¿Por qué Woody Allen no cae?
El cineasta ha sido acusado de abuso, pero aún tiene defensores y sigue trabajando
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22 de enero de 2018 a las 05:00
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En la década de 1960, Woody Allen cambió a Hollywood. En 2017, su hijo, Ronan Farrow, fue igual de influyente. O quizás aún más, porque desencadenó una saga de denuncias contra figuras poderosas del ambiente; llevó a que decenas de mujeres –desde la más célebres hasta las ignotas– revelaran sus traumáticos episodios, y sacó a la luz una práctica oculta durante décadas. Y todo con una investigación sobre los abusos del productor Harvey Weinstein publicada en la revista New Yorker.
Con el paso de las semanas se hicieron públicos nuevos casos y grandes figuras de Hollywood cayeron ante las denuncias. Además de Weinstein, la lista negra la integran Kevin Spacey, el director Brett Ratnet y el comediante Louis C.K., entre otros. Sus próximos proyectos quedaron en la nada, los que ya tenían se cancelaron y hasta fueron apartados de los que estaban en proceso. Ese fue el caso de Spacey y la película Todo el dinero del mundo, en la que fue reemplazado por Christopher Plummer.
En 1992, primero, y de nuevo en 2014, Woody Allen fue acusado por su hija adoptiva Dylan Farrow (hermana de Ronan) de haberla manoseado cuando tenía siete años. Los estados de Nueva York y Connecticut investigaron y no encontraron pruebas para acusar formalmente al cineasta.
Ahora, Dylan Farrow contó de nuevo su historia ante las cámaras de televisión. Así vuelve a poner bajo los focos esas acusaciones, esta vez en un contexto cultural y social totalmente diferente. Ahora hay una consciencia mayor sobre lo cotidiano y habitual de estas situaciones y también una condena más fuerte frente a estos comportamientos.
El prestigio cinematográfico y las oportunidades de trabajo no bajaron para Allen en esas dos ocasiones. Si bien es cierto que la sentencia es enérgica, al director de Annie Hall, Blue Jasmine y otras realizaciones no le ha sucedido lo mismo que con Weinstein o Spacey. La falta de pruebas no fue excusa: alcanzaron los fuertes testimonios de las víctimas para que esos dos cayeran. ¿Por qué con Allen no pasa lo mismo?
Es cierto que el director, guionista, productor y actor es una figura poderosa dentro del ámbito cinematográfico. Pero también lo era Weinstein, y nadie pestañeó al momento de señalarlo.
Allen ha negado las acusaciones de su hija, afirmando que es un plan elaborado por su exesposa Mia Farrow, en venganza por haber iniciado un amorío con la hijastra de esta última, Soon-Yi Previn. Incluso algunos de los actores que colaboraron con él, como Alec Baldwin, lo han defendido de estas acusaciones, utilizando como argumento su innegable talento cinematográfico.
Pero ser un genio del séptimo arte tampoco fue excusa en otros casos. Kevin Spacey era un excelente actor, ganador del Oscar. No es tan completo como Allen, pero nadie dudó en convertirlo en un paria.
Un punto clave puede ser que el caso de Allen y Farrow es familiar, mientras que los demás han sido entre personas sin relación filial. Es un problema doméstico, y por lo tanto se lo maneja diferente a los demás. Pero sería, en definitiva, algo peor si lo hizo.
Crímenes y pecados
Dylan Farrow reiteró su historia por tercera vez, y algo parece, finalmente, haber cambiado. En los últimos días, distintos actores que trabajaron (o que están trabajando) con Allen decidieron que, ahora que saben lo que sucedió, no volverán a trabajar con él. Esa lista incluye a Colin Firth, Greta Gerwig, Mira Sorvino, Ellen Page y Timothée Chalamet (actor de Llámame por tu nombre y uno de los posibles candidatos al Oscar a Mejor actor de esta temporada).
Pidieron disculpas por ponerse a sus órdenes y algunos como Chalamet o Rebeca Hall (ambos protagonistas de A rainy day in New York, su próxima película) donaron lo que cobraron por actuar en ella a organizaciones que luchan contra el abuso y la desigualdad de género.
Trabajar con Allen siempre fue una señal de prestigio dentro de Hollywood. Era, después de todo, ponerse al servicio de uno de los nombres más destacados de la cinematografía moderna. Ahora parece ser que no. Separar al arte del artista puede ser muy difícil. Sobre todo en el caso de Allen, que es muy personal en sus trabajos. Hay que reconocer que hizo genialidades pero también mirar su obra conociendo y teniendo en cuenta sus errores fuera de cámara.
Mientras tanto, la tercera parece ser la vencida. El futuro de Allen será, al menos, algo más nuboso.
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