Coco Echagüe en el estudio de A todo o nada
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Coco Echagüe: el rating, la eventual vuelta de Nietos del Futuro y por qué sigue siendo vendedor de impermeabilizantes

El conductor de A todo o nada habla sobre su nuevo ciclo en Teledoce, sobre la responsabilidad de entretener, y qué piensa de un eventual regreso de Nietos del Futuro
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26 de junio de 2023 a las 11:29

Coco Echagüe no descansa. Solo es cuestión de ver su agenda actual, que incluye las maratónicas sesiones de grabación de su programa más reciente, A todo o nada, el ciclo de juegos de Teledoce que empezó a emitirse a fines de mayo y según las últimas mediciones de audiencia, está entre los más vistos de la tele abierta.

A eso se suma el rol de coconductor de Desayunos Informales en ese mismo canal que ejerce desde 2017. Y los ensayos y funciones de Bajo terapia, la obra que viene agotando (y agregando) funciones en el Teatro Movie. Y sus shows musicales. Y el trabajo que tiene hace quince años como vendedor de una empresa de impermeabilizantes, el único, dice, que no se le pasa por la cabeza que en algún momento pueda dejar.

Parecería, entonces, que a Echagüe le queda poco tiempo para descansar. Pero no, él dice que sí. Que aprendió a hacerlo estando en actividades. Que siempre hizo más de una cosa a la vez, incluso en los momentos en los que su carrera mediática y musical estaba en sus picos de éxito. Nietos del futuro sonaba por todas partes, llenaba estadios en Bolivia, recorría Argentina y cantaba en el Festival de Viña del Mar, pero de lunes a viernes Coco marcaba tarjeta en una empresa fabricante de trofeos.

Cuando con Loco de vos arrastraba a masas de niños y niñas y ya tenía un camino trazado como figura en la televisión, tampoco dejó esos trabajos en apariencia más tradicionales y aburridos. A esta altura ya está acostumbrado al chiste “¿qué, la tele no da?”, pero se niega a abandonar el rol de vendedor, porque siente que le da un acceso privilegiado a la calle, al público. Al verdadero rating de los programas, dice.

Así que Coco Echagüe descansa y trabaja al mismo tiempo. Reconoce que sus jornadas son extensas, pero las disfruta. Y en la previa de una de las grabaciones de A todo o nada, en la cantina de Teledoce, conversó con El Observador sobre sus distintas facetas, sobre la responsabilidad de entretener y hasta sobre una fantasía de un eventual regreso de Nietos del Futuro.

¿Entre los dos programas, la obra, tus shows: cuándo parás?

Creo que aprendí a descansar de alguna forma en las actividades. Me parece que es fundamental. Porque cuando uno se enrosca demasiado empieza a aparecer el estrés. Tratando de buscar el equilibrio correcto o darle la energía que merece cada actividad, creo que es una de las formas de lograrlo. Es lo mismo que cuando se dice, “trabajé todo el año y me voy diez días de vacaciones”. Si hacés eso sos un desgraciado. Tenés que aprender de alguna forma a, durante el año, durante las actividades, descansar un poco, porque después te vas esos diez días y no lo disfrutas. Decís “qué corto se me hizo”. Yo trato de hacerlo; ir de un lugar al otro, pero por lo menos tratar de descansar, de que me haga bien, hacer realmente las cosas que me gustan. Por ahí voy buscando el equilibrio.

Es una cuestión de dosificar esfuerzos, entonces.

Totalmente. No todas las actividades que hago necesitan la misma energía. Ahora estoy haciendo A todo o nada que no es la misma energía que necesita Desayunos Informales, que son chispazos. A veces voy con todo y a veces descanso. Cuando termino de grabar A todo o nada sí termino cansado. Pero es otra la actitud, la energía. Y en mis otras actividades también trato de ir dosificando.

Coco Echagüe

¿Qué te llevó a aceptar la conducción de A todo o nada?

A todo o nada es un proyecto que venía del 2019. Nosotros íbamos a hacerlo ahí, antes de la pandemia. A mitad de ese año empezamos a trabajar con la idea de hacer el formato, y se postergó para 2020. La idea era grabar en Buenos Aires, en el estudio que se usó allá para el programa. Teníamos previsto viajar el lunes 16 de marzo, pero el viernes 13 fue cuando se detectaron los primeros casos en Uruguay. Entonces no viajamos, porque además el formato precisa como 50 personas en el estudio, hay juegos donde participan diez o doce, y no se podía hacer. Se fue corriendo para adelante, y el canal fue buscando otros formatos de entretenimiento que se pudieran hacer con poca gente, incluso a nosotros en Desayunos nos separaron en el estudio. A principios de este año se retomó el formato, que ya se había comprado y se iba a hacer en algún momento. Y ahora estoy en Disney.

