Amargo solo por hoy

Argentina perdió ante Rusia el bronce tras caer en el torneo de básquetbol por 81-77, lo que dejó a la selección albiceleste con un mal sabor en la boca

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12 de agosto de 2012 a las 21:18

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Apenas consumada la derrota frente a Rusia en la definición del tercer puesto del torneo de básquetbol de Londres 2012 quedó en los jugadores argentinos una sensación amarga. Bien amarga, tanta como de impotencia. En cierta forma parece lógico después de haber visto dejar el alma en la cancha a cada uno de los jugadores albicelestes. Porque realmente dejaron todo, pero, esta vez, no pudieron disfrutar el sabor de la victoria.

Lo sufrieron y, probablemente, marcó para ellos uno de los capítulos más ingratos desde que esta generación empezó a hacer historia ya hace más de una década.

No solo por la derrota en sí, sino porque la medalla de bronce hubiera sido un cierre perfecto para la generación dorada del básquetbol argentino. Sin embargo, cuando se enfríe la bronca y el tiempo se encargue de darle la verdadera dimensión a lo que consiguieron en estos Juegos Olímpicos y lo que hicieron a lo largo de 11 años, comprenderán la magnitud del recorrido de los liderados por Manu Ginóbili y Luis Scola.

Argentina acaba de perder ante Rusia 81-77 en un final increíble en el North Greenwich Arena, después de que Nocioni falló un triple cuando faltaban 19 segundos, que pudo cambiar el final del partido, y de que el árbitro no pitó una falta sobre Prigioni a falta de 7 segundos que también pudo complicar más de la cuenta a los rusos y quizá hubiese cambiado el resultado del compromiso que terminó siendo de alto vuelo.

Fue una de esas faltas que en la definición caliente del encuentro difícilmente sea sancionada, pero que fue protestada por algunos jugadores como si se tratara de un despojo, cuando en realidad lo empezaron a perder ellos porque no pudieron contener a Alexey Shved, el basquetbolista ruso de 23 años, ex CSKA de Moscú y flamante incorporación de la franquicia Minnessota Timberwolves para la NBA.

El gran cierre de Shved, que anotó 13 puntos en los últimos cinco minutos y que resultó incontenible para la defensa argentina, porque no solo marcó la diferencia por los tantos que anotó sino por la forma en que hizo jugar a su equipo en el cierre del partido. Sus números reflejan el valor de su producción: puso siete asistencias.

La definición del tercer puesto estuvo marcada por la forma en la que Argentina, que cargaba con el cansancio que arrastraba un plantel de casi 31 años de promedio, salió a buscar el bronce. Se turnaron todos para mantener a su selección en partido.

El arranque de Ginóbili y Nocioni sirvieron para que los albicelestes se llevaran el primer cuarto 20-19, las bombas de Delfino, que marcaron la máximo diferencia en el segundo cuarto (27-21) y los triples de Leonardo Gutiérrez. En esos 14 primeros minutos Argentina logró 68% de acierto en triples en ocho intentos.

El momento de Rusia

Los rusos esperaron su momento y surgieron con Kirilenko y Fridzon cuando promediaba el segundo cuarto. Establecieron un 8-0 y de ahí en adelante manejaron el partido. Lograron hasta 11 puntos de diferencia cuando se cerraba el tercer cuarto (61-50).

Pero Argentina resurgió y se puso otra vez en partido. Ginóbili igualó en 62 cuando jugaban los últimos 7 minutos de partido. De ahí al final se planteó una lucha en la que no se dieron tregua.

Los veteranos jugadores argentinos, Ginóbili, Delfino, Scola y Nocioni, hicieron su parte, pero Shved tenía un mejor repertorio, que fue determinante, cuando después de 10 puntos consecutivos, con un triple cerró el partido (79-77). Fue entonces cuando Argentina no supo firmar su victoria.

El dolor del final

Esta vez el futuro le ganó al peso de la experiencia, y la juventud de los ruso dejó sin podio a los veteranos de guerra argentinos.

La generación dorada albiceleste se despidió de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con un cuarto puesto que el tiempo seguramente le dará la verdadera dimensión.

Porque junto al oro en Atenas 2004, el bronce en Beijing 2008, el vicecampeonato mundial en 2002 y el cuarto puesto en 2006 y el quinto de 2010, sumado el título del Torneo de las Américas de 2011, le dan forma a la mejor actuación que haya registrado una generación argentina en las canchas de básquetbol del mundo.

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