Diego Battiste

“Es más probable que los precios de los combustibles suban y no que bajen”

El representante del Frente Amplio en el Directorio de Ancap dio su punto de vista sobre los cambios que se vienen para este negocio

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31 de agosto de 2020 a las 05:00

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“Me preocupa que dependiendo del lugar en donde uno viva sea el precio de la nafta que se deba pagar”, dice el director de Ancap por la oposición Walter Sosa, cuando se refiere a las modificaciones que tendrá próximamente el modelo de distribución y comercialización de combustibles. Sosa tiene dudas sobre qué ocurrirá con las tarifas en el mediano y largo plazo, y considera “difícil” que se puedan alcanzar los precios de paridad de importación. Para el jerarca, el recorte de gastos e inversiones incluido en el último presupuesto del ente puede “complicar” el futuro de la empresa. “Jugar al achique no es un buen camino para los intereses de Ancap”, afirmó. Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Sosa concedió a El Observador.

Usted no votó el presupuesto para 2020-2021? ¿Por qué adoptó esa posición?

Es un presupuesto que considero muy insuficiente para las necesidades de una empresa petrolera. Tenemos recortes importantes desde todo punto de vista. En los recursos humanos está el hecho de no contar con las vacantes generadas a diciembre de 2019, salvo algunas pocas que aprobamos para sectores claves como la refinería, Y dos de cada tres vacantes que había disponibles a partir de enero de este año no solo no se van a llenar, sino que se perdieron los créditos presupuestales. Estamos en un mínimo histórico en los últimos 11 años en cuanto a la cantidad de funcionarios y por debajo de lo necesario. Por ejemplo, en la planta de distribución de La Tablada los trabajadores que están allí están haciendo un esfuerzo considerable. A veces hasta se ven en la obligación de ir a trabajar enfermos porque no hay la cantidad de trabajadores para un sector estratégico. Y así en otras áreas. Además, la reducción de gastos operativos tiene un impacto en las necesidades de mantenimiento. Si no puedo hacer inversiones y tampoco mantener lo suficiente lo que tengo, las instalaciones se van deteriorando. A su vez no tengo posibilidad de renovar.

¿Qué panorama hay para las inversiones?

Esa es la tercera consecuencia que tiene el instructivo de la OPP.  Son solo $ 505 millones, que a la cotización que pasó la OPP que fue de $ 41,5 equivalen a US$ 12 millones. Podría ser menos si el dólar sigue subiendo. Antes que llegara el instructivo, las necesidades que habían identificado los técnicos  como mínimas necesarias eran de US$ 26,6 millones para este año y después lo bajamos a US$ 19 millones. Y lo que nos pasemos de los US$ 12 millones va a comprometer la disponibilidad para 2021.

¿Qué queda relegado al recortarse este rubro?

Por ejemplo inversiones en la descarga fluvial en Paysandú donde hay algunas dificultades de operabilidad. Hoy por razones de seguridad y en función del clima hay momentos que no se puede operar. Ahí había que hacer algunas inversiones para tratar de que la ventana de tiempo de operativa aumentara. Eso tiene beneficios para Ancap y puede ser reutilizable como venta de servicios a la región. También había inversiones necesarias en la planta de La Tablada. Había un proyecto de suministrar el combustible a los tanques  que vienen a abastecerse allí, no por vía aérea, sino por  una vía directa al camión, que es más segura y que posibilitaría mayor productividad, porque la carga sería mucho más rápida. Después tenemos las inversiones en el pórtland que también son necesarias, en un mercado cada vez más competitivo, porque va a aparecer un nuevo jugador que va a incorporar tecnología de punta (por Cielo Azul).

La empresa está repensando el negocio del pórtland ¿Cómo cree que debería encararse a futuro?

Hay dos actores que tienen que jugar un papel importante. Ancap tratando de mejorar lo más que se pueda los procesos dentro de las limitaciones de la tecnología que tenemos. Y por otro el Estado, porque toda empresa vende si hay consumo. Para vender más precisamos sobre todo inversiones públicas. Esta política de recorte de inversiones y de gastos operativos en todo el Estado implica menor demanda de consumo de pórtland. Tendría que haber más rutas, más puentes, una actitud de parte del Estado expansionista en la demanda de inversiones públicas que lleven a tener una mayor demanda  nacional. Pero además tratar de procurar mercados regionales sobre todo en la Mesopotamia argentina.

Eso requiere ser más competitivo.

