PLAN CEIBAL

Kira Bir Sethi: “Dejemos de proyectar nuestros miedos en los niños y permitamos que nos sorprendan”

¿Qué pasa cuando un niño es educado en un marco de empoderamiento al punto de sentirse capaz de cambiar el mundo? Bir Sethi ha usado este sistema durante 18 años y su programa Design for Change ya llegó a 2 millones de estudiantes en todo el mundo, incluyendo a Uruguay

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19 de septiembre de 2019 a las 05:01

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Hace 18 años, Kira Bir Sethi era una joven madre y profesional que vivía en India. Había estudiado diseño y le gustaba lo que hacía. Cuando su hijo mayor entró a la escuela nada la hacía suponer que el niño no sería tan valorado y adorado allí como lo era en su familia. Un día se entrevistó con la maestra y le preguntó por los gustos, las fortalezas y los amigos de su niño. La maestra le preguntó qué número de lista tenía su hijo. 

Lo que para buena parte de las familias del mundo es solo un día más en la vida académica de un niño, para Kira Bir Sethi fue un cambio de vida que no preveía y que, con el paso del tiempo, tampoco aquilató del todo. "«He aprendido que cuando no tienes elección, la elección eres tú», reflexiona ahora y recuerda que lo hizo entonces, luego de la reunión en la escuela. Entonces decidió sacar a su hijo de ese centro y fundó la escuela Riverside en Ahmedabad, India. Esa fue la semilla de un proyecto mucho más ambicioso y global, Design for Change (DFC) que progresivamente se fue extendiendo por todo el mundo y ya se usa 67 países, incluyendo a Uruguay a través del Plan Ceibal (desde 2012).

El programa se basa en una concepción que pone al niño en el centro de todo, empoderado para que crea primero y luego pueda hacer lo que cree que debe hacer para cambiar el mundo con proyectos de todo tipo, algunos en la escuela, otros en el barrio y otros que ya se replican en varias partes del mundo. La clave de todo el proyecto es un marco mental del que deriva cualquier otra acción: la mentalidad del “Yo puedo”.

“Casi todos los niños, desde pequeños, aprenden a decir «no puedo». Cuando van al colegio, el colegio les dice que no pueden. Yo siempre les digo a los profesores y a las madres que en los dos primeros años de vida de un niño, ¿qué es lo que hacen? Gatean, se sientan, se levantan y corren. En los dos primeros nos dicen: «¡Mira, mamá! ¡Soy un superhéroe!». Y justo cuando responden, corren, juegan y piensan, los mandamos al colegio”.

Kira Bir Sethi estuvo en Uruguay invitada por el Plan Ceibal y habló con El Observador sobre el programa que sigue expandiéndose, sobre el papel de los docentes y de los padres a la hora de dotar a un niño de la habilidades para la vida (y no solo para el trabajo del siglo XXI) y sobre su misión: “evolucionar la realidad empoderando a niños, niñas y jóvenes con la mentalidad del Yo Puedo para que sean protagonistas del cambio”.

¿Cuál era su objetivo al fundar Riverside?

Tener una escuela para que mi hijo y otros niños tuvieran una vida hermosa. Ni imaginaba todo lo que vendría después. No tenía ninguna intención de intentar cambiar el mundo. Pero con el tiempo, a medida que crecimos, se fueron abriendo todas esas oportunidades.

¿Cómo fue el tránsito desde el campo del diseño al de la educación?

Creo que lo primero que me convenció, cuando fundé la primera escuela, fue la alegría que me daba aprender y me enamoré del proceso de aprendizaje. Y es un amor que mantengo hasta el día de hoy, porque nunca he dejado de aprender. 

Muchas veces el acento está puesto en los estudiantes y no tanto en los docentes o en los padres. Sin embargo en su caso lo que la impulsó al cambio fue que una docente y un sistema habían hecho de su hijo un número. ¿Cómo se trabaja con los adultos para incentivar el cambio constante que implica Design for Change?

