La agencia calificadora Fitch Ratings subió este miércoles la nota de deuda de Uruguay, desde BBB- a BBB (un escalón por encima del mínimo), con perspectiva "estable".
La decisión de la calificadora estuvo basada en “el sólido desempeño fiscal del país que permitió absorber el shock de la pandemia del covid-19, sumado al historial de cumplimiento del marco fiscal modificado -desde 2020-, que ha mejorado su credibilidad, aumenta la resiliencia a los shocks económicos y reduce el riesgo de un potencial aumento en el stock de la deuda pública”.
También señaló que “la reciente aprobación de una reforma que mejora la sostenibilidad fiscal" del sistema de jubilaciones, "indica la apuesta por una política fiscal más prudente y coherente con su alto estándar de gobernabilidad”.
La agencia ha sido hasta ahora la más dura en sus evaluaciones. En octubre de 2018 si bien había mantenido la nota en BBB-, revisó la perspectiva de estable a negativa. En ese entonces, durante el gobierno del Frente Amplio, destacó que la revisión era reflejo de déficit fiscales persistentes, y una alta y creciente deuda pública que “erosionaba” el espacio de políticas para enfrentar los shocks. Ello en un contexto de condiciones financieras globales más estrictas y un entorno macroeconómico desafiante para la región.
En diciembre de 2021 y luego de tres años con perspectiva negativa, la agencia mantuvo la nota y mejoró su perspectiva a estable. Esa calificación la mantuvo luego durante todo el 2022, hasta esta nueva actualización conocida este miércoles.
La nota de BBB es la más alta otorgada por Fitch a Uruguay, desde que la agencia comenzó a calificar al país en enero de 1995. Por otro lado, la última mejora en la calificación de esta agencia se había producido hace más de 10 años (marzo de 2013), cuando Uruguay recuperó la calificación crediticia de grado inversor de Fitch de “BBB-”.
Fitch anticipa un contexto fiscal desafiante en 2023 dado el impacto de la sequía y la reversión de las pérdidas de salarios reales en los últimos años, así como la decisión del gobierno de reducir los impuestos.
La calificadora proyecta que el déficit del gobierno central se ampliará levemente a 3,3% del PIB en 2023, desde 3,2% en 2022, pero se reducirá gradualmente a 2,6% para 2025.
En tanto, Fitch anticipa que el crecimiento del PIB se desacelerará a 1,8% en 2023 y rondará 2,5% en 2024 y 2025, por debajo del 4,9% en 2022.
Además, sostuvo que el crecimiento potencial sigue viéndose afectado por los bajos niveles de inversión (18,8 % del PIB en 2022), las tendencias demográficas adversas y “los problemas de competitividad (por ejemplo, un marco salarial desconectado de la productividad y los altos costos de la energía)”.
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