Inflación se acelera en la puerta de la negociación salarial

Posturas encontradas

De todas maneras la foto es muy distinta a lo que pasaba en 2016, cuando en las salas del Ministerio de Trabajo los delegados de los trabajadores tenían que negociar y en paralelo se conocían datos que alimentaban el fantasma de un espiral inflacionario.

Para este año, los analistas privados que responde las Encuesta de Expectativas Económicas de El Observador no esperan un gran salto de los precios. La mediana de los expertos estima que en 2018 la inflación se ubicará en 7,1% y bajará levemente a 7% el año próximo.

En la vereda de las gremiales empresariales las posiciones son proclives a que los ajustes sean acotados. Por ejemplo, a nivel de la industria y el comercio se sostiene que no hay espacio para aumentos por encima del IPC. También se ha manejado en algunos sectores de actividad que los plazos de los acuerdos no deberían superar los 12 meses, producto de la incertidumbre regional y global que aún persiste. Eso parece inviable tomando en cuenta que implicaría volver a negociar en 2019 y en pleno año electoral, cosa que las autoridades de gobierno pretenden evitar.

Ya en la ronda anterior desde el principio las empresas se acomodaron mejor a los postulados presentados por el gobierno, que según las autoridades intentaban moderar los ajustes salariales y preservar la mayor cantidad de empleo, en un escenario que por ese entonces estaba marcado por la incertidumbre respecto al desempeño futuro de la economía.

El documento del Instituto Cuesta Duarte da cuenta que es necesario seguir contemplando ajustes adicionales, independientemente de las condiciones sectoriales, para aquellos salarios que sin ubicarse por debajo del Salario Mínimo Nacional, están todavía en niveles próximos. Se coloca como ejemplo a atender la situación de los salarios líquidos inferiores a $ 20 mil.

Desde el gobierno ya se advirtió que habrá cuidado con esos ajustes, tomando en cuenta que el personal menos calificado ha sido uno de los grandes perjudicados por el menor dinamismo que muestra el empleo en los últimos tres años.

En el PIT-CNT la situación del mercado laboral no se ve con tanto dramatismo. Se considera que la desaceleración registrada en los últimos años determinó un leve deterioro del empleo y también ha llevado a un enlentecimiento en el ritmo de crecimiento del salario.

En 2017, la tasa de empleo promedió 57,9% de la población en edad de trabajar. Se trata de una caída de medio punto porcentual respecto al año anterior, lo que implica un descenso de 4.500 en el número de uruguayos ocupados..

Lea también: El empleo cerró el 2017 con su peor trimestre en una década

De esta manera, la economía local acumula tres años consecutivos de destrucción de puestos de trabajo. La pérdida acumulada fue de 37.400 puestos cuando se compara el promedio del último año con el de 2014, cuando se alcanzaron los niveles más altos de ocupación.