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"Todos llevamos adentro un pequeño xenófobo "

El presidente de la Inddhh advierte falencias a nivel policial y de reclusión juvenil
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29 de junio de 2015 a las 05:00
El flamante presidente de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (Inddhh), Juan Faroppa, advierte que la ley uruguaya discrimina a los inmigrantes que trabajan en la pesca, que los abusos policiales responden en cierta medida a la falta de capacitación y manifiesta la necesidad de mejorar las condiciones de reclusión de los adolescentes infractores, entre otras cosas. Este es un extracto de la entrevista que mantuvo con El Observador.

Acerca del abuso policial se han hecho varios informes. ¿Por qué sucede?

La institución dijo algo muy fuerte en el informe del año pasado y es que la policía uruguaya no es una policía gatillo fácil. La institución considera que no es como otras del continente que primero tiran y después preguntan, que son embrutecidas, corruptas y funcionan más como enemigo de la población y no como un servicio público. Sí consideramos que hay deficiencias y las conversamos, tenemos reuniones con las autoridades. Sigue habiendo carencias de formación que le permita al policía ir profesionalizándose. El policía no puede actuar como un particular porque es un profesional. Para poner un ejemplo, el día del clásico la gente que estaba en la tribuna tiraba butacas para abajo. El policía no puede reaccionar en esa línea y hacer lo mismo porque está representando al Estado y sabe que está entre los riesgos enfrentarse a esas situaciones de violencia. Entonces, la policía usa la fuerza, no la violencia. Eso no quiere decir que está de manos atadas, pero tiene que usar la fuerza justa para hacer cesar una amenaza o defender su vida o la de un tercero. Por lo que hemos conversado con el ministerio se va a empezar a trabajar en formación práctica, para que sepa intervenir en cada arresto, en reducir a una persona, incluso usando elementos como un bastón o escudo, o como usar la fuerza letal, dentro de los parámetros que respeten los derechos humanos.

¿Eso no queda claro en la formación que tienen hoy?

Yo creo que se está mejorando, pero siempre hay alguna falla. También hay que tener en cuenta que hay una presión grande, una demanda social de que la policía tiene que intervenir más y se trata de un tema donde las pulsaciones están a mil, te estás jugando la vida muchas veces. Las policías más profesionales son las que tienen mayor capacidad de prevenir, de manejarse con calma porque saben que están protegidas e incluso saben cuándo retirarse sin pensar que es un acto de cobardía. Si el policía ve que esta en inferioridad de condiciones no es un acto de cobardía decir "nos rearmamos, traemos refuerzos y volvemos a entrar".

Durante el gobierno anterior hubo muchos cuestionamientos al sistema penal juvenil, particularmente a las "cárceles de menores", como las llamaron los ministros de la Corte.

Es correcto: son cárceles. Eso de hogares es casi una ironía. Eso no es un hogar, es una cárcel. Si tenés a una persona encerrada con rejas, con trabas, cumpliendo una pena, es una cárcel. Un hogar es tu casa.

En los últimos años hubo ocho procesamientos de funcionarios del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa) y se investiga otra denuncia. ¿Cree que hubo una señal de la Justicia para evitar los maltratos?

Creo que a la institución le han llegado señales de que hay intención de las autoridades del Sirpa de contar con los mejores funcionarios y no reincidir con los malos. Es un campo muy difícil.

Vayamos a otro asunto. ¿Qué les pasa a los uruguayos con los inmigrantes? ¿Están llegando muchas denuncias de discriminación?

Sí, uno de los primeros informes temáticos que hicimos fue sobre las trabajadoras migrantes bolivianas.

Pero que quedó en nada por la falta de cooperación judicial desde Bolivia.

Sí. Judicialmente no quedó en nada, pero nosotros, al no poder intervenir en el caso concreto, sí tenemos facultades para hacer informes generales. Lo hicimos, nos estamos reuniendo permanentemente con ONG, tenemos muy buena relación con el Ministerio de Relaciones Exteriores, con la división de derechos humanos, y vamos a retomar el tema que tiene que ver con los trabajadores de la pesca. Hay un número muy grande de personas de nacionalidad peruana que trabajan en la pesca y dos por tres se les aplica un artículo perdido de una ley que se aprobó en la administración anterior que establece un porcentaje de 90 % de tripulantes uruguayos y 10% extranjeros. La institución considera que es discriminatorio pero se ha venido resolviendo. Nos hablaron también de la situación de inmigrantes dominicanos, que es una realidad que está a la vista, que no hemos profundizado aún, y después hay casos puntuales. Es un tema que tenemos que abordar porque Uruguay ha ido transformando su estatus como país que pasó de ser receptor en los primeros años de vida independiente a un país expulsor por razones económicas y políticas, y luego otra vez por razones económicas. Ahora estamos volviendo a ser un país receptor pero también de tránsito de inmigrantes y hay que tener cuidado con los temas de trata y tráfico de personas, que es un riesgo cuando se dan estos fenómenos.

¿Y se generan resistencias sociales también?

Sí, lamentablemente sí. Todos llevamos adentro un pequeño xenófobo. Muchas veces la gente dice 'por qué este tiene trabajo y los uruguayos no' y son cosas que se ven en Europa y en países con problemas de desempleo. Como en tantas otras cosas la discriminación en Uruguay es velada. No somos efusivamente antinada, pero en la soledad y en conversaciones en voz baja se presenta la forma de pensar. Y pasa también con el sistema de salud: "Antes en la mutualista me atendían mejor que ahora porque ahora está lleno de esta gente que metieron acá'". Es el comentario de un país conservador, envejecido, individualista, más allá de la autoimagen que tenemos de que somos unos fenómenos, de que cuando hay una inundación hablamos de la solidaridad uruguaya, que llevamos unos colchones y nos quedamos con la conciencia tranquila.

¿Y qué puede hacer la institución para cambiar eso? ¿Enfocarse en la incipiente xenofobia velada?

Sí, podemos trabajar tanto a nivel de informes, resoluciones de gestiones ante los poderes públicos para que cumplan con sus obligaciones. Tenemos competencias si hay una ley que puede ser inadecuada o favorecer situaciones de discriminación o xenofobia. También podemos poder pedir su derogación. No tenemos competencia para obligar a nadie, pero sí se conoce lo que la institución dice, hemos tenido la experiencia de que hay cambios.

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