Puede ser una obviedad, pero de todas formas vale aclararlo: fundada en 1892, Vogue es la revista de referencia por antonomasia de la moda y de ese lugar, todavía, no ha bajado. Eso es lo que explica que la salida de su histórica jefa editorial, Anna Wintour, haya sido todo un acontecimiento en el seno del ecosistema mediático de Occidente. Y lo mismo el nombramiento de su sucesora: Chloe Malle.
La nueva directora, de 39 años, era hasta ahora la encargada de la edición digital de la revista y codirigía el podcast de moda The Run-Through. Según aclaró la propia Wintour, la elección fue su responsabilidad y apunta a generar un vínculo entre la historia de la publicación y las líneas venideras.
"Cuando se trata de elegir a alguien como editora de la edición estadounidense de Vogue, supe que tenía la oportunidad de hacer lo correcto. Chloe demostró que podrá encontrar el equilibrio entre la larga y singular historia de Vogue EEUU y su futuro en la línea presente de la nueva", dijo la icónica ahora exdirectora en un comunicado.
Wintour recordó además que Vogue es actualmente mucho más que una revista, por su carácter multifacético como organizadora de eventos como la Met Gala o el Vogue World, que llega a audiencias globales.
Malle aprovechó para, rápidamente, dar una señal de continuidad de la línea editorial de su antecesora y maestra: "Me siento increíblemente afortunada de tener a Anna justo al final del pasillo como mi mentora", dijo.
Quién es Chloe Malle
Chloe Malle empezó a trabajar en Vogue en 2011, cuando fue nombrada editora social de la revista y se encargaba de la cobertura de bodas y otros eventos. Es, como se suele decir, un "producto de la casa".
Además, de 2016 a 2023 fue editora colaboradora de Vogue, escribiendo artículos y supervisando "proyectos especiales", entre otras tareas, según detalla el artículo de la propia revista donde se repasa la trayectoria de la nueva directora.
La carrera de Malle, por otro lado, excede a la famosa revista: también escribió para otros medios de renombre como The New York Times, Architectural Digest o The Wall Street Journal.
El legado de Anna Wintour
Wintour, de 75 años, pasó cuatro décadas en el máximo cargo de la edición estadounidense de la revista.
Su alejamiento del puesto fue revelado por primera vez en junio de manera interna, cuando avisó a sus empleados en una reunión que buscaba un sustituto o sustituta de su cargo, aunque aseguró que continuaría trabajando como editora global de Vogue y también como jefa de contenidos del grupo editorial, Condé Nast.
La ejecutiva se convirtió en editora de Vogue en EEUU en 1988 y hoy es considerada una gurú del sector, visible en la primera fila de los desfiles más importantes, además de que dirige el instituto de moda del Museo Metropolitano de Nueva York y también su famosísima Met Gala.
En los años previos a dirigir la edición estadounidense de Vogue, Wintour fue directora creativa de la revista y pasó varios años al frente de su edición británica.
La primera portada de su reinado -y esta palabra es clave para entender la influencia de su nombre en la revista—, en noviembre de 1988, tuvo un gran impacto, ya que eligió para vestir a la modelo Michaela Bercu un suéter de la firma de alta costura, Christian Lacroix, y unos tejanos de Guess de unos 50 dólares, lo que replanteó cuestiones de estilo a nivel global.
Los años siguientes fue artífice de numerosas portadas protagonizadas por las celebridades del momento, y el contenido de la revista pasó de ser de puramente moda a abordar asuntos de actualidad y de la cultura pop.
Su fama se disparó después de la película El diablo viste a la moda, estrenada en 2009, una adaptación de la novela homónima. En esa película, que actualmente se encuentra rodando su secuela, Meryl Streep interpreta a una implacable jefa de una revista de moda, llamada Miranda Priestley, que en cierta forma retrata de forma tácita a Wintour.
Su salida de Vogue no es, de todos modos, una jubilación. La ejecutiva septuagenaria mantiene sus actuales responsabilidades en Condé Nast, supervisa los contenidos de prácticamente todas las revistas del grupo, incluida la revista Vogue, aunque el sillón que la hizo famosa ahora tiene otra ocupante. Y ella confía en que la decisión fue la correcta.
El Observador y agencias