Ana Lacaze, una uruguaya en Pixar y su trabajo en Unidos, lo nuevo del estudio

Con 23 años de carrera en el estudio, tuvo a su cargo parte del diseño de los personajes de la nueva película, que se ambienta en un mundo habitado por criaturas mitológicas

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04 de marzo de 2020 a las 05:04

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Ana Lacaze llegó desde Montevideo a la Universidad de Pensilvania con la intención de mezclar sus dos pasiones: la tecnología y el arte, en particular, lo visual, como fan del cine y los dibujos animados. Por eso cursó dos carreras, la de Ingeniería eléctrica y la de Bellas Artes. Reconoce que es una combinación bastante rara, pero fue la que le permitió descubrir que existía un trabajo en el que combinarlas. Así fue que se metió en el mundo de la computación gráfica, es decir, generar imágenes y efectos especiales por computadora.

Aunque había tenido una breve y curiosa experiencia laboral como operadora de un acelerador de partículas nucleares en el célebre laboratorio de Los Alamos (donde se probó por primera vez una bomba atómica), en 1997 consiguió el trabajo que mantiene hasta hoy. Ed Catmull, por entonces presidente del estudio de animación Pixar visitó la Universidad para reclutar empleados, Lacaze pidió una entrevista para conocerlo y saber más de la empresa. Y terminó contratada.

Desde entonces, la uruguaya ha ocupado diversos roles en las producciones del estudio que desde 2006 pertenece a Disney. Son 23 años en un estudio que creció en popularidad, desarrolló técnicas innovadoras que cambiaron el cine animado (al punto que hoy las películas masivas de animación tradicional son casi inexistentes) y que se llevó unos cuantos premios Oscar. Lacaze trabajó en Toy Story 2, Bichos, Cars, Up, Monsters Inc., Los Increíbles y su secuela, Coco, Intensa-mente, Un gran dinosaurio, y ahora en Unidos, la película más reciente del estudio, que se estrena este jueves en Uruguay.

Disney/Pixar

Unidos se ambienta en un mundo basado en la mitología y los cuentos de hadas, con duendes, cíclopes, gnomos, minotauros y demás habitando ciudades y suburbios como los del mundo real. Sus protagonistas son dos hermanos, Ian y Barley Lightfoot (intepretados por Tom Holland y Chris Pratt, célebres por sus roles superhéroicos como Spider-Man y Star Lord en las películas de Marvel) que perdieron a su padre de niños, cumpliendo con el clásico mandato Disney. Aunque aquí hay parte de la historia personal del director, Dan Scanlon, que tomó como punto de partida para crear esta historia la muerte de su propio padre.

Ian y Barley encuentran un hechizo que les permitirá revivir al progenitor fallecido, pero claro, algo sale mal y solo regresan sus piernas. Tiene 24 horas para devolver al resto, por lo que empezarán un viaje en camioneta para cumplir esa misión.

De la mitología a la pantalla

Disney/Pixar

En Unidos, Lacaze tuvo el rol de líder del equipo de shading y groom. Es decir que a ella le llegaban los personajes con su forma final, pero sin colores ni texturas. Su tarea es la de otorgar las tonalidades y los materiales (desde la ropa hasta el pelo y la piel) y como afectan las sombras y la iluminación de los escenarios a esos personajes. Un rol que define como el de “traductora”, porque tiene que llevar lo que visualizan los creadores y artistas, y lo que espera el público, a la práctica.

En diálogo telefónico con El Observador, Lacaze explica: “Si vos mirás un material y lo traducís directamente a la pantalla de la forma que lo ves, no funciona. Lo que tenés que hacer es mirar la esencia de ese material y usarla de una forma que combine con la película, y además de la historia, de lo que querés decir. En Unidos teníamos un montón de personajes procedentes de la mitología, entonces teníamos que traducir eso pero sin perder de vista la historia”. Antes se buscaba el realismo extremo, pero ahora que ya se logró se opta por hacer lo que mejor aplique al relato, aunque los niveles de detalle son impresionantes, como mostró la viralización de una serie de posters de Toy Story 4 en los que se notaban los golpes, raspones y costuras de los juguetes protagonistas.

