Alternativas para la educación

Ante un sistema educativo en el que el 13,9% de los alumnos de primero de escuela repiten y 35,7% de los estudiantes de educación media y superior desertan, la primera reacción puede ser de alarma, pero una segunda instancia puede conllevar a la búsqueda de alternativas para cambiar esta situación. Por lo general, a la hora de indagar se suele posar el ojo en los modelos educativos de países que obtienen buenos resultados en las evaluaciones internacionales. Suele ocurrir, sin embargo, que quedan fuera del análisis aportes pedagógicos que se encuentran más cerca de lo que pensamos, conviviendo en nuestra red educativa, ante el desconocimiento de la mayoría.

Aun teniendo en cuenta que gran parte de los centros educativos que poseen modelos alternativos son de índole privada y apuntan a un segmento socioeconómico medio-alto, es posible sistematizar algunas características en las que suelen coincidir las ocho instituciones relevadas para este artículo. Para empezar, el compromiso y la capacitación de los docentes, nucleados ante una propuesta claramente definida. La búsqueda de un modelo de estudiante holístico, en el que se trabajan también aspectos emocionales, creativos y físicos, a diferencia del modelo de alumno cartesiano de la educación tradicional. Esta amplitud de miras conlleva a que la mayoría de las propuestas requieran doble turno. Algunos de los centros se focalizan en desarrollar las habilidades cognitivas de los educandos o en potenciar su imaginación, en lugar de apelar a un aprendizaje memorístico.

La mayoría de estos modelos, sin embargo, se presentan en la educación primaria debido a que la normativa del Estado permite que existan entidades educativas que no sean habilitadas pero sí autorizadas (la condición es que los alumnos de sexto realicen un examen al finalizar primaria), algo que no está establecido para secundaria y que limita el margen de acción de estas instituciones.