Cinco selvas asiáticas para no perderse la naturaleza en estado puro

Taman Negara (Malasia)

Una buena opción para huir de la locura de Kuala Lumpur es visitar Taman Negara, a solo 200 kilómetros de la capital. El ómnibus recorre suaves lomadas con mucho follaje y tierra rojiza hasta Jerantut, donde hay que realizar una conexión a Kuala Tembeling, donde extienden los pases al parque. A continuación, un viaje en canoa a motor de dos horas por el marronáceo río, adentrándose en la jungla, hasta Kuala Tahan. En este caserío, rodeado por la espesura y a la vera de varios restaurantes flotantes muy agradables y económicos (aunque en el país las porciones son siempre reducidas), puede conseguirse alojamiento en un hostel por US$ 4 y así procurar las proteínas necesarias.

Cruzando el río, hay una multitud de senderos por los cuales perderse durante horas e inclusive hacer canopy. Debe tenerse particular cuidado con las altas temperaturas, la humedad agobiante y las sanguijuelas (que abundan), por lo que hay que proveerse de agua y llevar botas de trekking y pantalones largos.

Luang Namtha (Laos)

Ubicada a 140 kilómetros hacia el norte de Luang Prabang, donde se puede disfrutar del ritual matinal en que se ofrecen las donaciones de alimentos a los monjes, Luang Namtha se puede recorrer en un trekking de tres noches.

La caminata se inicia en una villa de la etnia nam ha, de chozas de paredes de bambú con mesas hechas de ratán, decenas de ristras de ajo secándose al sol, provisiones de leña y donde se ve a mujeres hiladoras. A través de un paisaje de montaña y selva alucinante, los guías hacen probar diferentes hierbas y hongos, explicando su uso, algunos de los cuales ya se van recolectando para las comidas.
Tras almorzar rústicamente con las manos arroz, verduras, cerdo, bambú y ratán dispuestos sobre hojas en el piso, prosigue una hora y media más de trekking entre el follaje para arribar a una plataforma de cañas techada, ubicada junto a un riachuelo, que oficia de dormitorio abierto.

La segunda etapa arranca bien temprano y consiste de una caminata de cinco horas bastante dura. Sobre las cuatro de la tarde se arriba a un precioso pueblito de casas coloridas pertenecientes a la etnia akha, donde se pasa la noche. A la mañana siguiente se inicia el regreso en descenso.

Bardiya (Nepal)

En camino al paso fronterizo de Bhimdatta hacia India, se desciende en Ambassa, en el medio de la nada, por lo que hay que tener cuidado a qué hora se llega. Luego vienen 12 kilómetros atravesando pueblitos de adobe que deben hacerse en algún transporte contratado.

La aventura, que cuesta alrededor de US$ 30, es para valientes porque implica una inmersión a pie en la sabana, donde abundan los animales salvajes, con un guía experimentado pero armado únicamente con un palo largo que nos informará de los diferentes modos de huir de las fieras.

El paseo, por un paisaje árido y con 40ºC, consiste en unas 10 horas, en las que se pueden ver ciervos, jabalíes, águilas, cigüeñas, pavos reales, monos, rinocerontes, elefantes y tigres en su hábitat natural. Para almorzar y descansar se sube a una torre de avistamiento (y protección, en caso de ataque).

Al conversar con los guías se puede saber un poco más sobre, por ejemplo, los chupadores de sangre, personas que poseen el don de extraer el veneno de picaduras de serpientes, por medio de intensos rituales de muchas horas de humo y alcohol, en los que pueden perder la memoria o volverse locos.

Bukit Lawang (Indonesia)

Desde el aeropuerto de Medan, en la isla de Sumatra, una de las principales entre las miles que posee el país, es posible tomar un ómnibus hasta Binjai y, de allí, una van. El paisaje es tropical, de vegetación profusa, casas a dos aguas, ríos selváticos y montañas de frutas por doquier.

Por US$ 50 se puede realizar un trekking por la selva de dos días, con todo incluido; por supuesto ese todo siempre será muy rústico y auténtico. La caminata es un éxito y no es nada difícil cruzarse y observar un buen rato diversas razas de monos y, el principal objetivo, decenas de orangutanes de todos los tamaños.

Si se es afortunado (o no) es posible cruzarse con la orangutana Mina, llamada the Queen of the Jungle, liberada tras un periodo en rehabilitación y famosa por haber mordido a 70 guías. Lo interesante de Mina es que si cree que tenés que alimentarla, te perseguirá hasta conseguirlo.

Bako (Malasia)

Desde Kuching, en la parte malaya de la isla de Borneo, se puede llegar en una hora de ómnibus a Bako. Este parque nacional, sensiblemente más económico que el resto, cuesta US$ 5 por el ingreso y ofrece cabañas y camping.

Tras 20 minutos de barco para adentrarse en la jungla, se arriba al complejo, desde donde surgen varios senderos que pueden recorrerse libremente; tres días completos son suficientes. Si uno es cauteloso, se queda en silencio y procura alejarse de turistas ruidosos, podrá observar pintorescos monos prosbocis, macacos, jabalíes y cientos de aves. Además, es posible disfrutar de agrestes acantilados así como darse chapuzones en hermosas cascadas y playas acunadas por la selva.

Se recomienda tener buen calzado y pantalones largos porque abundan las serpientes venenosas, especialmente después de la lluvia.