Leonardo Carreño

“Ese asunto de la mujer”

Se debe terminar con el machismo malsano, pero tampoco se puede considerar que todo lo que viene de la masculinidad es malo; los extremos son malos y hay que apostar al diálogo con argumentos

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07 de julio de 2019 a las 05:00

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"Ese asunto de la mujer”. Esta curiosa y hasta chabacana frase de José Mujica para referirse a la resolución de Plenario del FA de junio de 2017 de que la fórmula presidencial del partido para las elecciones nacionales estuviera integrada por ambos géneros generó ciertas críticas en organizaciones feministas. No tanta, por cierto, si esa frase hubiera provenido de un referente de algún partido de oposición. En ese caso hubiera caído azufre del cielo y el protagonista hubiera sido perseguido hasta que pidiera perdón de rodillas en la Plaza Independencia. Y aún así, sería dudoso que el arrepentimiento hubiera sido aceptado. 

Lo que cierto es que Mujica, quien no es de quedarse callado, salió a retrucar: “No comparto. Es muy superficial cierto griterío feminista que no pone la carne en la parrilla”. Y agregó señalando con acierto que “hay feminismos que hay que practicar en los barrios pobres, en donde hay que acompañar a las mujeres que quedan solas, que tienen problemas de vivienda porque los hombre disparan dentro de la pobreza. Ahí hay que poner el foco y no veo la actitud feminista de romperse el alma trabajando para ayudar a esas mujeres que pagan por un lado por ser mujer y por el otro por ser pobres”.

Y cuando las críticas cayeron sobre el MPP, Mujica señaló: “¿Y cómo se explica el movimiento feminista que la primera presidenta, la segunda que tiene la Cámara (de Senadores) en la historia y la primera vicepresidenta sea de mi sector? Una cosa es el feminismo ‘bla, bla, bla, bla’, y otra cosa es la práctica”. Dijo que estaba “absolutamente consciente” de las “sociedades patriarcales”, y que ha repetido “hasta el cansancio” que hay que “abrirle la puerta a la inclusión de la mujer”, pero que esa era una necesidad más práctica que ideológica.

“Estamos posponiendo un capital en un país pequeño de la mitad de la población. Nosotros nos estamos perdiendo por este machismo abstruso que tenemos, la capacidad real de montones de dirigentes que seguramente haya en la masa femenina que compone este país”, sostuvo y añadió: “No es una cuestión de derechos, sino de conveniencia, porque estamos jugando con la mitad del cuadro”.

Tiene razón Mujica, en que el empoderamiento de la mujer no es ya solo una cuestión de equidad sino también una necesidad de la vida política, empresarial y social. Allí donde están las mujeres, el aporte femenino complementa y muchísimas más de las veces supera al masculino. Pero bien empleado (ayudando a las mujeres en situación de carencia) y bien ganado (que no sea un regalo sino un mérito).
Jack Ma, a quien cité la semana pasada, decía: “En Alibaba, el 49% de los empleados y el 37% de los gerentes senior son mujeres. Si querés que tu compañía sea exitosa, si querés que tu compañía opere con sabiduría, con cariño, las mujeres son las mejores”.

Y para no meternos en la interna del FA, que se resolvió luego de una semana de mal manejo y manoseo del tema en especial porque una mujer salió segunda en la contienda del domingo 30 y se le ninguneó sin demasiados argumentos, traigamos como ejemplo algo que está sucediendo en Europa en estos días. La Unión Europea está por nombrar presidenta de la Comisión Europea (el máximo cargo ejecutivo) a Ursula von der Leyen, actual ministra de Defensa alemana, en lugar de Jean Claude Junker y a Christine Lagarde, actual directora gerente de FMI, como presidenta de Banco Central Europeo en sustitución del italiano Mario Draghi. Dos mujeres sustituyendo a dos hombres en dos importantísimos cargos políticos europeos. Y todo ello sin pactos de cuotas. 

Christine Lagarde es más que conocida en el mundo por su trayectoria como ministra de Economía en Francia y luego Directora Gerente en el FMI. Y más conocida en estas latitudes por su papel decisivo en el apoyo del FMI a la Argentina en 2018.

Ursula von der Leyen es menos conocida aunque ha ocupado diversos cargos ministeriales en el gobierno alemán desde 2005 cuando Ángela Merkel asume como Canciller. Médica ginecóloga de profesión y madre de 7 hijos, fue ministra de Asuntos de la Familia, ministra de Trabajo y últimamente ministra de Defensa. Von der Leyen tiene una agenda que desconcierta a muchos: promovió, por un lado, subida del salario mínimo y cuota para mujeres en los directorios de las grandes empresas. Por otro, dio ayuda a la natalidad, y a las familias numerosas. Y en los últimos años, ya en el ministerio de Defensa, apoyó el matrimonio homosexual pese a que su partido –la CDU- estuvo en contra.

De modo que “ese asunto de la mujer” no se despacha tan fácilmente como algunos o algunas pretenden. Hay que acabar con el machismo malsano que tanto daño ha hecho a lo largo de los siglos. Y hay que evitar irse al otro extremo donde todo lo que huele a masculino es malo per se. Los fundamentalismos no llevan a buen puerto. El diálogo razonado y argumentado, sí. Practiquemos este último con respeto y con altura y tendremos una mejor sociedad. 

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