Más competitivo, pero hay un momento en donde la barrera es la tecnológica. Considero, por ejemplo, que debería hacerse la inversión del horno 3 (en Paysandú). Es un sector que ha tenido pérdidas, pero también es verdad que han ido disminuyendo año a año. Hay momentos en que una empresa si no hace las inversiones queda afuera del mercado. Y vamos a entrar en una situación más competitiva porque va a haber un nuevo actor que va a tender a presionar a la baja los precios y  la participación de Ancap. Si uno quiere seguir estando tiene que ser más eficiente y la eficiencia pasa también por lo tecnológico. No se puede medir todo como una cuestión de rentabilidad y oportunidad. A veces hay que medirlo con un sentido de existencia.

¿Esa inversión la debería hacer el Estado o es válido pensar en que participe un privado como está planteado?

Todavía no hay una evaluación definitiva del Directorio y, por lo tanto, no tenemos un único camino de salida.

¿Pero considera que la participación de un privado es una alternativa a tomar en cuenta o es algo que se debería descartar?

Yo no lo descarto. Lo que sí me parece es que tenemos que hacer los mayores esfuerzos para tratar que las dos plantas (Paysandú y Minas) sigan abiertas. Jugar al achique no es un buen camino para los intereses de Ancap.

Diego Battiste

Se vienen cambios en el régimen de fijación de tarifas y en el mercado de los combustibles. ¿Qué impacto cree que puede tener para los consumidores?

Se ha hablado mucho de que este modelo  va a tender a la baja de los precios de los combustibles. Creo que a mediano y largo plazo es más probable que suban los precios y no que bajen. Lo que está planteado es que en la distribución secundaria en principio los precios puedan ser diferentes, dependiendo en qué estación de servicio se esté vendiendo. Entonces, siempre en el mercado los que logran mejores precios son los que tienen mayor poder de negociación. En este caso son los que tienen posibilidad de tener un mayor consumo. Para que un sistema sea sustentable, si  a alguien se le cobra menos alguien tiene que pagar más. Generalmente el que paga más es el que tiene menor poder de negociación. Si se quiere que no haya un precio fijo como hay hoy para todo el país, a mayor distancia tengo mayores costos de distribución primaria y secundaria. Si distribuidores y estaciones quieren mantener márgenes la única forma es subir el precio al consumidor final. La otra alternativa es cerrar. Hoy la asociación de vendedores de nafta está muy preocupada por ese tema, y uno de los planteos en los que coincido es que el precio que le llegue a cada una de las estaciones sea el mismo independientemente de dónde esté ubicada. Y que el precio final al consumidor sea el mismo.

¿No le convence el nuevo modelo?

Estamos entrando en un modelo que genera muchas incertidumbres, que tiene que ser muy bien pensado. No podemos cometer errores porque pueden quedar muchas estaciones de servicio fuera de juego. Ya hay experiencias. En Chile las grandes distribuidoras de combustible que están en pocas manos han fagocitado a casi todos los pequeños empresarios estacioneros. Casi todas dependen de los grandes distribuidores y quedan unas pequeñas estaciones de bandera blanca, pero con muy poco margen de ganancia. Me preocupa que dependiendo del lugar en donde uno viva sea el precio de la nafta que se deba pagar. No es democrático y tampoco vela por el interés general y el desarrollo social y productivo del país. Me parece que es malo.

¿Y con respecto a Ancap?

Está plateado que en las plantas de distribución primaria el precio sea el de paridad de importación. Si no me dan recursos humanos y no me dejan hacer inversiones ¿hasta qué punto puedo seguir tratando de ser más eficiente y de disminuir costos? En algún momento tengo que hacer un cambio tecnológico para poder dar un salto cualitativo de mayor eficiencia. Pero si no me dejan, el escenario es muy complejo. ¿Cuánto más puedo bajar de lo que ya he bajado para poder llegar a ese precio de paridad sin perder plata? Porque si llego a perder plata estoy cuestionando la existencia de Ancap. Realmente creo que es muy difícil llegar a esos precios de paridad. Salvo que haya alguna coyuntura particular que favorezca circunstancialmente llegar a esos valores. No veo tan fácil de dónde seguir bajando costos para poder aproximarme a ese valor. Pero supongamos que lleguemos a ese precio de paridad de importación.  Hoy el porcentaje de los costos de Ancap que incide en el precio final es solo un 35%. Lo que puedo bajar es dentro del 35% ¿El otro 65% se va tocar? ¿Se va a querer bajar la recaudación del Estado? No parece, porque si en abril subieron el Imesi no creo que lo vuelvan a bajar. Y hay que ver cuál va  ser la política recaudatoria del Estado. El precio del combustible incide en las macro variables como la inflación. ¿Los distribuidores van a bajar sus márgenes de ganancia? ¿Los estacioneros también? ¿El Estado va  bajar el cobro del Imesi? Quisiera ver si efectivamente van a bajar las tarifas.

 

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