Científicos piden más becas y fondos para doctorados

No obstante, señalan que para ello debería existir una política a nivel nacional que fomente los concursos de becas para doctorarse en el país y los fondos de investigación.
Las empresas como Google lo que buscan es tener “todos los años un flujo de nuevos graduados para tener sangre nueva en sus empresas”, dijo Grünberg el jueves en el programa Suena Tremendo de radio El Espectador. Raúl Ures, doctor en Matemática y director del Instituto de Matemática de la Facultad de Ingeniería (IMERL) de la Universidad de la República, consideró que “es verdad que sería necesario que se formaran más doctores por año acá en Uruguay y que no lo tuvieran que hacer en el exterior”.

Lo cierto es que más allá de que en Uruguay hay más de 40 doctores en Matemática, obtienen el título en el país solamente uno o dos por año.
En lo que refiere a doctores en Computación, en Uruguay hay 35, y por año se gradúan cuatro o cinco, aseguró a El Observador Franco Robledo, doctor en Computación y director del Instituto de Computación de la Facultad de Ingeniería (Inco) de la Universidad de la República.

Becas y fondos
Tanto Ures como Robledo coincidieron en que para aumentar la “producción endógena” de doctorados se necesitan más recursos y becas. “Muchas más becas de maestría y doctorado para fomentar la investigación”, apuntó Robledo, mientras que Ures manifestó que las escasas posibilidades de conseguir una beca en Uruguay, lleva a los jóvenes a irse a estudiar al exterior.

Hoy en día quien administra en Uruguay los fondos de becas y de investigación para doctorarse en estas áreas es la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Pero según Ures, los cupos son pocos y los requisitos muchos.
En ese sentido, resaltó que a los estudiantes uruguayos les resulta más conveniente doctorarse en el extranjero porque las becas que obtienen son mayores. “Con las becas que consiguen acá, no pueden dedicarse solamente a estudiar, y por lo tanto, además del doctorado, tienen que trabajar 40 horas semanales. En el exterior, se pueden dedicar solamente al estudio” y esa es una gran diferencia, aseguró.

Robledo dijo que el Inco intenta otorgar a los estudiantes uno o dos semestres libres para que puedan dedicarlos exclusivamente al doctorado o maestría.
Las becas de la ANII tampoco facilitan la presencia de estudiantes extranjeros, ya que como primer requisito se pide dos años de residencia en el país. Según explicó esa política de la agencia responde a beneficiar la formación de uruguayos, y que luego se queden en el país.
“En otros países no les importa que los estudiantes retornen as sus lugares de origen porque eso también los beneficia, Uruguay tendría que hacer lo mismo”, expresó el director del IMERL.

Entre las ventajas destacó, el vínculo que se genera con el estudiante una vez que está doctorado y regresa a su país, los temas de investigación que se lleva este graduado que suelen ser los que se estudian donde hizo el doctorado, el flujo de nuevos estudiantes que estos contactos pueden generar y la presencia de gente joven talentosa estudiando en el país, genera un clima apropiado para la investigación.
Ures también advirtió que de esa manera la comunidad científica puede asegurarse su “reproducción” sin necesidad de depender del exterior y puntualizó que el número de doctores que se gradúan en el país es una forma de demostrar la capacidad de formación que tiene la comunidad científica.

A su vez, los fondos de investigación de la ANII no son personales, sino grupales y son muy escasos. Eso dificulta el trabajo y los viajes propios de cualquier tarea científica.
El Observador intentó sin éxito, hablar con algún vocero de la ANII.