Alejado de la Cancillería, Talvi comienza a recomponer la interna colorada

Para un académico la “vieja política” –esa que se propone desterrar– es un “ejercicio insalubre”, dijo el líder colorado.

Después de divulgar su carta de renuncia y realizar la improvisada despedida en el Ministerio de Relaciones Exteriores en el piso 6 del Palacio Santos, Talvi abandonó la Cancillería y se llamó a silencio. Minutos antes había enviado un mensaje de WhatsApp a los dirigentes de Ciudadanos en el que les manifestó que pronto tendrían oportunidad de “conversar personalmente” acerca de lo ocurrido, y también había escrito a los ministros para decirles que seguiría trabajando desde otro lugar por la coalición.

Desde entonces, el economista se instaló en la sede de Ciudadanos en Pocitos, en la que tiene previsto centralizar su trabajo político en el horizonte cercano. Pedirá licencia en el Senado para dedicarse exclusivamente al sector y al Partido Colorado en el Comité Ejecutivo Nacional, al menos por los próximos meses. 

Los dirigentes quieren que el martes participe del lanzamiento de la lista 600 que postula a Laura Raffo como candidata a la Intendencia de Montevideo, aunque aún no les respondió si lo hará, dijo a El Observador Andrés Ojeda, suplente de la economista.

Hace más de un mes, cuando le manifestó por primera vez al “núcleo duro” de Ciudadanos que pensaba renunciar al cargo de canciller, les dijo que desde otro lugar podría tener un “mejor vínculo” con el presidente Luis Lacalle Pou. En ese momento ya habían aflorado diferencias entre ambos en la conducción de la política exterior, pero ninguno imaginaba que la salida iba a ser con heridas y acusaciones de operaciones de enchastre. 

Más allá de continuar siendo el interlocutor del sector mayoritario del Partido Colorado con el presidente, y que la relación vuelva a su cauce, el economista deberá al mismo tiempo volver a sumergirse de lleno en las cuestiones de Ciudadanos, lo que implicará empaparse de las discusiones legislativas y abrir el abanico de temas en los que hace oír su voz.  

Un dirigente de su entorno señaló a El Observador que era momento de recomponer hacia la interna y reasumir el liderazgo activo del sector.Antes de renunciar, Talvi dijo a su círculo de confianza que el trabajo en la Cancillería le insumía tanto tiempo que le era imposible conducir políticamente al partido y a Ciudadanos. Por estar en tareas diplomáticas, no pudo seguir al detalle la discusión y los cambios en el proyecto de Ley de Urgente Consideración y delegó en su mano derecha Adrián Peña la negociación por los cargos en la interna colorada, aunque sobre este asunto también influyó que los puentes con Julio María Sanguinetti están cortados. 

Los legisladores del sector dudan que haya sido conveniente que deje el cargo, pero lo respaldan y prefieren poner el énfasis en que el tiempo al mando del Palacio Santos fue suficiente para mostrar sus credenciales y transformarse en uno de los ministros más populares del gabinete. “Demostró su capacidad de trabajo y de servicio al país en una gestión reconocida internacionalmente”, escribió Peña. 

También recuerdan que lo advirtieron de que su lugar natural era en el Senado, dado que tenía libertad para moverse sin tener al presidente como su jefe.

A sus allegados Talvi también les dijo que sentía la necesidad de tener un mayor protagonismo, poder opinar acerca de la coyuntura política y que entendía que por la situación económica y de crisis social en la que queda el país pospandemia es “más útil” en otro rol, sin el corset de ser la única persona que puede hablar por el presidente en el exterior. En una entrevista con el programa Santo y Seña, Talvi validó la tesis del politólogo Óscar Bottinelli acerca de cómo se había sentido en sus meses de gestión. El director de Factum escribió en El Observador que su salida tenía que ver con la “incongruencia” entre la calidad de “líder partidario” y la “calidad de subordinado” del presidente en que deviene la “función ministerial en la arquitectura diseñada” por Lacalle Pou.

El duelo interno

En Batllistas, el otro sector grande del Partido Colorado, observan su salida con ojos críticos. Julio María Sanguinetti volvió a elegir el silencio, pero Tabaré Viera y Walter Verri, dos de los dirigentes más importantes, se pronunciaron. 

Verri, que se desempeña como subsecretario de Industria, señaló al programa No toquen nada que la renuncia le produjo “sorpresa”. 
“No cabía otra cosa. Usted no puede tener un canciller que dice me voy pero me quedo. Me parece lógico que el presidente haya querido encausar rápidamente las relaciones internacionales y designar a una persona de su confianza”, subrayó. En tanto, Viera dijo que no entendía por qué había anunciado “una cantidad de cosas”, en referencia al lanzamiento de la nueva diplomacia comercial presentada el martes, el día antes de renunciar.

En su despedida improvisada, además de mencionar que el presidente lo había renunciado al avalar que se manejara públicamente el nombre de Francisco Bustillo como su sucesor, Talvi aprovechó para dar una conclusión primaria acerca de su pasaje por el Poder Ejecutivo. 
Ahora lo espera el llano desde el que quiere liderar un Partido Colorado que todavía no se recupera de la sorpresa por su renuncia.