Batch cooking: cocinar de a mucho para estresarse poco

Planificación, compras organizadas y un día dedicado a cocinar, son las claves de un sistema que ahorra tiempo, dinero y complicaciones. Estas son sus clave

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19 de agosto de 2019 a las 05:00

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Entre el “¿hoy qué se come?” y el “no tengo tiempo para nada”, transitan los días de tantas familias que intentan combinar, la mayoría de las veces sin éxito, las obligaciones con la intención de comer comida preparada en casa, en lo posible saludable y además, conveniente para que las cuentas a fin de mes no queden en rojo.

No es una tarea fácil, pero hay estrategias, técnicas y consejos de organización que ayudan a que esta intención se transforme en realidad y que, sobre todo, no agregue más preocupaciones a días que ya suelen ser estresados más allá de la comida.

Cocinar en lote (los anglosajones le llaman batch cooking) es una práctica que viene de años de expertos en economía familiar pero que vuelve con todo a fuerza de necesidad. Instagram ha sido uno de sus grandes vehículos y es un buen lugar para comenzar a curiosear sobre esta técnica con millones de adeptos, buscando con hashtags tales como # batchcooking #batchcookingday #batchcookingsunday

Más allá de las modas en redes sociales, el batch cooking o cocina en lote se define en términos tan simples como estos: cocinar un día para toda la semana y planificar las compras y el tiempo para que esto sea posible. Todo lo anterior con el agregado de elegir productos frescos, de estación y saludables.

En la teoría es la ecuación perfecta; en la realidad lleva algo de trabajo, mucho de adaptación y aún más de voluntad férrea para mantener un sistema que puede costar pero da sus frutos sobre todo porque colabora en la confección de un menú variado y sabroso y en el ahorro no solo de dinero, sino también de alimentos mal aprovechados que en este caso no terminan en la basura.

“Todos sabemos lo que es llegar a tu casa de tardecita, cansados luego de un día de trabajo, y enfrentarse a la tarea enorme de decidir qué comer y hacer la cena. Al final terminamos con el delivery o un básico que no deja contento a nadie”, explica Rosana Ledo, cocinera profesional que en Uruguay dicta cursos de batch cooking regularmente. Sus consejos se basan en el sentido común y las tradiciones milenarias de la cocina pero se revalorizan en épocas donde sin dudas es más sencillo comprar uno de los muchos ultraprocesados que ofrece el mercado.

Rosana Ledo

Al super con la lista

El proceso comienza en la propia decisión de compra. Dependiendo del estilo de vida y de la disponibilidad de tiempo, es posible elegir ir una vez al mes a comprar los ingredientes a granel (harina, arroz, legumbres, pasta, entre otros) al supermercado o mercado favorito y una vez por semana reforzar con la feria, carnicería y almacén. Esta es una buena manera de no comprar más de lo que se necesita pero lo fundamental, dice Ledo, es hacer de antemano la famosa lista del super y hacerla a conciencia. “Si vas sin ideas lo más seguro es que compres cosas que no necesitás o que no planeaste cómo usar esa semana y que al final terminarán en la basura, sobre todo en el caso de frutas y verduras”.

Esa lista debe basarse en la planificación de menús semanales equilibrados, para lo cual la cocinera recomienda usar planillas con colores diferentes que representen a cada uno de los grupos de alimentos que conviene incluir en la dieta familiar. De esta manera se ve muy gráficamente si hay un exceso de carne, de harina o se repiten demasiado determinados platos. De esta manera el amarillo se puede usar para el día de pollo, el verde para los platos basados en verduras, el azul para el pescado (al que hay que encontrarle más de un ingreso en la dieta semanal), el rojo para la carne roja, el violeta para la pasta y el naranja para preparaciones con legumbres tales como porotos, lentejas o arvejas.

“Es cierto que a veces da pereza sentarse un rato a planear un menú pero los beneficios que se derivan de esa inversión de tiempo son muchos”, dice Ledo. Con el menú a la vista se pueden planear muchas de las comidas para que queden casi totalmente preparadas para luego ser calentadas o como máximo horneadas a la hora de la cena, cuando la energía decae. Ese mismo menú es la fuente principal de datos para confeccionar la lista de compras. Es además una buena forma de organizar las viandas de los niños y adolescentes pero también de los grandes, para evitar comer siempre afuera o caer nuevamente en el delivery a la oficina.

