"No es necesario", respondió Bad Bunny cuando la crítica de música de Variety, Thania Garcia, le preguntó por qué decidió no incluir fechas en Estados Unidos en su próxima gira internacional. En su lugar, Benito Martínez Ocasio tomó una decisión audaz en consonancia con el espíritu de su música: celebrar su más reciente álbum, Debí tirar más fotos, en su propia casa.
No me quiero ir de aquí, la residencia de 30 conciertos en el Coliseo de San Juan de Puerto Rico que desarrolla desde julio hasta setiembre, se ha convertido en el evento del año antes de salir a un tour por América Latina, Europa y Asia.
Las primeras nueve noches de la serie de conciertos fueron exclusivas para residentes de Puerto Rico y mientras se vendieron unas 80.000 en ocho horas, generando cerca de 11 millones de dólares en ingresos, elevó las expectativas del resto del mundo para ver en vivo el despliegue de músicos e invitados especiales que forman parte del evento.
Una decisión que tiene sentido en el marco de un disco que describió como el "más puertorriqueño hasta el momento". En un álbum en el que Benito expone algunos de los problemas que enfrenta Puerto Rico y hace especial énfasis en la gentrificación, el desplazamiento forzado y el lavado cultural que atraviesa la isla, tomó la decisión de poner en primer lugar a sus compatriotas.
Pero cuando la experiencia boricua abrió las puertas al público internacional, se agotaron otras 400.000 entradas en cuatro horas. "Quiero invitar al mundo a venir a Puerto Rico y tener la experiencia completa", dijo Bad Bunny en una entrevista con Jimmy Fallon luego del anuncio de su residencia en la isla.
La residencia de Bad Bunny, impulsora del turismo
La decisión de "invitar al mundo a Puerto Rico" convirtió al cantante boricua de 31 años en el principal impulsor del turismo en la isla. Una actividad que representa aproximadamente el 7% de una economía valorada en 114.000 millones de dólares, según datos publicados por The New York Times en base a la organización Discover Puerto Rico.
Discover Puerto Rico, una organización sin fines de lucro que recibe dinero público y que se dedica a promover la imagen de la isla a nivel internacional, había previsto que la serie de conciertos tendría un impacto de unos 200 millones de dólares para la economía local, sin embargo, el derrame parece todavía mayor.
Bad Bunny - sede de conciertos en Puerto Rico - EFE
El Coliseo de Puerto Rico, donde Bad Bunny realiza su residencia
EFE
Según publicó este martes The New York Times, Moody’s Analytics elevó recientemente su pronóstico económico para Puerto Rico en 2025 del 0,3 por ciento al 0,4 por ciento, en parte debido a la residencia.
La calificadora proyecta que hasta el 14 de setiembre el show atraerá a unos 600.000 asistentes y tendrá un impacto económico directo de 250 millones de dólares. Además, estimó que el gasto total –el que excede lo estrictamente vinculado al show– superará los 400 millones de dólares.
"El componente agridulce es que este estímulo realmente no va a durar", dijo Jesse Rogers, jefe de Economía para América Latina en Moody’s Analytics, al medio estadounidense.
"De hecho, se obtiene un crecimiento ligeramente más lento en 2026 a medida que ese estímulo se desvanece" y terminan los empleos temporales generados por la residencia, apuntó.