Es un proceso muy lento. Debido a que yo no tenía un gran plan (al contrario, solo quería una escuela que humanizara a mi hijo y que llegara hasta el nivel 5, como mucho), al principio no me di cuenta de la dimensión de todo esto. Pero pronto me empecé a dar cuenta que era maravilloso lo que se podía lograr; que los niños participaran en su aprendizaje, que pudiera diseñar y facilitar su futuro y el de otros. Así los adultos también se empezaron a convencer. Porque al final no se trata de física cuántica: en la base de Design for Change están los niños a quienes dejamos que hablen entre sí, que planeen, que se comprometan. Para mí, como diseñadora, esta era la forma habitual de hacer las cosas, pero en la educación tradicional no era ni es así. 

Camilo dos Santos

¿Están los adultos, docentes y padres, preparados para educar niños del siglo XXI?

Nunca es fácil lograr que un ser humano aprenda algo que no quiere aprender. Si tienes una pasión nadie tiene que decirte nada, lo haces. Pero lo que vemos es que en muchísimos casos la gente llega a la profesión de enseñar pero no porque sea su pasión. Por eso nos enfrentamos a muchos docentes que no están felices con lo que hacen. Eso pasa en todo el mundo, casi sin excepciones. Entonces lo que hay que hacer es crear las condiciones para que se comprometan, para que estén incentivados, para que estén interesados. Es un proceso complejo y lento porque no se trata de un producto, como los que solía desarrollar cuando era diseñadora. Esto es algo orgánico porque somos seres humanos que un día nos levantamos enojados y otro tristes y otro apasionados por algún tema. 

Estuve en talleres con niños en el Plan Ceibal y era un domingo, pero ellos se lanzaron de primera. Puede resultar sorprendente, pero ellos son así cuando se les da lugar para que cuenten sus ideas, para que las desarrollen, para que se sientan poderosos y capaces de lograrlas porque los adultos los escuchamos y estamos para apoyarlos. 

¿Qué deben cambiar entonces los adultos para acercarse a este modelo de enseñanza?

Lo más importante es que dejemos de proyectar nuestros miedos en nuestros niños, algo que en general hacemos desde que son muy jóvenes. Todo lo que nos rodea nos llena de miedo: la sociedad nos mete miedo y el niño suma miedos. La educación no es para decidir en qué vas a trabajar mañana. Es para que el niño se haga consciente de su potencial y sepa cómo dirigirlo hacia una tarea concreta, para que sus sueños se hagan realidad. 

¿Cómo fuiste perfeccionando el programa?

La idea inicial que tuve cuando fundé Riverside, se mantiene: que cada niño es capaz de diseñar. Lo que hice fue aplicar lo que yo había aprendido, el llamado Design Thinking y no limitarme a pensar que esos estudiantes eran demasiado jóvenes como para pensar por sí mismos y empoderarse a llevar adelante las ideas en las que creen con pasión. Pero Design for Change nació un poco después, en 2009, cuando algunos amigos y colegas que trabajaban en diferentes partes del mundo, me ayudaron a crear un marco que se puede aplicar en cualquier parte. Ese mismo año hicimos nuestro primer paquete de herramientas que tradujimos a 10 lenguas que se hablan en India y que terminó en 13.000 escuelas del país. Fue asombroso y fue el lugar perfecto para comenzar; siempre digo "Si puede suceder en India puede suceder en cualquier parte". Fue de mucha ayuda que ese mismo año me invitaran a dar una charla TED que se hizo viral y ayudó a la globalización del programa.

¿Qué incluye ese paquete de herramientas que sigue siendo el corazón de Design for Change?