Al programa le ha ido bien en rating.

Está buenísimo que la gente lo acompañe, sin lugar a ninguna duda. Ahora, cuando estoy haciendo el trabajo, no estoy pensando en eso. Siempre trato de meterme en un proyecto en el que creo que le puedo brindar a esa propuesta. Entonces, cuando a mí me gusta, trato de brindarle todo lo que se pueda, para mí es por ahí.

Algo que tiene en común todo lo que has hecho en televisión es el entretenimiento. ¿Sentís que es tu propósito, entretener?

En todo me propongo eso. Si lo llevo a Desayunos Informales, pienso por ejemplo en lo que pasaba en la pandemia, si bien trataba de que la gente de alguna forma del otro lado se divirtiera, sabíamos que en ese mismo momento había familias que estaban perdiendo algún familiar, un amigo, entonces había que dosificarlo de alguna forma. Pero sí, creo que mi columna vertebral es tratar de entretener en todo, no solo en la tele. Hasta en la época de Nietos del Futuro estaba eso, y hoy por hoy, que tengo una banda con la que canto otro tipo de música, en los interludios trato de lograr una sonrisa, porque es lo que me nace. Lo que me llevo para mi casa es que al menos una persona se divirtió. En el programa me pasa lo mismo.

Además de su rol en A todo o nada, Echagüe es uno de los conductores de Desayunos Informales

O sea que así como te definís como “atrevido profesional” por las distintas actividades que hacés sin tener formación para ellas, serías también un “entretenedor profesional”.

Hay un dicho que dice “hacer reír es cosa seria” y es tal cual. No podes trabajar haciendo siempre lo mismo o tratando de ser un estúpido. Capaz que en algún momento salgo y juego al ridículo y voy hasta ese lugar, no tengo problema, no le tengo miedo. Pero he tratado de hacerlo siempre en busca de que la gente divierta. Es mi búsqueda.

¿Cómo te llevas con la popularidad?

Me llevo muy bien. Y de hecho por eso acepté ya hace 15 años trabajar en Asfalkote Pennsylvania. Soy el vendedor de la empresa, visito los diferentes barrios. Voy a Belvedere, al Cerro, salgo incluso de Montevideo, voy a Sauce. Voy de verdad a todos los lugares. Cuando entré en 2008 era una patriada, estaba con Loco de vos todavía, se vinieron las ficciones en Canal 10, Porque te quiero así, un montón de cosas. Y de igual forma, cuando probé, lo que más me interesaba era cómo iba a ser el recibimiento en las calles. Llegar allí, que la gente te comentara lo que estabas haciendo, o como me gritaban en algún momento “uh, le comiste la boca a Florencia Peña”. Estaba ese cariño de la gente de las cosas que iba haciendo a nivel televisión. Me iba dándome cuenta si las cosas caían bien, porque si no fuera así no te lo dicen, o te ignoran. Para mí ese es el verdadero rating. Cuando la gente te ve, te saluda, te celebra y te agradece. Al programa en la tele le puede ir más o menos bien o mal, pero cuando recibís eso en la calle es fundamental.

¿Qué te da ese trabajo como vendedor que te ha llevado a mantenerlo 15 años?

El vínculo que hice con los dueños. En un momento pensé en sacar un disco y volver a la música, después lo deseché y fue la empresa que me dijo, “vos sos Coco Echagüe, tenés un nombre, prometiste algo y tenés que cumplirlo. ¿Es por un tema monetario?, vamos a hacerlo”, y lo bancaron. Me animaron a planificar los primeros viajes con mi familia, a tener mi casa. Hay un cariño, un afecto, que de todas las actividades que yo tengo, es la única que no me imagino que pueda dejar. Capaz que mañana puedo dejar de hacer Desayunos Informales. Va a llegar un momento en el que me diga ¿Hasta cuando? Seguramente A todo o nada tenga un ciclo, que puede ser de uno, dos, tres años, o capaz seis meses. Pero en la empresa es el único lugar que miro para adelante y siempre lo veo. Es un lugar seguro.

Por ahí el que lo ve de afuera dice “es alguien que trabaja en los medios, que le va bien, pero sigue vendiendo para una empresa de impermeabilizantes”.

Eso también lo recibo. Los clientes viejos ya no, pero hay gente que se sigue sorprendiendo. Llego a la ferretería y me preguntan si soy del barrio. Les digo que no, y cuando les cuento que estoy laburando, algunos me felicitan. Otros hacen el chiste. “¿Qué, no da la tele? ¿Qué pasó?”, te dicen. No va por ahí. Yo lo disfruto: llegar a la empresa, subirme a una camioneta y salir a recorrer los barrios. Lo disfruto por el cariño que me dan y por lo que me permite recibir de la gente, que de otra forma no lo tendría, viviría en una burbuja. Yo sé lo que dice la gente de mí, y es un plus que no sé cuantos lo tienen. No sé cuantos comunicadores tienen esa posibilidad. Para mí es fantástico.

