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Con las encuestas en contra, Trump se radicaliza

El presidente, tocado por la pandemia, la crisis económica y las protestas sociales, ve erosionarse su apoyo a cinco meses de las elecciones

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10 de junio de 2020 a las 05:03

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A cinco meses de las elecciones de Estados Unidos, Donald Trump lleva las de perder. Es lo que muestran los sondeos más recientes, que dan una ventaja de alrededor de 10 puntos al candidato demócrata Joe Biden, exvicepresidente de Barack Obama, según una nota de The New York Times de este martes.

“Es una mejora de cuatro puntos sobre la ventaja que tuvo de una serie similar de encuestas” realizadas entre finales de marzo y principios de abril.

Desde entonces, el coronavirus superó la cifra de 100 mil muertes en el país –el más golpeado en términos absolutos en el mundo– , las solicitudes de subsidio de desempleo treparon sobre los 40 millones –aunque el último informe mostró una recuperación de los puestos de trabajo–  y, como colofón, se produjo desde hace dos semanas la ola de protestas raciales más grande en medio siglo.

La suma de esos acontecimientos –una nota del Financial Times los identifica como “tres desastres debilitantes” – le han dado un vuelco al tablero electoral. Nada, sin embargo, indica que dentro de cinco meses el panorama sea similar y el presidente pierda su ansiada reelección.

El informe The New York Times apunta a una erosión muy amplia del presidente Trump en todos los grupos demográficos, con mayor debilidad en el de las mujeres.  Pero también hay un declive pronunciado entre los votantes blancos sin un título universitario.

JOHANNES EISELE / AFP

Mientras Biden mejora entre los electores más jóvenes, puntea entre los mayores y, sin embargo, “no ha logrado ganancias sustanciales con los votantes no blancos” aún con los sucesos vividos durante estas dos semanas a raíz del asesinato de George Floyd.

El verbo y la impronta de Donald Trump no parecen resentirse a pesar de este panorama en apariencia desolador La nota citada de Financial Times indica que el presidente muestra poco interés en gobernar “pero sí desea ardientemente ser reelegido”.

Los problemas se le acumulan en la sala de máquinas. Durante este par de semanas de protestas, en la que pasó de lamentar  la muerte de Floyd a llamar matones a quienes se manifestaban en las calles y calificar de héroes, también en general, a los policías, recibió dos golpes nobles.

Uno,  de su propio secretario de Defensa, Mark Esper, que se distanció de la “amenaza” presidencial de desplegar las fuerzas militares para contener las protestas. Habrá que ver la suerte de Esper en los próximos días o semanas.

El otro, del general retirado James Mattis, quien ocupó el mismo cargo que Esper y que salió de la administración Trump por discrepancias sobre el retiro de las tropas de Siria. Mattis fue más allá de Esper: acusó a Trump de ser el primer presidente que no trata –“ni siquiera pretende intentarlo”– , unir a los estadounidenses y pidió hacerlo responsable por la burla de la Constitución.

Además en las propias filas republicanas, ha “sumado” en su contra voces muy importantes. Como la de Colin Powell, máximo jefe militar y diplomático de Estados Unidos durante varias presidencias del Partido Republicano.

“Tenemos una Constitución. Tenemos que seguir esa Constitución. Y el presidente se alejó de ella”, dijo, en términos muy similares a los expuestos por Mattis.

Tampoco cuenta con el favor del senador Mitt Romney, candidato presidencial en las elecciones de 2012, quien ya expresó su rechazo a Trump durante el proceso de impeachment.  Y aún más arriba en el escalafón el expresidente George W. Bush no se quedó en silencio frente a las protestas raciales y dijo que era el momento de que Estados Unidos “examine sus trágicos fracasos”

El exmandatario, en un dardo directo a Trump, añadió que “los que se proponen silenciar no comprenden el significado de lo que es Estados Unidos”.

Cuánta resonancia tendrán esas voces en el electorado que sigue a Trump y que lo llevó, cuando parecía impensable, a la Casa Blanca es algo que solo se dilucidará en los próximos cinco meses.

La estrategia de dividir y vencer asociada al mandatario es la que le ha rendido frutos y en ella ha insistido incluso en los meses más peliagudos de la pandemia: peleando con los gobernadores por las medidas de confinamiento, arengando a sus partidarios a la protesta –entonces sí– y divisando, y atacando, en el escenario mundial a “los enemigos”: la “complaciente” y “poco transparente” OMS, o la China que incubó, cómo no, el “virus chino”.

Hay quienes advierten que esa estrategia no le dará resultados en este año electoral ante la suma de adversidades que cosecha, pero hay otros, como el historiador y ensayista David Rieff, que en una nota con La Nación de Buenos Aires aporta otra mirada: las protestas –estas últimas que ha conmocionado a Estados Unidos y a más de medio mundo– le serán útiles a Trump.

“Las protestas van ayudar a Trump porque el miedo es de mucha utilidad para el populismo (…) la violencia no es el corazón de las protestas , pero para personas de derecha los motines, las manifestaciones violentas y los ataques contra la policía, generan miedo, y el populismo se sirve de esto”.

Rieff, que ironiza sobre Canadá, que tiene que negociar con dos personajes “satánicos” como Trump y (Andrés Manuel) López Obrador, advierte que el presidente estadounidense le sacará partido a “hablar de la anarquía y no de su gestión catastrófica del coronavirus y de la economía”.

Pero a la vez, y como ventaja quizás frente a su rival demócrata, Trump se ha mantenido en el centro de los acontecimientos. “Con todos sus errores, la imagen de un presidente activo y al pie del cañón contrasta con la de un rival tratando de dar lecciones desde su sótano”, apunta una nota de El País de Madrid.

La referencia al sótano es porque Joe Biden, resguardado durante tres meses por la pandemia en su casa de Wilmington (Delaware), ha aparecido por medio de discursos pregrabados y entrevistas en Zoom, hasta que la fuerza de las protestas contra la brutalidad policial y el racismo lo han sacado del confinamiento.

“No se gana a un presidente jugando a la defensiva”, refiere  El País la advertencia formulada por  David Axelrod y David Plouffe, estratega y director de la campaña de Barack Obama, en un artículo en The New York Times.

La nota del diario neoyorquino sobre el ámbito electoral, citada previamente, bajo la firma de Nate Cohn –que cubre elecciones, encuestas y demografía- cree que Trump corre el riesgo de que los factores actuales en su contra “jueguen un papel decisivo” y reitera la fortaleza de Biden entre los votantes blancos y aquellos sin título universitario. “Ganaría incluso si las encuestas estuvieran exactamente tan equivocadas como hace cuatro años.

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