A la vuelta de la compra es vital organizar todo inmediatamente, para evitar el “lo hago después” que se transforma en “no lo hago más”: ordenar los ingredientes secos en los recipientes correspondientes, lavar y guardar las frutas y verduras, congelar los productos crudos que se deseen mantener por más tiempo o directamente comenzar con el proceso de cocinar algunos de estos alimentos.

A la hora de cocinar hay que pensar en grande, dice Ledo. “¿Por qué hacer dos porciones de salsa de tomate si da el mismo trabajo hacer 10 porciones? Esa salsa de tomate te va a servir para una pizza, para una pasta, como base de un guiso y hasta para una milanesa a la napolitana”.

Todos los ingredientes son buenos a la hora de pensar el batch cooking, pero vale la pena pensar en algunos que pueden variar un poco la dieta más tradicional. En vez de cocinar una taza de quinoa para acompañar una comida, cociná tres y guardala para que luego se convierta en una guarnición, en una ensalada thai (con mango, cilantro, cebolla roja, tomates cherry, jugo de lima o limón y camarones frescos) o en una hamburguesa de pescado con salsa de mostaza y miel.

Si el día de batch cooking dejaste en la heladera hojas verdes limpias, una vinagreta pronta, legumbres cocidas (lentejas, por ejemplo), vegetales asados, pollo o pescado a la plancha o al horno y una masa de falso hojaldre, podés usar esas seis preparaciones para los siguientes platos que sugiere Rosana: pollo o pescado con ensalada verde o con ensalada de legumbres, una ensalada verde de base con legumbre y pollo o pescado, una tarta de vegetales asados (sumarle huevos y queso para que quede gustosa), tarta de pollo con vegetales, salpicón de ave, empanadas de pollo o de vegetales, croquetas, omelettes y tortillas.

Otra de las reglas cardinales de este sistema es que nada se desperdicia, porque todo se usa y recicla. En este esquema de ahorro, cocinar en lote también sirve para minimizar el uso de energía ya sea gas o electricidad.

Ledo concluye que se puede comer sano y rico sin cocinar todos los días, sin hacer compras de último momento todos los días y sin tanto delivery. “Es cierto que hay que dedicar un día, que incluso puede ser el sábado o el domingo, a preparar y cocinar todo, pero luego se agradece el resto de la semana y se disfruta de comida rica y variada”.

