Leonardo Carreño

Consejos para empezar a correr y no desistir en el primer intento

Una serie de tips para todos aquellos que buscan calzarse los championes de running por primera vez

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04 de septiembre de 2019 a las 05:03

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Para estar en movimiento, para fortalecer la masa ósea y el sistema cardiovascular, para mantenerse en forma, para ejercitarse sin gastar fortunas y, sobre todas las cosas, para conectar con uno mismo y desafiarse constantemente. Esas son algunas de las tantas ventajas que puede brindar el hábito de correr, que va mucho más allá de lo deportivo.

Aunque muchos cuentan con la suerte de vivir cerca de la rambla o de espacios verdes amplios, cualquier persona (que no tenga alguna contraindicación médica) con ganas de moverse, puede encontrar su espacio para correr. Además, este deporte no implica gasto de dinero ni ajustarse a horarios que no se corresponden con su realidad. Entonces, las excusas estructurales quedan anuladas si existe la voluntad y tiene ganas de comenzar a explorar hasta dónde es capaz de llegar su cuerpo.

Y, por supuesto, la pregunta que viene aparejada con todo esto es ¿cómo empiezo a correr? Porque si nunca lo hizo, no puede arrancar exigiéndose al máximo para amanecer al otro día todo dolorido y no retomar el entrenamiento jamás. Tampoco puede caer en conceptos errados y compararse con un atleta profesional o personas que corren distancias de varios kilómetros. 

El running es uno de los deportes que permite mayor independencia y libertad, porque nadie más que uno mismo conoce su cuerpo. Por eso, generalmente las personas que comienzan a correr lo hacen a su voluntad, cada uno tiene sus propias estrategias y buscan la forma que les sea más provechosa. De todas maneras, existen algunos consejos que pueden servir para hacer de esta, una actividad más beneficiosa para su salud y motivación personal. En ese sentido, El Observador consultó al entrenador y atleta Eduardo Gregorio, quien compartió una serie de tips para tener en cuenta antes de calzarse los championes y desafiar al viento.

Los consejos de un experto
  • Por más que sea sano, debería consultar a su médico de confianza para comentarle que quiere empezar a correr y, si el profesional considera necesario, le realizarán estudios correspondientes.
  • En lo posible, acuda a un entrenador o profesor certificado que le arme un plan que se adapte a las distancias que quiere correr. “Un plan de entrenamiento es una guía muy importante para quien comienza y hay que tener especial cuidado en ir paso a paso, sin saltearse etapas”, afirma el atleta.
  • Realice trabajo de fuerza, porque es fundamental fortalecer la musculatura para tolerar mucho más las cargas del entrenamiento y prevenir lesiones.
  • La constancia es vital. 
  • Hay que entender que cuando recién se comienza, no se puede entrenar todos los días.
  • Dos veces por semana, al menos, se deben realizar trabajos de fuerza.
  • Si nunca corrió, lo ideal es que alterne entre caminata y trote suave y llegue a un máximo de 3 o 4 kilómetros, para después ir aumentando de forma progresiva. Si ya ha corrido y tiene buenas condiciones físicas, puede empezar con la misma distancia pero solo de trote, de 2 a 3 veces por semana.
Una rutina

Gregorio no es partidario de los entrenamientos genéricos que se pueden encontrar en distintos portales en Internet, porque sostiene que los planes “deben ser personales y no algo estándar”. De todas formas, compartió una semana básica de entrenamiento para principiantes.

  • Lunes: Circuito de fuerza + 2 kilómetros de trote.
  • Martes: 500 metros caminando + 500 metros de trote (repetir 3 veces).
  • Miércoles: Libre.
  • Jueves: Circuito de fuerza + 2 kilómetros de trote.
  • Viernes: Libre.
  • Sábado: 500 metros caminando + 500 metros de trote (repetir 4 veces).

El entrenador explicó que la idea de este tipo de planes es que a medida que la persona se vaya sintiendo mejor, se puedan ir aumentando los tiempos de ejercicios de fuerza y de trote –hasta sacar la caminata–.

