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Búsqueda de extraterrestres ofrece lecciones para todos

La búsqueda de vida extraterrestre por parte del gobierno estadounidense conlleva beneficios imprevistos para quienes están en la Tierra

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08 de julio de 2021 a las 14:43

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Por Gillian Tett

A principios de este año, yo me encontraba en el Pentágono, el vasto cuartel general del aparato militar estadounidense, para una reunión cuando vi un sorprendente letrero en una puerta. El letrero parecía indicar que la oficina estaba dedicada a la investigación de objetos voladores no identificados, también conocidos como 'ovnis'. La seguridad era estricta y, sin embargo, yo pregunté: “¿Es una broma?”.

No obtuve una respuesta clara. Pero, a fines de junio, el Pentágono publicó un informe ampliamente discutido revelando que ciertos oficiales han estado estudiando avistamientos de ovnis — o, como prefieren llamarlos actualmente, de 'fanis' (fenómenos aéreos no identificados) — durante muchos años.

De 144 avistamientos de fanis entre 2004 y 2021, sólo uno fácilmente puede atribuirse a un objeto normal (en ese caso, un globo desinflado). “Actualmente carecemos de suficiente información en nuestro conjunto de datos para atribuir los incidentes a explicaciones específicas”, concluyó el informe. La especulación acerca de que sea tecnología ultrasecreta rusa, china o incluso estadounidense, sin mencionar las teorías más inusuales sobre los extraterrestres, se ha disparado desde entonces.

Pero, en medio de toda la discusión acerca de extraterrestres, existe otra intrigante pregunta que el gobierno estadounidense ha estado estudiando discretamente: Si los extraterrestres se aparecieran, ¿cómo nos comunicaríamos con ellos?

Los esfuerzos del gobierno estadounidense por buscar y potencialmente comunicarse con extraterrestres son bien conocidos por los devotos de la ciencia ficción. El Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) emplea a cien científicos desde su base en Mountain View, California, parte de Silicon Valley. ¿Dónde más habría de ser?

Lo que es menos conocido, sin embargo, es que SETI también está trabajando con arqueólogos, antropólogos y otros científicos sociales bajo el supuesto de que, si encontramos a alguien, pudiéramos querer saludarlo. Gran parte de esto es secreto, pero en 2014 la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) publicó un extenso informe en forma de un libro sobre este trabajo, titulado “Arqueología, antropología y comunicación interestelar”.

Aunque atrajo poca atención generalizada en aquel momento, el libro representa una fascinante lectura (y se puede encontrar en línea). “Para ir más allá de la mera detección de tal inteligencia, y tener alguna posibilidad realista de comprenderla, podemos sacar bastante provecho de las lecciones aprendidas por investigadores que enfrentan retos similares en la Tierra”, explicó un prólogo de Douglas Vakoch, un profesor emérito de psicología clínica en el Instituto de Estudios Integrales de California (CIIS, por sus siglas en inglés), quien entonces era “director de composición de mensajes interestelares” en SETI.

“Como los arqueólogos que reconstruyen civilizaciones temporalmente distantes a partir de evidencia fragmentaria, se espera que los investigadores de SETI reconstruyan civilizaciones distantes separadas de nosotros por vastas extensiones de espacio y de tiempo”, él señaló.

“Y como los antropólogos, quienes intentan comprender otras culturas a pesar de las diferencias en el lenguaje y en las costumbres sociales, conforme intentamos decodificar e interpretar mensajes extraterrestres, se nos pedirá que comprendamos la mentalidad de una especie que es radicalmente Otra”.

En términos prácticos, esto significó que el equipo de SETI había analizado cómo los arqueólogos no habían logrado interpretar los textos mayas y egipcios para ver cómo decodificar señales desconocidas. Ellos habían reflexionado sobre cómo la cultura griega antigua “muerta” transmitía señales al pensamiento europeo moderno, y habían observado cómo la antropóloga Ruth Benedict trató de “decodificar” la cultura japonesa para el gobierno estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.

La investigación también exploró los errores que cometieron los antropólogos físicos y los arqueólogos cuando encontraron por vez primera fósiles de neandertal, sobre todo al suponer que esta rama de la humanidad caminaba encorvada ya que la primera excavación de huesos así lo había indicado. (Resultó ser que esos huesos eran de un individuo con artritis).

Todo lo cual llevó a los investigadores de SETI a concluir que, si se van a comunicar con extraterrestres, no pueden usar señales auditivas ya que “los factores que afectan la propagación de los sonidos pueden variar tanto de un planeta a otro”, señaló el científico cognitivo William Edmondson. Tampoco, él añadió, pueden utilizarse símbolos ya que “la comunicación simbólica — en la que la conexión entre signo y significado es arbitraria — es intrínsecamente limitada”.

Más bien, el grupo favorece el envío de imágenes de la Tierra al espacio exterior o el uso de señales cuantitativas basadas en matemáticas, ya que parecen depender menos de cualquier interpretación simbólica. Pero, si bien se presume que los números primos son una construcción universal, Vakoch ha enfatizado que sería peligroso suponer que los números se perciben de una manera universal.

Nada de esto, por supuesto, arroja luz sobre los fanis, los cuales definitivamente pudieran resultar ser una serie de fenómenos poco interesantes. Tampoco aborda las posibles desventajas de hacer contacto, tal como lo describió el físico Stephen Hawking, y muchos grandes novelistas, quienes temen que los seres extraterrestres no sólo serían tecnológicamente superiores, sino también probablemente inclinados a aniquilar a los humanos.

Fútil o no, yo encuentro curiosamente alentador que al menos una parte del gobierno se haya dedicado a pensar en lo casi impensable durante los últimos años y a hacerlo con un enfoque admirablemente interdisciplinario.

E incluso si nunca encontramos vida extraterrestre, la búsqueda ayuda a fomentar un debate sobre qué es lo que les permite a los humanos comunicarse con otros humanos “alienígenas”, a través del tiempo y del espacio de nuestro propio planeta. En este momento, eso es muy necesario, con o sin ovnis.

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