Aguiar, pelota quieta y poco más

El volante surgido en Liverpool utilizó la número 7 que dejó vacante Kevin Ramírez con su ida a América de Cali.

Jugó como volante por izquierda en una línea de tres jugadores con los que Alexander Medina planteó el clásico con Diego Arismendi al centro y Álvaro González por derecha.

Pero la sorpresiva aparición de Carlos De Pena como lateral izquierdo por la lesión de Alfonso Espino y la presencia de Tabaré Viudez como extremo izquierdo condicionaron el juego de Aguiar.

Es que De Pena no tiene oficio para jugar como lateral porque carece de marca y además, Viudez no tiene retroceso ni sacrificio para colaborar en la recuperación.

Entonces Peñarol cargó el juego en el arranque por la derecha con la intensidad que le imprime las subidas de Guillermo Varela. Junto a la velocidad de Giovanni González, se generó un tándem que llevó a Nacional a sufrir mucho en el arranque por la banda izquierda.

Lejos de poder tener la pelota para generar juego y asistencias, Aguiar se vio con mucho espacio para ocupar y jugadores muy veloces que marcar.

En contrapartida fue el dueño de las pelotas quietas del equipo. Le pegó de zurda y de derecha demostrando su intacta pegada y su condición de ambidiestro. Puso alguna pelota venenosa como el centro que conectó Sebastián Fernández y que pasó al lado del palo en el cierre del primer tiempo, la chance más clara que generó Nacional en todo el partido.

Sobre los 64' fue sustituido por Sebastián Rodríguez quien tiene tres partidos de suspensión en la Copa Libertadores y que fue de los mejores de Nacional en el segundo semestre de 2017.

Tal vez con Alfonso Espino de titular, Nacional pueda sacarle jugo al Aguiar que fue a buscar el Cacique Medina.