¿Qué comer antes de correr?
El nutricionista Miguel Kazarez advirtió que las personas que recién comienzan a correr no deben consumir bebidas energéticas, geles, o ciertos suplementos que, en realidad, son útiles para atletas profesionales o gente que corre largas distancias kilómetros. Con una alimentación saludable es más que suficiente.
La recomendación del nutricionista es realizar la ingesta 2 o 3 horas antes de correr. La cantidad depende de la exigencia del entrenamiento. Lo ideal es ingerir pocas grasas y lácteos –que pueden generar malestar estomacal– y consumir carbohidratos de fácil digestión como unas tostadas, unos panqueques de avena o yogur con cereales, por ejemplo.
Hidratarse antes, durante y después de correr.
Otros consejos
  • Fundamental: ropa cómoda. No es necesario tener el mejor outfit para empezar a correr, pero sí es importante buscar un buen calzado para evitar lesiones y ampollas.
  • Lo ideal es usar prendas de microfibra con una tecnología que permita repeler el sudor hacia la superficie de la tela. En verano aportan frescura y comodidad. En invierno, permiten transpirar sin que la ropa quede mojada y que eso luego te afecte cuando termines de entrenar y el cuerpo entre en frío.
  • Los días que hace frío cubrir la zona del cuello es importante. En ese sentido, los cuellos tubulares –conocidos como buff, por la marca homónima que los popularizó– son la prenda por excelencia. El diseño original es de microfibra, se seca fácilmente y permite cubrir las orejas, la nariz y la boca. Además, en verano se puede utilizar como gorro o vincha.
  • Nunca saltearse los ejercicios de elongación y flexibilidad. El estiramiento –esencial, sobre todo, al final de cada entrenamiento– es fundamental para una recuperación más pronta y para prevenir dolores musculares y lesiones. No olvidarse de estirar el tren superior.
  • Para motivarte, armate una buena playlist con los temas que más energía te inspiren.
Murakami y una pluma capaz de inspirar
Recomendación especial para los amantes de la lectura y los eternos luchadores del trabajo de escritorio: leer De qué hablo cuando hablo de correr (2007) del novelista japonés Haruki Murakami. Con sus pasiones y obsesiones a fuerza de puño bien expuestas, el escritor cuenta como se apropió del running como arma de liberación y autoconocimiento.
La primera motivación de Murakami cuando empezó a correr con 33 años, probablemente sea compartida por muchos: quería salir de una vida sumida en el sedentarismo, en el aumento de peso y en el consumo de tabaco. Así, en el otoño de 1982 el escritor cambió el rumbo de su vida y conjugó su amor por las letras con el desafío de correr, cada vez, un poco más.
Algunos fragmentos de De qué hablo cuando hablo de correr
“Había hecho footing casi todos los días, había corrido por lo menos un maratón al año (contándolos, he corrido veintitrés hasta ahora) y, además, había participado en incontables carreras de todo tipo de distancias, tanto largas como cortas, por todos los lugares del mundo. Correr largas distancias siempre había ido bien con mi naturaleza. Simplemente, disfrutaba corriendo. Correr era para mí, de entre las numerosas costumbres adquiridas a lo largo de mi vida, tal vez la más provechosa y la que más sentido tenía. Y creo que, gracias a haber corrido ininterrumpidamente durante veintitantos años, mi cuerpo y mi espíritu se fueron formando y fortaleciendo”.
 “En esa época me fumaba sesenta pitillos al día. Los dedos me amarilleaban y todo el cuerpo me apestaba a tabaco. Y eso, se mirara como se mirase, no podía ser bueno para la salud. Si en adelante quería llevar una larga vida como novelista, tenía que encontrar un medio adecuado de mantener mi peso y mi fuerza física”.
"No hacen falta compañeros ni contrincantes. Tampoco se necesita equipamiento ni enseres especiales. No hay que ir a ningún sitio especial. Con un calzado adecuado y un camino que cumpla unas mínimas condiciones, uno puede correr cuando y cuanto le apetezca".
“Cuando siento la necesidad de correr más rápido, simplemente incremento la velocidad. Pero, si aumento el ritmo, acorto el tiempo de carrera, así que procuro conservar y aplazar hasta el día siguiente las buenas sensaciones que experimenta mi cuerpo al correr. Idéntico truco utilizo cuando escribo una novela larga: dejo de escribir en el preciso momento en que siento que podría seguir escribiendo. Si lo hago así, al día siguiente me resulta mucho más fácil reanudar la tarea”.
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