Voy de lo filosófico a lo terrenal para explicarlo. Para mí ser humano es un producto de la casualidad pero convertirse en humano es producto del diseño. Y hay cinco E que nos hacen humanos: empatía, ética, excelencia, elevación y evolución. Cuando se trabaja con estas cinco E en la educación, cuando se plantan cada día en el proceso de aprendizaje, es mucho más probable que esos niños desarrollen mentes humanitarias por propia opción y no por casualidad. De allí nació lo que ahora llamamos el marco FIDS, que en inglés significa Feel (Siente)/Imagine (Imagina)/Do (Acción)/Share (Comparte). Todo esto le da al niño el poder del "Yo Puedo" y deja de lado el miedo que solemos pasarnos de generación en generación. Sentir es empatía, imaginación es ética porque debes ser responsable del cambio y no solamente decir "Creo que esto debe ser diferente". Hacer es excelencia y compartir es elevarse. De repente ponemos todo esto que parece tan sencillo en las manos de los niños y resulta. Las cinco E son más para los maestros y los padres y del otro lado los niños usan FIDS.

En estos años han descubierto que este programa se trata de empoderamiento y de humanidad pero que además tiene una consecuencia directa en el desempeño académico del estudiante. 

La belleza de todo esto es que los maestros usan FIDS para enseñar matemáticas, ciencia, lengua. Los resultados de investigaciones que ahora mismo se están procesando en Harvard demuestran que los niños incentivados de esta manera tienen mucho mejores resultados que otros en programas tradicionales. Esto no debería sorprendernos, porque si el bienestar social de esos niños es mejor entonces se sienten más confiados y seguros de sí mismos; y además porque las habilidades vitales para este siglo XXI se desarrollan libremente: pensamiento crítico, libertad de pensamiento, colaboración, comunicación. En una sola palabra: habilidades sociales y emocionales. 

Usted ha dicho que los sistemas educativos impulsan la idea de que el buen comportamiento empieza por el silencio del alumno. 

Es que el proceso de entender es muy diferente para cada uno y por eso para un docente es muy difícil poder responder a las demandas de cada uno a la hora de aprender. Es más fácil decir: "Alumnos, esta es la repuesta. Copien en silencio". Si damos opción a que den su opinión entonces el docente deberá estar dispuesto (y tener las condiciones) para interactuar con ellos. Y esto es muy difícil de hacer si no tienen las condiciones ni el tiempo suficiente. Pero incluso si tienes la mejor tecnología, que es muy necesaria, es imposible aprender empatía de una computadora. Es un fino balance.

PLAN CEIBAL
Uno de los paquetes de herramientas que se usan en Design for Change

¿Qué le aconsejaría a los padres a la hora de educar a sus hijos en esta mentalidad, incluso antes de entrar al sistema de educación formal?

En primer lugar que no eduquen a partir del miedo, algo que es muy difícil. En estos días buena parte del trabajo de los papás se terceriza a alguna pantalla: una notebook, una tableta, un celular. Siempre le digo a los padres que deben ser los modelos de personas en los que quieren que sus hijos se conviertan. Nadie hará esos por los padres, ni el mejor maestro ni el mejor sistema de educación. Si el niño empieza a mirar hacia otro lado para buscar su modelo de vida, entonces hay que reflexionar. Lo que quieras que sean tienes que serlo tú, porque un niño no forja su caracter solo porque se lo digas sino por lo que haces. Por otra parte cualquier persona puede aplicar FIDS y no hay que ir a una escuela en particular para hacerlo ni usar un set de herramientas determinado. Es una forma de vida y no solo tiene que ver con la educación per se. Todos estos parámetros se nos plantean en el día a día, minuto a minuto, no tienen que ver solamente con una elevada filosofía de la vida.

¿Cómo se comienza este proceso con los niños ya en la escuela?

Este sentimiento de "Yo puedo" se traduce en todo lo que se hace y en la forma en que se hace. Por ejemplo, no les decimos "este es el problema" si no que son ellos los que lo detectan (en su escuela, en su comunidad, en el mundo) y los que buscan soluciones. Cuando le decimos "¿Cuál es el problema?" y empiezan a pensar, a imaginar, ves sus ojos enormes y ahí se despierta la empatía.
 

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