundizaron las adicciones de su hijo Hunter.
Biden finalmente puso fin a su campaña de reelección en julio de 2024. Fueron varios los miembros del partido que lo culparon de abandonar la contienda demasiado tarde, dejando a la entonces vicepresidenta Kamala Harris con solo 107 días para competir frente a Trump.
El acceso quedó limitado a su círculo íntimo
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El exasesor de la Casa Blanca, Bruce Reed, junto al expresidente Joe Biden.
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Algo que varios secretarios del gabinete resaltaron fue la forma en que se redujo el círculo íntimo de Biden en 2023 y 2024, momento en que incluso miembros de su gabinete quedaron excluidos.
El libro revela una serie de detalles sobre cómo el círculo íntimo de asesores de la Casa Blanca, apodado el “Politburó”, limitó las horas de trabajo del presidente, la duración de sus discursos e incluso el acceso de los miembros del gabinete, quienes podían pasar meses sin verlo. Este grupo estaba conformado por Mike Donilon, Bruce Reed, Steve Ricchetti y, posteriormente, Ron Klain, quienes, según los autores, tenían incentivos financieros y familiares trabajando en el Ejecutivo.
“El acceso disminuyó considerablemente en 2024, y yo no interactuaba tanto con él”, dijo un secretario del gabinete, quien explicó que en lugar de informar directamente a Biden, el secretario se comunicaba con otros altos funcionarios, quienes luego le transmitían la información. Según reportes, el presidente limitaba sus reuniones al Politburó y a sus “principales asesores de seguridad nacional”.
Otro secretario dijo a los autores que los principales asesores de Biden “lo protegían en cada reunión.” Desde octubre de 2023, “el gabinete fue mantenido a raya”, afirmó y agregó: “Durante meses no tuvimos acceso a él. Claramente había una estrategia deliberada de la Casa Blanca para que se reuniera con la menor cantidad de personas posible”.
Durante la campaña, incluso tras el desastroso desempeño en el debate, el Politburó le aseguraba repetidamente al presidente que tenía encaminada la victoria. Finalmente, Biden decidió retirarse de la contienda, según los autores, cuando quedó claro que para ganar debía librar una campaña contra demócratas escépticos y Trump al mismo tiempo.
Una segunda presidencia en silla de ruedas
Debate presidencial entre Donadl Trump y Joe Biden. AP.webp
“El deterioro físico de Biden —más evidente en su paso vacilante— se volvió tan grave que hubo discusiones internas sobre poner al presidente en una silla de ruedas, pero no pudieron hacerlo hasta después de las elecciones”, escribieron Tapper y Thompson en el libro.
Los asesores de Biden consideraban políticamente inviable que usara silla de ruedas durante su campaña de reelección. “Dada la edad de Biden, (su médico, Kevin O’Connor) también dijo en privado que si sufría otra caída grave, una silla de ruedas podría ser necesaria para una recuperación difícil”, reportaron los autores.
El equipo de Biden comenzó a tomar precauciones adicionales tras un tropiezo en junio de 2023, para evitar caídas antes de las elecciones de noviembre de 2024. Ajustaron sus rutas para caminar, añadieron pasamanos en escenarios, le hicieron usar zapatillas deportivas y modificaron sus informes visuales para facilitar sus movimientos.
O’Connor, preocupado por la salud del presidente, insistía en darle más descanso y bromeaba que el personal intentaba matarlo, mientras él trataba de mantenerlo con vida. Aunque los asesores atribuían su paso vacilante a una fractura de pie de 2020 y a la falta de uso constante de una bota ortopédica, O’Connor aseguró que la lesión ya estaba completamente curada, según sus informes públicos.
Sobre las afirmaciones del libro, un portavoz de Biden que pidió mantener su anonimato declaró a Axios que el examen médico del presidente “dejó claro que tenía una marcha rígida causada, en parte, por el desgaste de su columna vertebral, pero que no necesitaba ningún tratamiento especial y que no había empeorado.”
Cuando no reconoció a uno de los principales inversionistas del Partido
George Clooney “sintió un nudo en el estómago” cuando un Joe Biden frágil y debilitado se acercó a él, aparentemente sin reconocer a uno de los actores más famosos del mundo. “George Clooney,” aclaró finalmente un asistente al presidente de Estados Unidos. “¡Ah, sí! Hola, George”, dijo Biden.
El incómodo encuentro con el actor y uno de los principales financistas del Partido Demócrata tuvo lugar en una elegante recaudación de fondos en Los Ángeles, en junio de 2024, organizada por la misma estrella de Hollywood y con la presencia de otras celebridades.
Poco después del incidente, el actor escribió un artículo de opinión en el diario The New York Times pidiéndole a Biden que abandonara la contienda. El actor fue uno de los primeros grandes donantes en retirar públicamente su apoyo al entonces presidente.
El video del Town Hall montado que no se pudo usar
Mientras Biden seguía como candidato, su campaña necesitaba un video del entonces presidente hablando con fluidez y agudeza en un entorno relajado, por lo que organizaron un Town Hall cerrado para la prensa en abril de 2024, con una audiencia amigable. Según describe el libro, el material resultó inutilizable.
El evento, llevado a cabo en el gimnasio de una escuela secundaria en Delaware, estado natal de Biden, estaba destinado a servir como base para un comercial de campaña. La idea era captar al presidente respondiendo preguntas espontáneas de los votantes para utilizarlas en anuncios. La campaña contaba con una lista completa de preguntas y las cámaras grabaron durante 90 minutos a Biden en el escenario. Sin embargo, los editores concluyeron que, incluso con edición y recortes, las grabaciones no eran utilizables.
Este episodio mostraba hasta dónde llegó la campaña de Biden para ocultar sus deficiencias como candidato de 81 años en la reelección, y lo difícil que le hacía cumplir con las tareas básicas de una campaña moderna.
La defensa de los cercanos y el diagnóstico de cáncer
Joe y Jill Biden. AP.webp
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"La evidencia de envejecimiento no es evidencia de incapacidad mental", dijo un portavoz de Biden a CNN, al criticar el libro. “Seguimos esperando que alguien muestre un caso en el que Joe Biden tuvo que tomar una decisión presidencial o en el que la seguridad nacional estuviera en peligro o en el que no pudiera hacer su trabajo. De hecho, la evidencia apunta a lo contrario: fue un presidente muy eficaz", agregó.
Biden y la ex primera dama Jill Biden rechazaron los informes sobre su deterioro, reconociendo que su edad le ralentizó físicamente, pero asegurando que eso nunca afectó su desempeño como presidente. "Las personas que escribieron esos libros no estaban en la Casa Blanca con nosotros, y no vieron lo duro que Joe trabajaba cada día", dijo Jill Biden a principios de este mes durante una aparición en The View.
Pocos días antes de la publicación del libro, se reveló el diagnóstico de cáncer de próstata con metástasis ósea de Biden. Aunque el libro no menciona esta enfermedad, la noticia provocó un nuevo revuelo. El diagnóstico suscitó gran simpatía hacia el presidente más longevo en la historia del país, pero también reavivó dudas sobre su decisión inicial de buscar la reelección y sobre el momento en que supo del diagnóstico.
“¿Por qué el pueblo estadounidense no tuvo una mejor comprensión del estado de su salud?”, preguntó el vicepresidente JD Vance a la prensa el 19 de mayo al regresar de Roma. “¿Por qué no recibieron información más precisa sobre lo que realmente enfrentaba? Esto es algo serio".