Leonardo Carreño

87 días en el infierno

Con la llegada del coronavirus, en el primer tramo de la gestión de gobierno todas las prioridades se trastocaron y hubo que salir a luchar en un escenario para el cual nadie estaba preparado

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07 de junio de 2020 a las 05:00

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El gobierno liderado por el presidente Luis Lacalle Pou cumple sus 100 días de gobierno. Los 100 días suelen ser, desde la época de Franklin D. Roosevelt, una medida de eficacia y de las prioridades, de lo que un gobierno es capaz y está dispuesto a hacer. En este tiempo Roosevelt consiguió que el Congreso aprobara 15 leyes que reconstruirían la moral y la economía del país luego de la Gran Depresión. Desde entonces, ha sido una fecha simbólica en la que los presidentes han trazado las prioridades de los próximos cuatro años de mandato. Solo Donald Trump se burló de ese concepto cuando corría el día 92 de su mandato y poco se había plasmado.

Lacalle Pou llegó con una agenda llena de prioridades que se iban a materializar en la Ley de Urgente Consideración. Esa ley le permitiría plasmar sus principales planes de gobierno en un instrumento legal de trámite rápido que, si no es rechazado por el Parlamento en prácticamente 100 días, queda aprobado. Naturalmente no iba a ser coser y cantar porque había que negociar muchos aspectos hacia dentro de la coalición multicolor y estaba claro que no le iban a llevar aspectos importantes de la agenda del presidente como la desmonopolización de la refinación de combustibles o modificaciones a la Ley de Inclusión Financiera o aspectos de la modificación del Código Procesal Penal. Pero buena parte de la agenda presidencial sí estuvo en la LUC y fue aprobada, en algunos casos con modificaciones aportadas por sus socios o por técnicos convocados al respecto e incluso, en un acto que merece ser resaltado, por algunos técnicos del FA, que colaboraron con su capacidad profesional y no con una bandera política.

Leonardo Carreño

El senador del MPP Eduardo Bonomi dijo que a la LUC  se le quitó “parte del afán privatizador” pero ello no es así. La LUC tiene un claro afán “pro crecimiento” más que privatizador y pone énfasis en la libertad del individuo para llevarlo a cabo. Y es especialmente importante lo conseguido en materia de educación, que siempre se prometía y nunca se concretaba. Así como también es destacable que el gobierno y el parlamento haya cumplido con la recomendación de la OIT respecto a las ocupaciones y piquetes.

Pero más allá de LUC, que pudo ingresar al Parlamento y ser tratada presencialmente a pesar de las restricciones sanitarias en los primeros 100 días, es preciso destacar que al gobierno le tocaron 13 días de normalidad y 87 de infierno, donde todas las prioridades se trastocaron y donde hubo que salir a luchar en un escenario para el cual nadie estaba preparado, ni aquí ni en el mundo.

Y hay que convenir que la reacción del gobierno, encabezado por el presidente Lacalle Pou que desde el primer momento cumplió a cabalidad su promesa de “hacerse cargo”, fue excelente. Tan excelente por sus métodos –que se resistieron a la nefasta cuarentena obligatoria y forzada que pedían desde la oposición, con el apoyo del expresidente Vázquez y del Sindicato Médico, y apelar a la libertad responsable de los ciudadanos uruguayos– como por sus resultados que muestran un notable aplanamiento de la curva hasta el punto de que ya ni de curva se puede hablar: es una recta.

El presidente y su gabinete dieron la cara. Hablaron con transparencia. Respondieron preguntas de periodistas como no había ocurrido en 15 años. No se creyeron sabios ni omnipotentes y nombraron un comité de renombrados científicos uruguayos en cuyo consejo se basaron para ir tomando las medidas de apertura gradual. Cuidaron la vida pero no descuidaron la economía porque entre ambas no hay oposición ya que la actividad económica es necesaria para vivir y si no que lo digan los países que aplicaron cuarentenas forzadas que vieron desplomarse su actividad económica sin efectos ciertos en la contención de la enfermedad.

Con todos los desafines de la coalición multicolor cuyos integrantes provienen de tiendas distintas y tienen agendas distintas, se puede decir que el presidente Lacalle Pou reforzó su liderazgo durante los 87 días que vivió en el infierno pandémico, que lo obligó a postergar sus planes de ajuste fiscal, a hacer milagros para ayudar a trabajadores y empresas a pesar de haber recibido la economía con un déficit del 5% y deuda creciente y alto desempleo heredado. Da ello dan cuenta las encuestas de opinión pública.

Leonardo Carreño
Conferencia de Luis Lacalle Pou junto al gabinete el 13 de marzo, cuando decretó la emergencia sanitaria por el coronavirus

Incluso tuvo actitudes poco frecuentes en la dinámica política como la de ir a visitar al expresidente Vázquez a su casa para conversar sobre el Plan Estratégico ante la Pandemia que éste le había enviado y que Lacalle Pou leyó y subrayó a conciencia. No es algo habitual y es muestra de una actitud de diálogo que enaltece la gestión presidencial, máxime cuando recibió el trato opuesto durante los pasados 5 años.

No hemos salido todavía de esta situación extremadamente frágil del punto sanitario, económico y social. Los próximos meses serán claves. Pero las decisiones tomadas por el gobierno en “sus primeros 100 días” harán más fácil salir adelante. 

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