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“Uruguay está perdiendo su fama de país con seguridad jurídica”

El legislador reeditó el libro La ley, de Frèdèric Bastiat, para contrarrestar “el saqueo legalizado” de hoy
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12 de enero de 2013 a las 18:38

El senador nacionalista Sergio Abreu dijo que Uruguay está perdiendo su característica de país reconocido por su seguridad jurídica y ha entrado en una fase donde el Estado está cumpliendo un rol “superregulador”. Abreu reeditó el libro La ley, de Frédéric Bastiat, porque dice que es un alerta ante un estado de cosas en el que “el saqueo legalizado” está a la orden del día.

Usted realizó un original saludo de fin de año obsequiando el libro La ley, escrito hace 200 años por Frédéric Bastiat, un economista liberal. ¿Cuál fue el motivo que lo impulsó a hacerlo?
Creo que es un llamado de alerta acerca de que el Uruguay de hoy está perdiendo uno de sus capitales más reconocidos y valiosos: ser conocido como un país con seguridad jurídica, donde el derecho vale por lo que es, un binomio que da garantías pero también impone obligaciones y atribuye responsabilidades; es una afirmación de los derechos de las personas; derechos naturales inherentes a cada ser humano que existen sin necesidad de reconocimiento por la Constitución o las leyes. Es un pensamiento que privilegia a la persona y a sus derechos como la libertad y la propiedad.

¿Y qué actualidad tiene este libro hoy en Uruguay?
Bastiat hace de la ley el eje de ordenamiento de la sociedad y denuncia la perversidad de la ley cuando el legislador le da un alcance distinto a su naturaleza. Es precisamente lo que sucede actualmente en nuestro país. Las mayorías parlamentarias quieren regular todo como reflejo de su ideología y se exceden al proteger intereses sectoriales y mirar la ley como un instrumento sesgado e invasor de la vida privada de las personas. El papel de la DGI, del BPS, de las nuevas sociedades privadas de los entes públicos, sin control del Tribunal de Cuentas, son apenas una muestra de un Estado intruso y superregulador.

¿Por qué?
Porque el abuso de las mayorías plantea un saqueo legalizado a través de normas dirigistas, proteccionistas y de consolidación de monopolios estatales. Lo de ANTEL y ANCAP son apenas ejemplos de distorsión del mercado de acuerdo a una visión de la soberanía inexistente y antigua. Responde solo a los intereses de los sindicatos y grupos de interés que presionan al gobierno tratando de aplicar un modelo atrasado.

Pero ese planteo no es ilegal, las normas responden a mayorías democráticas. ¿Usted desconoce ese hecho a través de la obra de Bastiat?
Vea esta diferencia: ninguna de las leyes básicas de los últimos gobiernos no frenteamplistas fueron derogadas, a pesar de que el Frente votó en contra de todas ellas. La ley de zonas francas, de inversiones, de puertos y muchas más. Sin embargo, como dice Bastiat, “la falsa filantropía” impulsa subsidios de todo tipo, un asistencialismo social sin contrapartida y un sistema de impuestos, precios y tarifas públicas que son un “saqueo legalizado” que carece de legitimación. En estos momentos es aplicable aquello de que hay dos cosas que es preferible no ver: cómo se hacen las leyes y cómo se producen los embutidos.

¿Y adónde va con este razonamiento? ¿Cómo se limita este exceso en la legislación?
Planteando en sus verdaderos términos el concepto de la igualdad. Todos queremos lo mejor para nuestra gente, y en especial para los más pobres. Pero la igualdad de ingresos no puede ser la meta de ningún gobierno. Es al revés, debe construirse la igualdad de oportunidades desde el principio; desde la educación. Su fracaso no se compensa con subsidios, planes sociales o asistencialismo. Cuando limitamos la libertad y legislamos a quién le sacamos y a quién ayudamos nos olvidamos de los problemas de todos los días; del vecino que vive en la inseguridad personal y de su familia, del niño y de los jóvenes que sin educación no tienen otro destino que la vagancia, las drogas y la delincuencia. Y se podrá cuestionar el recurrir a un libro escrito hace 200 años, pero la verdad es que tiene más actualidad que el marxismo, y que por lo menos el liberalismo no puede decirse que ha fracasado.

¿Y cuál es su propuesta?
En Uruguay se están destruyendo valores, instituciones y formas de ser y proceder que se han construido a lo largo de estos 200 años, y la respuesta es volver a la esencia de lo que era nuestra sociedad; en otras palabras, una comunidad respetuosa del derecho, construida en base al trabajo que premiaba la creatividad y el esfuerzo individual, y en la que la solidaridad era un ejercicio cotidiano no impuesto por la ley, donde el Estado estaba para proteger, para educar y no solo para controlar.

“En Uruguay se están destruyendo valores, instituciones y formas de ser que se han construido a lo largo de 200 años”

“La igualdad de ingresos no puede ser la meta de ningún gobierno”

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