AFP

Ataques de los Bolsonaro contra vicepresidente intensifican discordia interna en Brasil

El ataque en las redes sociales contra el general retirado aumenta temores acerca del programa de reformas

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02 de mayo de 2019 a las 14:25

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Bryan Harris y Andres Schipani

La semana pasada, los hijos de Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, emprendieron una guerra en las redes sociales contra el vicepresidente Hamilton Mourão, un general retirado. Esto marcó una nueva etapa en un creciente conflicto dentro de una administración que ha sido dominada por la discordia interna desde su toma de posesión en enero.

El conflicto ha renovado los temores de una parálisis política, conforme varios centros de poder en Brasilia parecen ser cada vez más incapaces de trabajar en conjunto.

A diferencia de los miembros más radicales de la administración, Mourão aboga por una política exterior más pragmática, favorece la mejoría de las relaciones con China y se opone al traslado de la embajada brasileña en Israel a Jerusalén.

Matias Spektor, un profesor de política de la Fundación Getúlio Vargas, lo expresó de forma más preocupante: "Brasil está en una espiral descendente. Cada día parece menos probable que se recupere".

Mourão, un ex general del ejército que sirvió en Angola y Venezuela, fue elegido en la misma boleta electoral que Bolsonaro en octubre y no se le puede despedir.

A pesar de los temores iniciales sobre el papel de los militares en el gobierno, Mourão -junto con otros generales en el gabinete- se ha llegado a considerar como la voz de la moderación en una administración populista dada a la controversia.

Pero su popularidad y su frialdad parecen haberle ganado la enemistad de algunos de los socios más cercanos del presidente, incluyendo al ideólogo de derecha Olavo de Carvalho y a sus hijos, quienes tienen la tendencia a lanzar ataques verbales.

Durante meses, Carvalho, un escritor y ex astrólogo radicado en EEUU, ha atacado al vicepresidente y recientemente lo calificó de "un adolescente totalmente descalificado para cualquier debate intelectual serio".

Los ataques se intensificaron recientemente con la intervención de Carlos Bolsonaro, el segundo hijo del presidente y concejal en Río de Janeiro, quien lanzó un torrente de tuits criticando a Mourão. Afirmó que el vicepresidente se estaba alineando con "quienes detestaban al presidente".

Otro de los hijos del presidente, Eduardo Bolsonaro, un congresista cercano a Steve Bannon, el ex asesor del presidente estadounidense Donald Trump, les dijo a los medios locales que el ex general había hecho "sucesivas declaraciones contrarias al presidente".

Las críticas provocaron un aumento en los ataques políticos contra Mourão, incluyendo un llamado a su juicio político por una destacada figura en el poderoso bloque evangélico del país. El presidente Bolsonaro ha dicho que mantendrá su "matrimonio" con el vicepresidente hasta las próximas elecciones en 2022.

"Los militares pensaron que podían ‘normalizar’ a los Bolsonaro", dijo el profesor Spektor. "Ahora se están dando cuenta de que no pueden. El presidente y sus hijos intentarán mantener las redes sociales activas para energizar a sus seguidores, incluso aunque eso ocurra a costa de la estabilidad y el civismo".

El jueves, Bolsonaro alimentó más la indignación al decir que Brasil no debería convertirse en un "paraíso para el turismo gay".

"Si quieres venir aquí y tener sexo con una mujer, hazlo. Pero Brasil no puede ser un país turístico para el mundo gay", dijo, según se informa.

Una encuesta de Ibope publicada la semana pasada reveló que la cantidad de personas que piensan que el presidente está haciendo un "buen" trabajo se redujo del 49% en enero al 35% este mes, mientras que la cifra de quienes piensan que está haciendo un "mal" trabajo aumentó de 11% en enero a 27% este mes.

Los hallazgos se producen en medio de una falta de progreso para lidiar con los graves problemas que enfrenta Brasil, incluyendo una economía estancada y un alto desempleo.

Un punto positivo para el presidente es que sigue contando con el apoyo del sector corporativo brasileño, el cual se mantiene cautelosamente optimista de que su equipo económico puede implementar las profundas reformas necesarias para estimular la economía.

La prioridad es un crucial paquete de reformas de las pensiones, el cual el martes pasado superó su primer obstáculo legislativo en el congreso.

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