Consejos
Verduras de hoja. Apenas se compra la lechuga, rúcula, espinaca o cualquier otra verdura de hoja, hay que lavar en abundante agua, centrifugar en un utensilio que se usa con este fin y se consigue en casi cualquier bazar, y guardar en un recipiente hermético, separando las capas de hojas con servilletas o papel de cocina, que se encarga de absorber la humedad y mantener la verdura fresca y con buen aspecto hasta por una semana. Con este paso adelantado hacer una ensalada de verdes es cuestión de minutos (lechugas, rúcula, espinaca y hierbas a las que se les puede agregar algún queso) y también es posible tener diferentes aderezos guardados en botellitas en la heladera.
Otras verduras. Zapallitos, berenjenas, cebollas, puerros, morrones y más se pueden cocinar al horno el primer día de compra, para luego ser guardados a veces en conjunto (para hacer una guarnición de verduras bien condimentada con oliva y especies o incluso el relleno de una tarta que luego se enriquece con huevo y queso o crema) o individualmente. Zapallitos y berenjenas se puede hornear con un toque de aceite cortados en rodajas longitudinales. Luego esa lonja de berenjena horneada se puede convertir en un paté para una picada (agregando aceite de oliva, limón, tahine y especies a gusto y procesando) o en un rollito delicioso con jamón crudo, rúcula y queso crema. Cortar en lote cebolla, morrón, zanahoria y choclo y congelar en bolsas separadas, para luego tener una base de sofrito para cualquier plato. Lo mismo en el caso del ajo, que suele dar mucha pereza picar. Se colocan varios dientes juntos en una procesadora y se almacenan en un frasco de vidrio cubiertos de aceite, para usarlo en cualquier momento.
Frutas. Si bien lo ideal es consumirlas frescas, todas se pueden congelar y esta es una forma ideal para aprovechar las de estación. Cuando las frutillas están en su mejor punto de dulzor (y su precio más conveniente) es hora de lavarlas, secarlas en un repasador, cortarlas o congelarlas enteras en bolsas herméticas con la fecha de envasado. Durante seis meses en el congelador y se pueden usar en licuados, rellenos de budines y postres.
Masas. Se puede hacer una receta básica y congelarla en porciones, cruda. Luego se descongela, estira y al horno. También es posible congelar scones o muffins crudos o ya horneados, al igual que la pizzas sin salsa.
Pastas. Se pueden preparar de antemano y dejarlas un minuto menos del tiempo indicado en el envase. Con la salsa hecha en lote y congelada en porciones, al llegar a casa solo hay que recalentar la pasta con la salsa y está pronta la cena. También se puede congelar hecha o cruda, si es fresca.
Carnes. Todas las carnes se pueden cocinar de antemano para ser usadas en churrascos o filetes o en otras preparaciones. Si compraste lomos de pescado o supremas de pollo conviene hacerlas todas juntas a la plancha o al horno por ejemplo; luego sirven para un plato básico pero sabroso de churrascos con guarnición de verduras, quinoa, cous cous o arroz, además de una buena ensalada variada, pero también para hacer strogonoff de pollo o un pescado al horno con crema o al curry con crema de coco.
En papillote. Es posible incluso crear pequeños paquetitos (se llaman papillote) envueltos en papel de cocina, que luego se sacan del freezer directo para ir al horno. Esta es una forma ideal de comer pescado, por ejemplo. Cortar un cuadrado de papel, hacer una base de verdura, quinoa o cous cous, agregar el pescado crudo para una porción y condimentado a gusto por arriba y terminar con un buen aderezo de jugo de limón y hierbas o de crema de coco y curry, además de rociar con aceite de oliva. Cerrar el paquetito y llevar al freezer en un recipiente o bolsa junto con el resto de las porciones.
Sabores. Rosana Ledo aconseja tener siempre hierbas frescas, ya sea compradas o cultivadas incluso en macetas, frutos secos, semillas y legumbres
Descongelar. El mejor método es retirar del freezer el recipiente o bolsa un día antes y dejar que descongele en la heladera. Si no hay tiempo se puede mantener a temperatura ambiente, pero no por demasiadas horas. La última opción y la menos deseable es la de usar el microondas.
Dos ideas con un mismo ingrediente

El día de cocina en lote prepará dos tazas de quinoa y podés, con el agregado de medio kilo de pescado, tener prontas dos comidas de una vez.

Ensalada thai de quinoa. Agregale a dos tazas de quinoa cocida medio mango cortado en cubitos, media cebolla en pluma, tres cucharadas de cilantro picado, 10 tomates cherry en cuartos y condimentá el jugo de media lima o limón, tres cucharadas de aceite de olvida, sal y pimienta. Al final saltá unos 12 a 15 camarones frescos y agregá a la preparación.

Rosana Ledo

Hamburguesas de pescado o quinoa. Procesá medio kilo de merluza con media taza de quinoa cocida, 2 filetes de anchoa (en conserva), 1 cucharada de alcaparras, 1 clara de huevo, 1 cebolla, 2 cucharadas de cilantro, ralladura de limón y panko. Formar mini hamburguesas y hornearlas en asadera aceitada. Se pueden congelar crudas o ya cocidas. Se acompañan con una salsa de 1 cucharada de mostaza tipo Dijon, un cuarto de cucharada de miel, jugo de lima y aceite de oliva.

Recetas. Rosana Ledo

Qué necesitás

Rosana Ledo

  • Freezer
  • Bolsas herméticas
  • Separadores y film plástico
  • Papel manteca y aluminio en rollo
  • Recipientes adecuados. De vidrio y transparentes idealmente para guardar ingredientes a granel en la alacena o estantería de la cocina, para que todo esté a la vista y se pueda ver rápidamente qué falta o de qué producto tenemos mucho. En los casos que sea necesario no olvidar incluir fecha de vencimiento y no mezclar ingredientes con diferentes fechas de vencimiento. Para la heladera lo ideal son también los recipientes de vidrio con tapa, pero no siempre es posible por espacio y costo. Los de plástico de buena calidad también sirven, aunque deben renovarse periódicamente porque suelen quedar manchados con algunas comidas y pueden absorber olor.
  • Olla a presión. Ahorra mucho tiempo de cocción y deja muy blandos los alimentos.
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