Foto: F Macchi

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"San Sebastián es la puerta de entrada a Europa del cine latinoamericano"

Amaia Serrulla, programadora del prestigioso festival de cine español, estuvo en José Ignacio como jurado de Usinas del Sur
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15 de enero de 2018 a las 05:00
Amaia Serrulla comienza su día mirando un corto. Lo hace mientras toma el café de la mañana. Después del desayuno, generalmente mira una película. Después del almuerzo y el trabajo de oficina, mira otra más. Y, durante varios meses, también mira otra antes de acostarse. Es parte de su trabajo y también de su vida en la ciudad vasca de San Sebastián, hogar de uno de los festivales de cine más importantes de Europa.

Serrulla trabaja para el comité de selección del festival –que se desarrolla durante el mes de setiembre–
desde 2015, y además de elegir las películas que formarán parte del cartel del evento cada año, se encarga de una sección que mira con mayor detenimiento a distintas promesas cinematográficas. San Sebastián trata desde hace años de incluir la visión de los jóvenes en su grilla, y Serrulla –con tan solo 27 años y un lugar de peso en el acontecimiento– es la prueba de ello.

Como parte de las actividades de José Ignacio Film Festival, Serrulla llegó a Uruguay para ser jurado de los trabajos presentados en Usinas del Sur, una iniciativa del Instituto de Cine y Audiovisual del Uruguay (ICAU). Desde Bodegas Garzón, y con unos viñedos que se asemejan a la Toscana de fondo, Serrulla conversó con El Observador sobre su trabajo en el festival de cine español y las distintas visiones que busca reivindicar con las películas que allí se presentan.

¿Qué habilidad no puede faltar en un programador?
La capacidad de trabajo. La idea de que tu trabajo sea ver películas es muy bonita y muy romántica, pero llega un momento del año en el que son demasiadas películas y uno pierde mucho la perspectiva real de las cosas. Por eso es importante estar bien focalizado en la mirada que tiene el festival.

¿Y cuál es esa mirada?
Es difícil de resumirla en una sola porque San Sebastián es un festival muy grande, que tiene secciones muy diferentes y depende de cada una de ellas. En cualquier caso, lo que importa es que las historias sean buenas. Más allá de la sección, del formato o de lo que sea, lo que nos importa es que las historias sean interesantes siempre.


Imagino que su puesto es muy demandante, pero muy grato también. Ve muchísimo cine.
Claro, y es una forma de aprender. Soy muy joven y allí cada día aprendo mucho de mis compañeros, de todo lo que nos llega. Al estar en un festival como el de San Sebastián tienes la oportunidad de ver un montón de cosas que de otra forma no podrías.

Es uno de los festivales que le da el mayor espacio al cine latinoamericano. ¿Se hace hincapié en él?

San Sebastián es la puerta de entrada a Europa del cine latinoamericano. Obviamente hay mas, pero el cine latinoamericano por el idioma, las actividades de la industria y la propia afinidad del evento es una pieza súper importante para nosotros y sin él no podríamos hacer el festival.

Este año se premió a la directora argentina Anahí Berneri por Alanis. ¿Se busca darle más espacio y relevancia al trabajo de directoras mujeres y poder abrir más la puerta para ellas al cine?
Si bien es el tema que está en boga, siempre me pareció importantísimo hacerlo. Hay muchísimas mujeres que están haciendo cosas superimportantes y que están excelentes y me parece de orden que un festival como el nuestro, o cualquier otro, les dé la oportunidad. No deberíamos ser menos.

En España, por ejemplo, una de las películas que sonó fuerte en 2017 fue Verano 1993, de Carla Simón.
Sí, hace un rato les estaba diciendo a todos aquí que deberían verla. Esa película y su dirección es un ejemplo. Es la seleccionada por España para los Oscar, aunque diría que ya quedó relegada en la carrera de las nominadas. Es una película muy especial.

¿Existe la competencia entre los festivales europeos?
Sí, muchísima. Seríamos unos necios si no mirásemos lo que hacen los otros. Siempre estamos mirando a Cannes, a Berlín, a Venecia, vemos qué hacen y cómo lo presentan. Obviamente, cada uno tiene claro cuál es su lugar, cuáles son sus fortalezas y sus debilidades. Nosotros jugamos en una liga alta, en la más alta de los festivales, pero tenemos un presupuesto más acotado y tenemos que jugar con lo que tenemos. En ese aspecto, no podemos compararnos con Cannes ni con la Berlinale.

Hay muchísimas mujeres que están haciendo cosas superimportantes y que están excelentes y me parece de orden que un festival como el nuestro, o cualquier otro, les dé la oportunidad. No deberíamos ser menos.
Se compite como se puede.
Claro. San Sebastián es un festival que en los últimos cinco años ha crecido muchísimo, y lo sigue haciendo. En industria, en la captación de nuevos talentos. También estamos impulsando muchas iniciativas para que directores y directores jóvenes puedan presentar sus trabajos y acabamos de abrir una escuela de cine. Esos aspectos del desarrollo cinematográfico de los jóvenes nos interesan mucho y es lo que queremos mejorar cada vez más.

¿Qué evaluación queda de la última edición?
El balance del festival, en todas las áreas fue muy bueno. Estamos muy contentos y creemos que el público y la crítica, y al final los premios, han cuajado muy bien, que es algo que no siempre sucede.

¿Cómo es su trabajo el resto del año, cuando el festival no está activo?
Trabajar con las películas de otro es trabajar con material muy sensible y eso lleva a que se generen todo tipo de situaciones disímiles. Pero es muy divertido. En realidad, durante todo el año nos enloquecemos, y luego llegan los días del festival y uno pierde la noción del tiempo. Parece que llevas allí un mes cuando en realidad llevas tres días. Pasan cosas rarísimas todo el rato, pero todo es sumamente divertido.

Nosotros jugamos en una liga alta, en la más alta de los festivales, pero tenemos un presupuesto más acotado y tenemos que jugar con lo que tenemos. En ese aspecto, no podemos compararnos con Cannes ni con la Berlinale.
¿Cuántas películas ven por día o semana?
Cambia permanentemente, pero muchísimas. En realidad, el aluvión de películas comienza a llegar después de Cannes. El año pasado, por ejemplo, vimos entre 2.300 o 2.400 películas entre todos. No somos un comité específico y todos vemos todo. De todas formas hay micro secciones de las que debemos hacernos cargo de a uno. Yo, por ejemplo, debo encargarme también de la sección de documentación.

¿Hay alguna parte del mundo a la que considere que el festival debería empezar a mirar más?
Nosotros en realidad miramos a todas partes, Vemos y viajamos un montón e intentamos acceder a lo máximo posible. Pero somos pocos. Por ejemplo, África es un territorio que nos queda por explorar y del que se reciben muy pocas cosas. Es un proceso que hay que comenzar de a poco.

Donostia Zinemaldia

El Festival Internacional de Cine de San Sebastián –conocido en euskera como Donostia Zinemaldia– es, a la par de Cannes, Berlín y Venecia, uno de los más prestigiosos del continente europeo y el más importante de habla hispana. Se celebra desde 1953 y se destaca por ser un festival donde grandes nombres del cine comenzaron a gestar su carrera y, en otros casos, la consolidaron. Algunos fueron Roman Polanski, Francis Ford Coppola, Robert De Niro, Bette Davis, Pedro Almodóvar, Elizabeth Taylor y Ricardo Darín.

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