De todos los rubros en los que te desempeñás, ¿te queda algo pendiente?

Me lo he preguntado varias veces y creo que no. Porque incluso hasta cine hice (en la película La Despedida). Lo que sí estoy muy abierto y muy receptivo a lo que puedan surgir. Si me gusta la propuesta y creo que le puedo dar algo, digo que sí. Ahora, uso el no como necesidad y no como negativa. Si veo que no, es no. Cuando me fui de Nietos del Futuro me propusieron ser manager. Armar la estructura del grupo, cómo pararse, cómo vestirse, qué coreografía, salir a vender, porque también era un poco lo que hacía cuando integraba el grupo, hablar con los empresarios, cobrar, todo eso. Y dije que no, porque ya había cumplido la etapa. Lo mismo me pasó con Loco de vos. Siete años, siete discos, teatro. Ya está. Hay un relojito que cuando dejás de escucharlo es un aviso de que está pasándote el tiempo. Y yo trato de prestarle atención, de hacer una revisión y definir hasta cuándo. Trato de ser honesto, cuando veo que ya no puedo dar lo mismo, o que algo no me cierra, me voy. Me pasó con Nietos de que pasamos de estar en Viña del Mar, en el festival de Cusco, 30.000 personas en Perú, hacer giras, a venir a actuar en Ibiza un domingo a las 4 de la mañana, porque se había partido todo en 2002, y el 2003 y 2004 eran un desastre. Entonces, ¿hasta cuándo? Hablamos con los demás, que estaban más o menos de acuerdo conmigo, se puso una fecha, y se terminó la banda. Y ahí le pude dar cabida a otras cosas, ahí me pude dedicar al teatro, a la televisión, a otras cosas.

¿Hubo algo en esas salidas de no quedar atado a esos ciclos aunque hayan sido exitosos?

¿Sabes por qué? Porque hoy no es siempre. Hoy yo estoy haciendo A todo o nada, Desayunos Informales, una obra de teatro divina, exitosa. Pero eso es hoy. Si me voy dos años para atrás, tenía la tele pero me había quedado sin música, sin Carnaval, sin teatro, sin eventos, sin un montón de cosas. Entonces, hoy no es siempre, en aquel momento el éxito no iba a ser para toda la vida, pero hoy tampoco. De vuelta a lo del descanso: trato de darle la energía correcta al ahora, sin desbordarme ni pasarme, y sin volcar todas las fichas a una cosa porque nunca sabés que puede pasar.  

¿Cómo ves, por ejemplo, que haya generaciones que crecieron viéndote en Loco de Vos y ahora te sigan en otros proyectos, o que se sigan bailando las canciones de Nietos?

Me encanta. Los Nietos se disolvieron hace 18 años y chiquilinas que no habían nacido festejan los 15 y pasan Uka Shaka. Yo fui invitado a cumpleaños donde pasaban la canción y no es que solo me venían a buscar los chiquilines, era un malón de gente que venía para que bailara Uka Shaka. La canción la grabamos en 1999, va a cumplir 25 años y sigue ahí.

Y lo mismo con las coreografías que hiciste para Nietos, Monterrojo y Chocolate, incluyendo la de Mayonesa.

Nos ha pasado que muchas veces cuando vienen coreógrafos de Argentina a Desayunos, algún compañero dice que yo hice esa coreografía y les cambia la cara (risas). Yo les explico que es verdad, pero que no es que fui a Harvard, fue algo que me pareció que quedaba bien. Pero son cosas que están ahí, que es lindo que pasen. Estar en la cultura popular.  

¿Volverías a reunirte con Nietos para un show? Tribuna Olímpica del Centenario, por ejemplo.

Me lo he preguntado. No lo sé, es algo que tiene el signo de interrogación ahí.  Yo creo que para la gente estaría muy bueno. Y vos lo decís, yo creo que metemos una tribuna en el Estadio. O sea, es un grupo que vuelve después de 20 años, por una única chance, una sola moneda. ¿Qué vas a hacer, un Teatro Metro? Lo llenás en tres segundos. Tendría que ser algo más grande.

¿Lo pensarías entonces, si te lo proponen?

Lo que pasa es que me lo han tirado varias veces. Y yo no quiero que suene pedante, ni nada, pero sé que tengo un poco de responsabilidad. Porque era el encargado de armar todo ese rollo. Y como te decía antes, si es algo que me gusta, capaz hasta ya lo hubiera hecho. Ni me gusta, ni no me gusta. Estoy en el medio. Por eso te digo que no lo sé. Tendría que hacer una investigación a ver en qué está el resto también, que no sé por dónde andan.

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