Esta nota empieza con un audio de WhatsApp. Era una mañana cualquiera en la redacción del diario cuando un mensaje cayó bajo el ritmo de una vibración corta. “Ah, no. Esto es el colmo”, dijo a los pocos segundos la dueña del teléfono, una periodista que también se ocupa de llenar las páginas de esta y otras secciones. Enseguida, los que se sientan más o menos cerca de ella se giraron a ver. “¿Qué pasó?”, le preguntó uno de sus compañeros. “Una persona que no tengo entre mis contactos y con la que nunca antes me mandé mensajes me acaba de mandar un audio de casi un minuto. Ni siquiera se presentó. ¿No es cualquiera?”, lanzó la receptora del mensaje de voz. “Es lamentable, sí, la gente ya no tiene ni las cortesías mínimas para comunicarse con el celular”, apoyó uno. “No me parece tan grave, es un audio”, apuntó otra. Así, el mensaje de WhatsApp dividió aguas.
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