Con el inicio del semestre de otoño en las universidades de Estados Unidos, sus directores están tomando medidas preventivas ante la posibilidad de un nuevo ciclo de protestas relacionadas con la guerra en Gaza. Meses atrás, las postales de desborde en los campus excedieron el clima universitario y se colaron en la agenda nacional, tanto de los medios como de la campaña presidencial.
Después de haber sido cuestionada por su manejo de las protestas, la rectora de la Universidad de Columbia, en Nueva York, tuvo que renunciar a su cargo. La economista Minouche Shafik, que ocupaba el puesto desde julio de 2023, habló de "un periodo de agitación en el que ha sido difícil superar opiniones divergentes en nuestra comunidad".
El año académico pasado terminó en un clima de tensión, con manifestaciones que interrumpieron ceremonias de graduación y afectaron la situación académica de muchos estudiantes. Ahora, con las clases reanudándose, las universidades intentan anticiparse a lo que podría ser otra temporada de intensas movilizaciones en sus campus.
En medio del receso, la Justicia dictaminó este martes que la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles, no puede permitir que los manifestantes impidan el ingreso de estudiantes judíos a las clases u otras partes del campus.
"Ningún estudiante debería tener que temer nunca que le bloqueen la entrada a su campus por ser judío", dijo Yitzchok Frankel, estudiante judío de derecho, que fue uno de los que presentó la demanda. "Agradezco que el tribunal haya ordenado a la UCLA que ponga fin a esta vergonzosa conducta antijudía", señaló en un comunicado.
Las nuevas medidas que toman las universidades
En la Universidad George Washington, las tensiones ya se manifestaron a principios de este año cuando la policía desmanteló un campamento pro-palestino. Uno de los protagonistas de las protestas fue Moataz Salim, un estudiante de posgrado en psicología clínica con familiares en Gaza, según publicó USA Today.
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Salim decidió tomarse un permiso de ausencia para enfocarse en su activismo y evitar posibles repercusiones disciplinarias. Este verano, Salim se ha dedicado a protestar y a hablar junto a miembros del Congreso, y aunque él y otros enfrentan audiencias disciplinarias, asegura que el cuerpo estudiantil no se dejará intimidar cuando las clases se reanuden.
En la Universidad de Indiana Bloomington, las autoridades adoptaron nuevas políticas que prohíben los campamentos en el medio de los campus. Estas medidas, que entraron en vigor el 1º de agosto, provocaron que los estudiantes desmantelaran un campamento de protesta que había durado casi 100 días.
Graeme Blair, profesor asociado de ciencias políticas en UCLA, mencionó que alrededor de 70 estudiantes recibieron notificaciones de procedimientos disciplinarios.
Las nuevas políticas implementadas en varios campus incluyen prohibiciones sobre campamentos, restricciones en el uso de máscaras faciales para ocultar la identidad de los manifestantes, y la necesidad de obtener aprobación previa para actividades que involucren carteles o sonido amplificado. El objetivo es evitar las postales de desborde que se vieron meses atrás.
En la Universidad de Vanderbilt, uno de los líderes, Daniel Diermeier, defendió un enfoque firme, afirmando que aunque la universidad tiene un "fuerte compromiso con la libertad de expresión y el discurso civil", no tolerará la violación de las reglas del campus.
"Lo que no podemos tener es anarquía en el campus cuando los estudiantes rompen las reglas intencionalmente", aseguró Diermeier, quien destaca que las reglas se aplican de manera coherente para todos.
Efectos de las medidas disciplinarias y qué dicen los estudiantes
La respuesta disciplinaria a las protestas varía considerablemente entre las universidades. En la Universidad de Columbia, por ejemplo, algunos estudiantes fueron expulsados por participar en manifestaciones violentas, mientras que en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), más de 200 personas fueron arrestadas durante protestas pro-palestinas en mayo.
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Manifestación en la puerta de Columbia en favor de Israel.
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Allie Wong, una estudiante de la Universidad de Columbia, dijo que se retiraría de las manifestaciones. Bryce Greene, fundador del Comité de Solidaridad con Palestina de la Universidad de Indiana Bloomington, comentó están decididos a seguir haciendo oír sus voces.
George Boggs, ex presidente de un colegio comunitario en California, recuerda que es crucial "tomar en serio" las preocupaciones de los estudiantes, quienes, según él, no deben ser vistos como "el enemigo". Esta visión es compartida por algunos administradores que buscan manejar las protestas de manera que se fomente el debate y se respeten los derechos de los estudiantes, sin comprometer la seguridad.
Las protestas por Gaza se colaron en la campaña presidencial
Donald Trump dijo que, si gana las elecciones, no permitirá que las universidades sean tomadas por "radicales violentos", mientras que Kamala Harris ensaya un equilibrio incómodo y aboga por un alto el fuego en Gaza. Así lo intentó en la Convención Demócrata de Chicago.
El mes pasado, en la Convención Nacional Republicana, el partido de Trump adoptó una plataforma en la que prometió "deportar a los radicales pro Hamas y lograr que los campus universitarios vuelvan a ser seguros y patrióticos". El GOP hacía referencia a la posibilidad expulsar del país a manifestantes extranjeros que participaron de las protestas contra la política de Israel en Gaza después del brutal ataque terrorista del 7 de octubre por parte del grupo palestino Hamas.