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Cacho Castaña, entre los tangos legendarios y el machismo transversal

La muerte de uno de los músicos porteños más representativos marcó la conversación este martes, entre homenajes, insultos y un archivo de declaraciones polémicas

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16 de octubre de 2019 a las 05:03

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Cada vez que las dos palabras, “Cacho” y “Castaña”, aparecían en la lista de tendencias de Twitter, había barullo y polvareda. Se olvidaba la música, las cualidades que Café La humedad o Garganta con arena podrían tener, se amontonaban los enojos y en su mayoría imperaba la indignación por declaraciones que, en general, hacían pensar más en la edad de su portavoz que en otra cosa. Pero aunque para algunos fuera difícil de creer, la lucidez de esos dichos era con frecuencia evidente. Lo que decía, lo decía consciente. "Es hijo de su tiempo", es una de las frases que frecuentemente se escuchaba ante algunas de las frases que Castaña decía.

La cuestión de si Humberto Vicente Castagna era la manifestación del machismo más evidente en la sociedad rioplatense o si simplemente era un hijo natural de otros tiempos puede dar para debatir un rato largo. La discusión, si se la incluye en el debate sobre el repudio al creador contra la adoración de su obra, va además por un carril similar al de otros artistas a los que les sucede o sucedió algo similar. Pero lo cierto es que este martes, e independientemente de las opiniones favorables o adversas, el músico volvió a ser tendencia. Y esta vez lo hizo porque, después de varios días acarreando una afección pulmonar, murió. Tenía 77 años y una lista de éxitos y conquistas musicales en la espalda. Editó más de 50 discos, compuso más de 600 canciones y sus éxitos más notables, además de los mencionados en el primer párrafo, fueron Quieren matar al ladrón, Lo llaman el matador, Ojalá que no puedas, Para vivir un gran amor y Septiembre del 88.

Pero además de la música, Castaña fue parte de unas diez películas, como El mundo es de los jóvenes de Julio Porter, la serie La carpa del amorLa playa del amor y La discoteca del amor de Adolfo Aristarain, entre otras. También diversos artistas que lo conocieron destacaron en la tarde de ayer, una vez conocido su fallecimiento, sus virtudes como amigo y su lealtad. Entre quienes manifestaron su dolor están Mirtha Legrand, Susana Giménez (quien además fue su pareja), Alejandro Lerner, Moria Casán, o los hermanos Pimpinela. El ministerio de Cultura de la Nación también publicó sus condolencias y lo destacó como personalidad destacada de la ciudad de Buenos Aires.

Y paralelamente a sus éxitos, también se forjó una reputación de seductor empedernido y anticuado que, en los últimos años, se intensificó y casi que se convirtió en un estigma que causó rechazo en un espectro bastante amplio de la sociedad.

Esta nota no pretende ser un obituario ni nada parecido. Tampoco juzgará la obra del artista ni sus posturas. Simplemente presentará algunos hechos recientes que explican –o no– por qué sucede que, en medio de esa efervescencia tuitera que llevó su nombre y su muerte al primer lugar de las menciones el 15 de octubre de 2019,  gran parte de los comentarios fueron negativos. Por qué fue que se dio que, ante un hecho que inspiraría respeto o al menos silencio, muchos eligieron vociferar y hasta ridiculizar a la figura de Castaña. Una figura que, claro, nunca necesitó demasiado para agitar las aguas. Lo hizo desde los escenarios y en las entrevistas. Una cualidad que en vista de lo que su muerte suscitó, todavía mantiene.

Las polémicas

“Si te agarro con otro te mato, te doy una paliza y después me escapo”, cantaba Cacho en una de sus canciones más controversiales. Aunque hasta los Beatles tuvieron algún que otro desliz misógino –la canción Run for your life, por ejemplo– y no los crucificaron tanto, este tema fue una especie de punta de lanza para las opiniones que el cantante argentino se encargaría luego de poner sobre la mesa y ante las cuales diversos colectivos se sintieron atacados. 

Uno de sus dichos más recordados apareció durante un móvil a principios de 2018, en el que hablando de la situación de la Argentina, Cacho se soltó y largó lo siguiente: "Si la violación es inevitable, relájate y goza".

El "relájate y goza" ya había aparecido anteriormente –Cacho dijo en el móvil que era un refrán viejo que utilizaba de vez en cuando– en una entrevista que Clarín rescató en su obituario. “Vos podés ser abierto en el sexo, pero hay que saber relajarse. Te puede llegar a gustar un tipo o te puede llegar a violar un tipo. O te lo podés violar vos. Si la violación es inevitable, relájate y goza. Te pueden gustar dos minas, después te cansás de las dos minas y querés un tipo y, de golpe, la tenés adentro. Y cuando la tenés adentro, decís: '¡qué hice!' Lo malo es si te gusta. O no: si te gusta es tremendo, porque sentís que estuviste toda la vida al dope hasta que te diste cuenta, de grande, que te la pusieron y te gustó. Por eso, ante la duda, no quiero ni que me toquen el culo”.

El primer derrape, el del móvil, rápidamente se convirtió en una marca reciente de su actitud y tuvo que salir a pedir disculpas. Lo hizo en la mesa de Mirtha Legrand y dijo que no estaba en contra ni de las mujeres ni del feminismo, y que él era el más feminista de todos. Por las dudas, el Ministerio de Justicia le mandó una carta a un teatro en el que se iba a presentar para que no se hicieran los shows, por temor a un escrache con violencia. Pero algunos meses después, otro episodio lo puso en el ojo de la tormenta. 

En Radio Mitre, presentando su disco Distinto, Cacho dijo esto: “Me enoja que se peleen las minas. A las minas hay que volteárselas. La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo. Esperá a que se le caiga la cola a todas”.

A pesar de esta posición frente al género femenino, Cacho siempre fue el paradigma porteño del seductor serial. Incluso llegó a quejarse de que lo vieran de ese modo, como algo para “usar y tirar”. “Soy un pobre objeto sexual, te usan y te tiran. Y uno sigue siendo un lírico en el fondo porque no cree en ellas, uno va con ellas a la cama, esperanzado en que no se termine ahí pero no, te dejan en la puerta de tu casa y al otro día, por ahí, ni te llaman. Es terrible”, contó en su momento quien fuera pareja de Susana Giménez y Mónica Gonzaga, entre otras famosas argentinas.

El martes, los obituarios que se publicaron al instante tras su muerte se enfocaron en los dos polos de su figura: el cantante y el declarador polémico. Y en esos dos polos se dividió también la sociedad: por un lado los que rescataron su arte y su música, y por otro los que decidieron mantener en su cabeza al Cacho del infame “relájate y goza”. Tenga razón el grupo que la tenga –o incluso si ambos la tienen–, él se ganó por su cuenta estar en ambos lados al mismo tiempo. 

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