En medio de una tarde marcada por el calor extremo, Maximiliano V. D. T. experimentó un evento aterrador en su hogar de La Horqueta, San Isidro. Mientras disfrutaba de la piscina en la oscuridad, descubrió que no estaba solo. Alarmado, se refugió y aseguró la puerta ventana de doble vidrio, resistiendo los intentos de los delincuentes que, mediante golpes y disparos, intentaban ingresar. En medio de la tensión, uno de los ladrones gritó: "Vamos, vámonos a la mierda".
El impactante incidente, registrado a las 21:12 del miércoles pasado por las cámaras de seguridad, llevó a detener a tres sospechosos, incluido el líder de la banda apodada Los Rompecocos, Claudio Medina, conocido como Mono, quien tiene un extenso historial delictivo.
La investigación, liderada por el fiscal general adjunto Patricio Ferrari y la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de la policía bonaerense, reveló que Los Rompecocos seleccionaban cuidadosamente sus objetivos. A diferencia de otras bandas, actuaban cuando las víctimas estaban presentes durante la cena, buscando infligir violencia extrema para obtener información sobre la ubicación del dinero.
El modus operandi de la banda se centraba en conseguir dólares y euros en efectivo, excluyendo joyas y electrodomésticos. La inteligencia previa fue evidente, ya que la banda rompía el alambrado perimetral días antes de cada robo, según testimonios del personal de mantenimiento.
Los Rompecocos protagonizaron robos en Las Lomas, Villa Adelina y La Horqueta, donde atacaron brutalmente a las víctimas. Las autoridades destacaron la necesidad de actuar rápidamente ante la escalada de violencia, desmantelando la organización criminal.
El análisis de imágenes de cámaras de seguridad, tanto públicas como privadas, permitió identificar el vehículo utilizado por los delincuentes, un Peugeot 208 blanco. La banda evitaba áreas vigiladas, circulando por zonas sin cámaras de seguridad.
La chapa patente del vehículo resultó ser robada una semana antes del primer asalto, enfatizando la premeditación de los crímenes. El seguimiento del recorrido de los delincuentes reveló su trayecto desde San Fernando hacia San Isidro, eludiendo las cámaras de peaje.
Los Rompecocos desactivaban los teléfonos celulares de las víctimas antes de huir para evitar ser denunciados. El arresto del Mono Medina y dos cómplices se llevó a cabo en San Fernando y Vicente López, gracias a la colaboración del Centro de Operaciones Municipal y las cámaras de seguridad.
La investigación y detención de los criminales resaltan la eficacia del trabajo coordinado entre el municipio de San Isidro y las fuerzas de seguridad, demostrando el compromiso con la seguridad de la comunidad. El Mono Medina, de 44 años, fue detenido con una pistola Glock nueve milímetros, posiblemente utilizada en uno de los robos, junto con un secuestro de 838.280 pesos.
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