En este caso, con personajes fantásticos, la inspiración puede venir de cualquier parte. “Los personajes no tienen poros, o fosas nasales, o venas en la piel, porque no combinaba con el diseño y los modelos de los personajes. Pero a veces podemos fijarnos en cosas que uno no imagina. El departamento de arte nos da imágenes de referencia, y a veces son de cosas como cactus o suculentas, cosas así que muestran como pega la luz, como rebota, y eso te sirve para inspirarte. Una fruta como un tamarindo puede serlo también”, cuenta Lacaze.

Ahí entra en juego una de las claves del trabajo en los largometrajes de Pixar: la colaboración entre las distintas áreas y el proceso que mezcla una cadena de producción con un trabajo casi científico, de prueba y error. Por eso los filmes tardan años en hacer el camino desde la presentación de la idea hasta su llegada a la pantalla. Para hacerse una idea, Lacaze entró a la producción hace dos años, con el proceso ya en marcha, pero lejos del final.

Disney/Pixar

Primero se define la estética de la película, y a partir de ahí empieza a trabajarse en los personajes, que pueden llevar entre dos semanas y seis meses de trabajo cada uno. “El cruce de información entre los diferentes departamentos puede hacer que algo cambie. Por ejemplo, te llega Marlin, el de Buscando a Nemo, nosotros le empezamos a poner el shading (sombreado) y el groom (pelo, pelaje, piel y demás texturas físicas), pero después cuando el departamento de animación los empieza a animar nos damos cuenta que hay algo que no funciona bien entonces tiene que volver atrás para cambiarlo. Por eso trabajamos todos juntos”, dice Lacaze.

Los que más tiempo llevan son los protagonistas principales, que son los que más cambian y se cuidan. Pero a los secundarios también hay que prestarles atención, porque pueden dar información y complementar lo que hay que hacer con los protagonistas.

Los protagonistas también son los que tardan más porque la uruguaya y su equipo tienen que reflejar con su trabajo la evolución y las modificaciones que los personajes sufren a lo largo del relato. “Al principio de la película tenes una determinada visión del personaje, pero a medida que avanza la trama y ese personaje cambia, tenés que cambiar también la imagen. Siempre somos un apoyo del arco del personaje”. En ese proceso colaborativo, el gran articulador fue el director, Dan Scanlon, que pedía opiniones a todos los involucrados. Por eso en el resultado que se verá en las pantallas a partir de este jueves, hay un poco de cada uno de los que fueron parte del equipo de Unidos, según Lacaze.

Cada dos semanas

Disney prohíbe a sus empleados hablar de los proyectos futuros que aún no han sido anunciados. A lo largo de los últimos años, actores, directores y demás integrantes de producciones han avisado que no pueden revelar nada prácticamente bajo pena de muerte. Lacaze no puede contar en que está trabajando ahora, pero sí de lo diferente que era el estudio cuando llegó.

Cuando entró a Pixar, la compañía solo tenía un largometraje en el currículum, la primera Toy Story. “Todo era muy distinto, era un área de trabajo que no se conocía demasiado”, recuerda.

La tecnología avanza y en Pixar se la recibe de brazos abiertos. “Cada dos o tres semanas cambia y hay que aprender cosas distintas”, dice Lacaze con una carcajada. “Siempre tenés un grupo de gente más artística, que le encanta pensar y hacer cosas distintas, y que investigan. Cada vez que hay un poco de tiempo nos dedicamos a probar cosas distintas, nos zambullimos para ver qué pasa. O buscamos cosas que nos permitan investigar cosas nuevas o que nunca se hayan hecho. Estamos siempre probando”, explica.

Y concluye: “Siempre me parece increíble estar acá, y haciendo las cosas que quiero hacer. Pero si te digo la verdad, no hay mucho tiempo para parar y sentarse en los laureles. Siempre hay algo más para seguir adelantando y avanzando, o revisar lo que sale mal o meterse a estudiar lo que hay que aprender. Todo eso te sirve para no rendirte y siempre seguir adelante”. 

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